¿Estás buscando una planta de interior bella y original? El caladio (Caladium bicolor) puede ser una opción muy interesante, aunque con matices: sus exigentes cuidados la convierten en una planta apropiada para jardineros con cierta experiencia.
La belleza está en las hojas
El caladio es una planta muy especial. Posee unas hojas bellísimas con forma de corazón y los nervios muy marcados, generalmente en otro color. Hay una gran variedad de caladios con hojas de diferentes tonalidades: verdes, rojas, rosas o blancos.
Se trata de una planta de tamaño medio, que puede llegar a alcanzar los 50 cm de altura. Y, aunque bella, hay que tener en cuenta que requiere cuidados exigentes que te obligarán a estar pendiente.
Además, es bastante tóxica por lo que puede que no sea la mejor opción si tienes mascotas o bebés en casa.
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El origen del caladio
Aunque profundamente arraigada en el continente europeo, se trata de una planta originaria de las selvas tropicales de Brasil, lo que determina en gran medida cuál es la manera en la que debemos cuidarla. Necesita un entorno cálido, húmedo y luminoso para crecer y desarrollarse plenamente.
Sin embargo, antes de proporcionarle calor, agua y luz, has de conocer más sobre ella, porque los cuidados que necesita el caladio tienen algunos matices que son importantes.
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Que no pase frío
Como buena planta de procedencia tropical, el caladio no tolera el frío ni las temperaturas por debajo de 10ºC. Eso significa que deberás protegerla especialmente en invierno, colocándola en un lugar cálido y acogedor.
Sin embargo, y aunque es friolera, tampoco soporta el calor excesivo. Lo que realmente le gusta es estar en ambientes templados, con temperaturas entre 10 y 21º C. Conviene, además, que la mantengas lejos de las corrientes de aire, que tampoco no le gustan nada.
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El periodo de reposo
Al llegar el otoño, y como buena planta bulbosa, el caladio necesita un merecido descanso que durará hasta la llegada de la primavera. Perderá las hojas y quedará aletargado. En ese momento, cuando las hojas se sequen totalmente, podrás cortarlas y suspender el riego.
Puedes desenterrar el bulbo y guardarlo en un sitio cálido hasta la primavera, cuando tendrás que volver a plantarlo. También puedes conservarlo en la maceta.
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La magia de la luz
¿Quieres que tu caladio muestre siempre esas tonalidades espectaculares en sus hojas? Entonces tendrás que buscarle un emplazamiento luminoso en el que no le falte una buena cantidad de luz diurna.
Sin embargo, debes estar muy atenta para que no incidan sobre ella los rayos directos del sol, lo que podría perjudicarla bastante.
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¿Cómo hay que regarla?
El caladio ama la humedad, por lo que debes vigilar para que su sustrato esté siempre ligeramente húmedo. Y, como en la mayoría de las cosas, es una cuestión de equilibrio: la tierra de la maceta ha de estar húmeda pero nunca en exceso, ya que no soportará el encharcamiento. Es una planta bulbosa y, si la riegas demasiado, el bulbo se pudrirá.
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Un extra de energía
Es importante abonar el caladio cuando lo necesite, que es siempre a comienzos de la primavera. En esa época la planta comienza a crecer y es entonces cuando hay que proporcionarle una buena dosis de nutrientes.
Puedes elegir entre aportar un abono orgánico, como guano o humus de lombriz, o un buen fertilizante químico para plantas de interior verdes, en forma de líquido para diluir en el agua de riego. Abona cada 15 días durante la primavera y el verano.
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Trasplante y multiplicación
Aunque mientras el bulbo del caladio es pequeño necesitará una maceta no muy grande, pero sí profunda, según va creciendo la planta será conveniente que la trasplantes una vez al año a un contenedor de mayor tamaño para que pueda desarrollarse a sus anchas. Hazlo siempre a comienzos de la primavera.
En cuanto a la multiplicación del caladio, solo tienes que dividir el bulbo en primavera (aunque también puedes aprovechar el periodo de reposo invernal para sacarlo de la tierra y dividirlo). Conserva los diferentes bulbos (o trozos) en un lugar seco y cálido hasta que puedas plantarlos de nuevo en el mes de marzo.
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¿Qué le pasa a mi caladio?
Como ya hemos comentado, el caladio no es una planta fácil. Es posible lograr que crezca sana y preciosa, pero tendrás que estar pendiente de ella y no dejarla desatendida en ningun momento. Cultivar el caladio requiere vigilancia y esfuerzo.
En cualquier caso, ella misma te mostrará cuando algo no va del todo bien:
- El color de las hojas está perdiendo intensidad: esto significa que la planta está recibiendo poca luz.
- Las hojas se están enrollando sobre sí mismas: es un signo de que necesita más cantidad de agua. Intensifica los riegos.
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A salvo de las plagas
El caladio es una planta sensible al ataque de ciertas plagas como, por ejemplo, el pulgón. Si ves que aparecen estos molestos insectos, tendrás que utilizar un insecticida específico.
En caso de que el entorno sea demasiado seco, o estés regando poco tu caladio, también puede verse afectado por plagas de araña roja o ácaros. Para solucionar el problema, tendrás que aumentar el riego y utilizar un acaricida adecuado.
Ten en cuenta que tanto el pulgón como los ácaros o la araña roja pueden llegar a ser fatales para el caladio.
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