Bambú, mimbre, ratán, sisal… Los muebles, alfombras y accesorios de fibras naturales conquistan las decoraciones de los hogares tanto en exterior como en interiores, configurando ambientes delicados, ligeros y, como su propio nombre indica, muy naturales. Tanto es así que cada vez es más habitual encontrarse butacas o mesas de centro de bambú en el salón, sillas de comedor cannage y puertas de armario también luciendo la refrescante rejilla. No es necesario que la decoración de tu vivienda sea de estilo colonial o con toques exóticos, porque las fibras han llegado para quedarse hasta en los ambientes más sofisticados. Se trata de materiales naturales que, eso sí, por sus características, necesitan una limpieza cuidadosa. Descubre todas las claves para que luzcan impecables y tener su mantenimiento al día.
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Tareas cotidianas
Sin duda los muebles y complementos de fibras naturales resultan muy decorativos, pero también es cierto que no podemos descuidarlos en las tareas domésticas, porque podrían acumular polvo. Para conservarlos bien, una vez a la semana pasa delicadamente el aspirador y, a continuación, un paño humedecido en una solución de sal gorda y agua tibia (dos cucharadas por litro). Presta especial atención a los recovecos, pues es donde se suele acumular más suciedad. Por cierto, ten la precaución de seleccionar un paño que no suelte pelusas ni deshilache en estas tareas y, sobre todo, este debe estar muy bien escurrido.
Si debes eliminar manchas, entonces emplea agua tibia con un detergente neutro, nunca uses productos de limpieza agresivos pues les son muy perjudiciales a las fibras.
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La limpieza a fondo
Para una limpieza más en profundidad, que puedes realizar por ejemplo cada tres meses, deberás emplear una máquina de limpieza al vapor de agua a presión. Primero de todo, pon en un pulverizador un detergente que contenga amoníaco y rocía el mueble con él y luego pasa el aparato tipo vaporeta. Deja secar al aire libre o con las ventanas abiertas, en una zona donde no esté dando el sol directo en aquel momento.
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Conserva su aspecto como el primer día
Si compruebas que las fibras del mueble están resecas, una tarea de mantenimiento habitual consiste en hidratarlo aplicando aceite de linaza. Ten la precaución de no usar la pieza hasta que no esté bien seca; este aceite puede tardar días e incluso una semana entera para hacerlo.
Si lo que necesitas es devolver el brillo a las piezas de fibras barnizadas, te recomendamos usar un detergente en spray para muebles de interior. Cuando se seque, pasa un paño seco por toda la superficie para eliminar posibles restos de producto. ¡Y listo!
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¿Manchas de moho?
Si la pieza presenta alguna parte ennegrecida, es muy probable que sea por culpa del moho. No es nada preocupante, tiene solución. En este caso sí que te recomendamos emplear lejía para matar al hongo, mezclada con agua tibia. Si lo prefieres utiliza productos fungicidas para madera, que también dan buenos resultados y prevendrá que vuelvan a aparecer hongos. Mejor realizar esta tarea al aire libre, con mascarilla y luego dejar un tiempo la pieza secarse bien, en un lugar sombreado.
Dado que más vale prevenir, procura evitar exponer al mueble a la humedad, para que no vuelvan a aparecer estas molestas manchas.
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¿Cómo actuar con las manchas persistentes?
Si has probado con otros remedios pero, incluso así, la mancha no se va, es hora de que apliques una solución a base de agua, detergente y algo de amoníaco. Este último es un producto de limpieza excepcional y muy eficaz con las manchas rebeldes. Sigue la veta del trenzado cuando pases el paño, de este modo no se dañará la fibra.
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Reparaciones ocasionales
En ocasiones te encontrarás que las fibras se han despegado, sobre todo en los asientos. En estos casos repara la pieza lo antes posible. Para volver a pegarla aplica cola blanca en la zona y deja fijado con una cinta adhesiva para que todo se conserve en su sitio el tiempo necesario. Normalmente, por el tipo de cola empleada y el material sobre el que se usa, deberás esperar al día siguiente hasta volver a utilizar el mueble.
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La limpieza de las alfombras
Las alfombras de yute, coco, sisal, cáñamo o, incluso, bambú, son unas habituales para vestir el suelo dando un aire veraniego y natural, sin importar la época del año. Ten en cuenta que las alfombras elaboradas en fibras naturales requieren unos cuidados específicos, comenzando porque a la hora de pasar el aspirador deberás hacerlo por sus dos caras, dado que al confeccionarse mediante trenzados es posible que el polvo traspase más allá del ado que vemos. Pasa el aspirador como mínimo una vez por semana para mantenerlas el tapiz libre de ácaros y una vez al mes pásale un paño húmedo con jabón neutro.
Cuando friegues el suelo sobre el que reposa la alfombra, espera a que se seque bien para volver a colocar la alfombra de nuevo en su lugar, de lo contrario tomará humedad y puede estropearse.
Por cierto, como ya hemos dicho el agua y los líquidos son enemigos de las fibras, si se derrama sobre la alfombra un zumo o agua, por ejemplo, actúa pronto aplicando un paño sobre la zona absorbiendo el líquido y, a continuación, pasa el secador de pelo para secar bien.
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¿Qué hacer con los muebles de exterior tras el verano?
En la terraza o el jardín, los muebles y accesorios de fibra sufren con las inclemencias meteorológicas, por lo que tras la temporada de calor convendrá retirarlos del exterior y ponerlos a cubierto para protegerlos de lluvias o, si se producen, nevadas. Y antes de hacerlo límpialos en profundidad y déjalos secar al aire libre, pero sin que les dé el sol directo.
Cuando vuelva el buen tiempo tan solo deberás pasarle un paño humedecido con una solución de agua con bicarbonato (la proporción de dos cucharadas por litro de agua), un remedio natural que actúa como desodorante. Y así, podrás disfrutar de nuevo de tus piezas de fibra en perfecto estado.
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