Septiembre es el mes de los comienzos, la vuelta a la rutina y el síndrome posvacacional. Por eso, no necesitamos añadir estrés extra con una casa desorganizada donde no encontremos los libros del colegio de los niños, el 'tupper' con la comida del día o la chaqueta que necesitas por la mañana para ir a trabajar, ahora que las temperaturas empiezan a bajar. Conscientes de que la ‘rentrée’ es demasiado dura para complicarla aún más, estas 12 ideas prácticas no dejan ni una estancia ni un rincón de tu hogar sin ordenar para hacerte no solo el regreso más fácil sino también la vida. ¿Empezamos?
1. 'Planning’ familiar
Haz un balance de la organización del mes porque quien dice regreso dice nuevos horarios. Pon en un lugar visible los horarios de todos los miembros de la familia, para tener una idea clara del día y la hora de la presentación del curso, el inicio de las clases, las extraescolares… De esta manera, todos sabréis las tareas encomendadas (llevar o recoger a los niños) y podréis ajustarlas a vuestros tiempos.
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2. Repaso general
Por mucho espacio que tengamos y busquemos, nunca será suficiente si antes no nos hemos deshecho de aquellas cosas que no necesitamos, no usamos, no nos hacen felices, no echamos de menos y ni siquiera sabemos que están ahí. Es decir, antes de guardar revisa el contenido, ya que puedes que dediques tiempo y esfuerzo a encontrar un lugar para cosas y objetos que no necesites ni quieras.
Una vez, hecha 'limpieza', almacena por categorías. Está claro, las camisas van con las camisas, las cosas de oficina y colegio con las cosas de oficina y colegio y así sucesivamente. De esta manera, siempre sabrás dónde está lo que buscas en ese instante y encontrarás todo fácilmente. Si hay demasiados objetos que entren en una categoría, crea subdivisiones y amplía horizontes.
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3. Organiza a tu medida
De nada te sirve un armario espectacular o una despensa de revista si luego no encuentras lo que buscas ni a la primera ni a la segunda y casi ni a la tercera. En esto del orden en casa, todo debe tener un motivo y dar respuesta a tus necesidades. Se trata de que el espacio o el mueble quede bonito y ‘limpio’ visualmente, pero sea sobre todo funcional. Debes hacer que esté a tu servicio no de que tú te adaptes a las modas o los consejos de las gurús del orden. Analiza tu situación y actúa en consecuencia, guardando las cosas donde las usas. Por ejemplo, si tus hijos juegan en el salón, ponles cerca un cesto para que recojan fácilmente.
4. Empieza y termina
Aunque hay muchas teorías al respecto, la Ley de Carlson (un economista sueco) por ejemplo, el refrán ‘quien mucho abarca, poco aprieta’ describe a la perfección la situación. Es decir, no intentes hacer muchas cosas a la vez y concentra tus esfuerzos en una sola tarea. Así aumentarás la productividad y acabarás antes. Marca también tiempos, ya que, si no estableces cuánto debe durar esa parte, esta puede alargarse eternamente, ‘despistándote’ con otras alternativas. ¿Te suena?
5. Muebles infalibles
Hay piezas sin las que no seríamos nadie en esto de mantener el orden. En el salón, el despacho o las habitaciones infantiles, nada mejor que una estantería que nos ayude a organizar los libros, los juguetes y las cosas de oficina. En espacio pequeños, puedes sustituirlas por baldas, que ‘limpian’ el suelo y sacan partido al almacenamiento en vertical. Mientra que los carritos auxiliares son otro de los elementos que pueden pasearse por todas las estancias y prestar un buen servicio en cada una de ellas. Si tienen ruedas, mejor.
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6. Rincones ‘negros’
Desde la mesa de centro donde se almacena la taza del café, las revistas o los mandos; hasta la encimera de la cocina, donde a veces es imposible encontrar un hueco libre para colocar la tabla para cortar; la silla del dormitorio, donde podemos encontrar la ropa que te has quitado, la del día siguiente y la que pensabas ponerte ayer; o el armario del baño, donde se acumulan botes vacíos y cosméticos que usaste una vez, pero que no te fueron bien y se quedaron ahí para siempre.
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7. La entrada
Estancia simbólica de la casa, debe ser un espacio funcional y cómodo, donde todos los miembros de la familia puedan dejar sus cosas al llegar. Coloca un perchero para los abrigos a diferentes alturas, para que alcancen los más pequeños; pon un zapatero o al menos una cesta o un contenedor para los zapatos de invierno; instala ganchos para dejar las mochilas y el bolso; ten a mano un vacíabolsillos para las llaves y el móvil…
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8. El salón
Como en el resto de estancias de la vivienda, la primera regla de la organización es no acumular. Para ello, es necesario deshacerse de todo aquello que no usas o no te proporciona ningún sentimiento (hay souvenirs que llevan contigo años y no sabes ni de dónde son ni quién te los regalaron) y buscar un lugar para lo demás. El orden hay que trabajarlo, para lo cual evita poner demasiados cojines en el sofá, no tengas más de una mantita para ver la tele y mantén despejada siempre la mesa de centro. Una buena idea es contar con un cajón donde puedas guardar al irte a la cama todo lo que usas a diario y no quieres que esté a la vista, como los mandos, las gafas o una libreta para la compra. Por cierto, aunque las cestas son buenos aliados, pueden hacerte caer en el error de acumular sin darte cuenta. Ten cuidado.
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9. El despacho o el escritorio
Está demostrado que el desorden interfiere en la concentración. Así que ordena y ‘limpia’ tu escritorio, pero sobre todo deshazte de todo lo que no cumpla un objetivo ni tenga una función, ya que cuantas menos cosas (y cables) perturben tu trabajo, más sensación de orden conseguirás. Clasifica los documentos, guarda en carpetas las facturas del año en curso, revisa apuntes y cuadernos viejos… Invierte, si es necesario, en nuevos módulos de almacenamiento, incluso si eso significa rediseñar la organización otra vez. Los organizadores, bandejas con separadores, botes para los lápices y cajoneras te ayudarán a conseguirlo.
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10. El armario
Un armario ordenado es aquel en el que encuentras las cosas fácilmente, evita tensiones y ahorra tiempo. Para conseguirlo, debes vaciarlo y empezar de cero, llenándolo únicamente con las prendas de la temporada que te pones y son de tu talla. Aprovecha para guardar la ropa de verano y poner la de invierno al alcance de la mano, adapta su distribución a tus necesidades e incorpora accesorios que te lo hagan más fácil.
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11. La cocina
Es una de las estancias, junto con el armario, donde las cosas y accesorios se multiplican sin que te des cuenta. Sin embargo, una cocina ordenada es mucho más práctica y cómoda y nos hace el día a día más sencillo. Para ello, lo idóneo es organizar los útiles, vajillas y alimentos en el área a la que pertenezcan (cocción, almacenaje, depensa) y aprovechar las posibilidades que te brindan las campanas, las islas centrales, la zona del antepecho o los armarios superiores.
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12. El baño
Independientemente de los metros o de si se trata de un baño compartido, necesitas una organización que te ponga las cosas fáciles, especialmente a primera hora de la mañana cuando cada minuto cuenta. Los muebles con doble función, los bajolavabos con capacidad de almacenaje, las baldas y las columnas son algunos de los básicos del orden en esta estancia. Eso sí, no funcionan si antes no has hecho limpieza y has eliminado botes y recipientes vacíos o inútiles en tu ritual de belleza.
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