Las vajillas han recuperado su papel protagonista no solo en la mesa de las ocasiones sino también en la del día a día y en la decoración de la casa en general con diseños pintados a manos, jarras que pueden ser floreros, platos que merecen colgarse en la pared y lucir como una obra de arte o teteras que da pena usar.
Por eso, necesitas hacerlas hueco para que estén guardadas adecuadamente, expuestas con estilo, ordenadas y a mano. Estas ideas de decoración te ayudarán a colocar cada (delicada) pieza en su lugar y recuperar en la vivienda actual la figura de los muebles ‘vajilleros’. Es decir, alacenas, armarios y vitrinas.
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En un ‘vajillero’ como los de antes
¡Vuelven! Quizás porque las vajillas se han convertido en uno de los últimos objetos de deseo ‘deco’, quizás porque no somos inmunes a su aire encantador, quizás porque son como una red social casera donde exponemos nuestra mejor versión o quizás simplemente porque se trata de muebles tremendamente prácticos que encajan bien en la cocina, el comedor o el salón. Sea por la razón que sea, los 'vajilleros' han vuelto a recuperar el espacio que tenían antes en la casa y lo hacen siendo conscientes de que toca renovarse. Desde modelos clásicos hasta diseños modernos, que no desentonan en un ambiente contemporáneo, todos buscan poner en orden nuestros platos, tazas, fuentes, vasos y copas y hacerlo, además, con estilo.
En el armario de la cocina
Eso sí, siempre que se trate de una vitrina. Las nuevas vajillas, incluso las que usas a diario, tienen vocación de objeto decorativo. Por eso, debes hacer que luzcan, a pesar de haberlas ‘condenado’ a vivir en la cocina. Para que todo sea más cómodo, coloca los platos en las baldas más bajas y accesibles y deja las copas y el juego de té que utilizas menos en las superiores. Las fuentes pueden ir en uno o en otro sitio. Si son bonitas, no lo dudes y ponlas de pie al final, sujetas por los propios platos, para que decoren al mismo tiempo.
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En un lado de la isla
La isla de la cocina es otra buena opción como pieza expositora, siempre que no albergue la zona de fuegos, donde estaría al alcance de salpicaduras y grasa. Deja abierto uno de sus lados y coloca allí la vajilla más especial y bonita, aquella que apenas usas o que pertenecía a tu madre. Para aportar mayor dinamismo, juega tanto con la altura de las baldas como con las piezas. Eso sí, deja al menos 10 cm libres entre la pieza y la balda, no guardes demasiadas para que se vea un conjunto armonioso y no construyas ‘montañas’ de platos o bol, que no solo afeen el conjunto, sino que hagan peligrar su estabilidad, provocando accidentes.
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En una vitrina en el comedor
Estamos ante uno de los muebles del comedor con más tirón decorativo de la temporada y con más posibilidades para guardar con estilo la vajilla, ya que la variedad de diseños le permite adaptarse a todos los estilos. Como todo está a la vista es necesario que crees una escenografía con las distintas piezas que, sin perder de vista mantener un orden práctico que te permita alcanzar una sin tirar el resto, ofrezca un resultado estéticamente bonito. Si puedes coloca los platos en (mini) torres en función de su uso (llanos, hondos y postre) o por tamaños, siempre de mayor a menor.
En un armario con puertas de cristal
Que protejan la vajilla y la cristalería de manchas y grasas, pero también la dejen a la vista. Los armarios con puertas de cristal tienen las mismas ventajas e inconvenientes que las cocinas abiertas, ya que por un lado amplían el espacio y resultan más ligeros, mientras que, por otro, tienen que estar siempre perfectos para no parecer desordenados. Eso significa, que los estantes deben estar impolutos y que la vajilla y la cristalería debe estar perfectamente ordenada y sin piezas deterioradas. Si es de grandes dimensiones, dedica un módulo a cada elemento (platos, copas, vasos…).
En dos módulos gemelos
Estas dos estanterías modulares con puertas de cristal son perfectas para colocar en el salón y cumplir la función de mueble bar moderno con zona para vasos y copas y también para el juego de té o de café. De esta forma, liberarás la cocina y el comedor de estas piezas ‘de sobremesa’ y les darás un sitio más cercano al estar, lugar donde normalmente suelen terminar las comidas y cenas. Por motivos prácticos, coloca las copas y vasos más altos detrás y los más bajos delante, nunca apilados en montañas. Recuerda que para que el cristal esté perfecto, es mejor dejar secar al aire y luego repasar con una bayeta de microfibra.
En una estantería
Si no dispones de mucho espacio en la cocina y quieres aprovechar cada centímetro al máximo, una buena idea es colgar con ganchos las tazas de diario en una estantería o en el interior de un armario vitrina. Una solución llena de encanto, que recuerda a las cocinas antiguas, pero que sigue estando de máxima actualidad. Ten cuidado al fijar los ganchos, para que haya espacio suficiente entre una pieza y otra y no se golpeen ni se descascarillen y juega con el tamaño, para darles un toque de dinamismo.
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En la alacena de la abuela
Son esas piezas por las que no pasa el tiempo y si pasa es para darles aún más encanto. Además, su aire ‘vintage’ les permite integrarse en la decoración de la casa actual, siempre que no tenga problemas de metros, aportando su propio toque al estilo de la cocina y el comedor. Además de para guardar la vajilla y la cristalería, resultan muy prácticas como despensa, para guardar la cubertería, si tiene cajones, o como superficie de apoyo, si cuenta con una zona intermedia libre. Como siempre, pon en las vitrinas lo que merezca la pena lucir y ‘esconde’ en los armarios ciegos, el resto.
En la estantería del salón
La casa debe adaptarse a ti y no al revés. Por este motivo, si no tienes muchos libros que guardar y, sin embargo, los platos, las fuentes y los vasos no te entran en los armarios de la cocina, ¿por qué no sacarlos al salón y hacer que luzcan como bellos ejemplares de decoración? La estantería del salón puede convertirse en el mejor expositor para tu vajilla y cristalería, aportando un toque personal a la estancia. Lo ideal es que tenga puertas de cristal, para preservarlas del polvo, y que juegues con los colores y los tamaños de las torres. Si son objetos decorativos, deben tratarse como tal.
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