La iluminación es una de las armas más poderosas que tiene la decoración de interiores, y no solo por ser necesaria, sino por su poder transformador tanto a niveles prácticos como decorativos o espaciales, su potencial para realzar los espacios, su inestimable funcionalidad y su capacidad para aportar calidez y sensación de hogar. Sin embargo, aunque la cuidamos en estancias como el salón o el dormitorio, en la cocina solemos olvidarnos del importante papel que juega en el día a día. Para que no tengas ninguna duda, resumimos nuestro particular proyecto lumínico en 10 ideas de decoración. Se acabó el cocinar a oscuras.
1. Baraja todas las posibilidades
A la hora de diseñar la iluminación de tu cocina, debes partir de un lienzo en blanco donde cada elemento puede jugar un papel esencial en la misma. A diferencia del resto de las estancias, aquí la luz puntual no se diseña mediante lámparas de pie o de sobremesa, ya que sus cables y ellas mismas dificultarían el trabajo y el paso, sino que se logra a través de los muebles y elementos. De esta manera, como ocurre en este proyecto de Eba Interiors con mobiliario de Santos, la campana es la encargada de dar luz a la isla.
2. Nuevo papel, nueva iluminación
La cocina es el corazón de la casa. Un lugar donde, además de cocinar, se realizan las comidas diarias, se reúne la familia y también los invitados, se pasan tardes de domingo padres-hijos, se hacen los deberes y, en algunas, también se teletrabaja, ya muchas de nosotras nos hemos montado una estación móvil en la mesa del ‘office’. En función de las actividades que desarrollas, precisarás, además de una luz general abierta, un tipo u otro de iluminación en cada zona, para evitar que no haya sombras ni rincones oscuros. En esta propuesta de Schmidt, los focos empotrados se complementan con la luz de la encimera y la lámpara de suspensión del ‘office’, logrando que cada área esté perfectamente iluminada. Además, al estar abierta, el sol se cuela por el gran ventanal, llegando a todos los rincones.
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3. Luz general
Si hay algo que no le puede faltar a cualquier cocina, independientemente del tamaño, es luz. Una iluminación que haga que nos veamos y veamos bien y no se nos pase por alto nada importante. La iluminación general se basa principalmente en empotrados de techo, bien mediante plafones bien con focos Led, que además controlan el gasto. Algo muy necesario en estos momentos en los que dar al interruptor supone un desembolso importante. Para ver bien, sin modificar el aspecto de los alimentos, es conveniente que se trate de una luz blanca. En este ambiente diseñado por Tinda’s Project, los focos del techo se han situado estratégicamente bajo la encimera, lo que proporciona, al mismo tiempo, luz a esa zona. En la barra, dos lámparas de suspensión son las encargadas de esta misión.
4. Lámparas y apliques
Las lámparas de suspensión han irrumpido con fuerza en la iluminación de la cocina y no solo para alumbrar el comedor o el ‘office’ sino también para la isla o la zona de la península que actúa como barra de desayunos. A su vez, los apliques resultan muy decorativos, proporcionan una dosis de calidez y logran dar luz puntual a esquinas o rincones donde es difícil situar otro tipo de elemento. Pueden ir por libre o a juego con las lámparas de suspensión. En esta propuesta de L’Ottocento, poseen el mismo estilo industrial, pero se ha jugado con el color blanco y el negro. Por cierto, el aplique es articulado, lo que facilita el trabajo diario.
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5. Sobre la encimera
Para trabajar cómodamente y sin sombras en la encimera es necesaria una luz direccional que no deslumbre y permita ver los alimentos y leer las indicaciones de las recetas sin complicación. Focos empotrados, luces bajo los armarios y modelos suspendidos son las opciones más usuales. A la hora de ubicarlas, recuerda que el punto central de luz debe quedar justo en el centro, como en esta propuesta de Garde Hvalsöe que cuenta con tres prácticas luminarias, tipo flexo con brazo articulado, lo que permite ajustar la luz al momento.
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6. Sobre la mesa de comedor
Nada mejor que una (o dos) lámpara de techo para iluminar el comedor o el ‘office’. A diferencia de la luz blanca del resto de la cocina, la temperatura de color de esta zona debe ser más cálida (entre 2.700 y 3.000º K) para proporcionar una atmósfera más confortable y hogareña, ideal para un lugar donde se reúne la familia en las comidas y cenas de diario. A la hora de elegir el modelo y el número de luminarias que necesitas, debes tener en cuenta las dimensiones y la forma de la mesa. Además, para que los comensales se vean entre sí, debe estar a una altura de entre 75-80 cm. En este ambiente, se ha elegido el modelo North de Vibia tanto para el comedor como para la isla.
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7. En la isla
Protagonistas absolutas de las cocinas actuales, incluso de las pequeñas, las islas de cocina son espacios multifuncionales, donde se preparan los alimentos, se desayuna o se come e, incluso, se hacen los deberes y se trabaja. Por eso, la iluminación, y la temperatura de color, debe adecuarse al uso que haces de ella, teniendo en cuenta que siempre debe estar bien iluminada y sin sombras. Las lámparas de techo son la mejor opción lumínica. En esta cocina de Ikea se han combinado cuatro de menor tamaño, que proporcionan luz a toda la superficie.
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8. En el interior de los armarios
Lo hemos dicho anteriormente, a la hora de iluminar la cocina, cada elemento y mueble puede cumplir una función esencial. Y eso es lo que ocurre con la iluminación interior de armarios, cajones y vitrinas, como la de esta propuesta de Ballingslöv. Normalmente, con sensores de movimiento, las luces se encienden nada más abrir las puertas, lo que nos permite encontrar todo a la primera, sin necesidad de encender dar la general. Por cierto, a veces se nos olvida, pero la luz de la nevera nos salva de muchas situaciones, especialmente cuando nos levantamos de noche y a oscuras abrimos el frigorífico para coger la botella de agua fría.
9. Bajo los muebles
Las tiras o los focos Led son perfectos bajo los muebles superiores, ya que proporcionan una luz práctica, perfecta para cocinar y preparar los alimentos, al mismo tiempo que ofrecen una atmósfera cálida y acogedora, sin subir los grados del ambiente, ya que no desprenden calor. En esta propuesta de Next125, en lugar de bajo los módulos superiores se han situado bajo cada balda, lo que además de muy decorativo resulta muy funcional en el trabajo dirario, al iluminar todo el paño de pared.
10. La luz natural
No hay proyecto lumínico que sea un éxito si no cuenta con la ayuda inestimable de la luz natural. Y la cocina no es una excepción. Para integrarla y hacer que llegue a todos los rincones, debemos favorecer su circulación, dejar las ventanas libres de obstáculos y pesadas cortinas y no poner piezas altas que impidan su paso. Los muebles blancos o de maderas claras y las texturas brillantes multiplican sus efectos y amplían las dimensiones del espacio.
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