Por si convertir un espacio que antes era un garaje en vivienda no parecía suficiente reto, Estudio Sirëe también tuvo que afrontar el hecho de que la planta fuera complicada, en forma triangular. Nada que una buena distribución no pueda solucionar. Desirée García Paredes ha estado al frente del proyecto de esta reforma integral, quien nos irá desgranando las claves de esta increíble transformación de un edificio industrial en un loft que mantiene muchos de los elementos originales y rentabiliza a la perfección los metros disponibles, por ejemplo con dos altillos, el que vemos alberga el dormitorio y el otro ofrece una zona de almacenaje extra.
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Un espacioso garaje
Así era el garaje de Barcelona, estaba bien equipado, hasta tenía un pequeño baño. El espacio era amplio, contaba con casi 60 metros², los mismos que tiene ahora el loft, además sus techos altos han permitido sacar partido al espacio en vertical tras la reforma.
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La importancia del módulo de madera
El salón está en el centro de la distribución y entorno a él se distribuyen el resto de los ambientes: la cocina, el dormitorio, el comedor, el vestidor y el baño.
Desirée, de Estudio Sirëe, opina que “el espacio era perfecto para acoger a su dinámica, joven y moderna propietaria”. Para hacerlo mantuvo el espíritu industrial y al mismo tiempo añadió elementos contemporáneos que dialogaran con los existentes.
En esta toma vemos como el módulo de madera es un elemento multifunción: se emplea a la vez como entrada y armario empotrado, que como escalera y estantería. Y en la parte superior alberga la zona de noche con una cama, una mesita y plantas. La estructura la diseñó a medida Desirëe y la construyó Carmarefor.
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Materiales muy estudiados
Para unificar los distintos tipos de pared y techo que se encontraban en la construcción, se decidió pintar todos los paramentos de blanco, a excepción del que se encuentra en el fondo del vestidor, tras la cocina. El motivo es que el ladrillo visto “presentaba una textura y color tan especiales que es testimonio de la autenticidad del edificio”, afirma la arquitecta e interiorista.
En cuanto a los materiales introducidos, se han escogido de manera que cualquiera de ellos podría haber sido utilizado en una vivienda realizada en la época que se construyó el edificio. Son contemporáneos pero traen reminiscencias del pasado, como la baldosa hidráulica dispuesta como una alfombra que delimita el espacio de la cocina (de Viacerámica) y el mármol de Macael para la encimera y el salpicadero.
El mobiliario es mínimo, un único frente de armarios bajos, acompañados una mesa de trabajo con pintura decapada, encontrada en el mismo garaje y ahora restaurada. Una pieza con gran personalidad y carácter.
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Acceso a la vivienda
Vista a pie de calle, donde tras subir unos escalones se accede al loft pavimentado con un cálido laminado acabado nogal. La entrada cuenta con pocos elementos, tan dolo el amplio armario ropero y una consola con una máquina de escribir antigua. Al fondo ya se halla la cocina.
Un detalle que delata el estilo industrial de la vivienda es que se dejan las instalaciones vistas y muchas de las luminarias son una simple lámpara de bombilla vista.
Tabiques y espacio para almacenaje
El garaje estaba compartimentado con tabiques, lo que le restaba luminosidad. Por eso, uno de los aciertos de la intervención es hacer de la planta un espacio abierto y comunicado en el que solo se separan un vestidor y el baño, para de paso disimular la planta triangular.
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Luz y más luz
Regresamos al centro de la vivienda, el ambiente de salón, que se decora con una mecedora retro y un espejo también antiguo. El sofá es moderno pero con unos brazos de líneas clásicas. Son elementos que nos recuerdan la historia del edificio, su rico pasado.
Si te estás preguntando cómo una planta baja puede resultar tan luminosa, es gracias a que para el diseño de los interiores se ha tenido en cuenta las entradas de rayos solares. Lo detalla Desirée: “por la mañana la ventana que se encuentra orientada a este deja entrever el jardín que se encuentra al otro lado del muro, y en el que se pueden ver mimosas, árboles frutales y enredaderas. A mediodía, el sol entra de manera cenital, por una claraboya situada en la cubierta. Mientras que al atardecer dos ventanales aportan luz a toda la estancia”. El techo conserva su característica volta catalana.
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Pintura muy oscura
Contribuye a que los espacios se vieran más abarrotados el hecho de que las paredes de los muros estuvieran pintadas de gris oscuro. Algo que se remedió tras la reforma apostando por el blanco total.
Fijaos en la mesa de trabajo, tras decaparla es la que ahora ocupa la isla central de la cocina.
Un nuevo altillo
Este plano del salón comedor delata la forma triangular de la planta, que se ha procurado disimular mediante el altillo. Un elemento que resulta muy práctico al ofrecer una mayor zona de almacenaje. En este caso, la escalera de acceso al espacio ganado es muy ligera, para no entorpecer el paso ni ocupar mucho.
En los lofts los espacios conectados deben delimitarse con recursos decorativos, en este caso el salón cuenta con la alfombra que divide el ambiente del comedor contiguo. Se trata de un diseño adquirido en Borgia Conti.
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Un coqueto baño
Bajo el altillo que acabamos de ver se encuentra el baño, un espacio que aboga por el total white, salvo por los hidráulicos del suelo, de una bella grafía. Los sanitarios son de la firma Roca y el arrimadero lo conforma una baldosa tipo metro, una pincelada revival muy acorde con el resto de los ambientes de la vivienda. Junto al lavamanos, aunque no lo vemos, hay un plato de ducha amplio. Desde Estudio Sirëe comentan: “hemos utilizado detalles en latón para proporcionar un ambiente más cuidado y con mayor personalidad”.
La reforma tuvo un coste de 55.000 euros y no hubo ninguna complicación para obtener la cédula de habitabilidad. Por este presupuesto, la propietaria cuenta con un loft luminoso de estilo industrial cómodo y hecho a la medida de sus necesidades. ¿Se puede pedir más?