Los jardines de rocalla poseen una belleza especial. Son muy naturales y se caracterizan por hacer de las piedras su elemento esencial. A continuación encontrarás todas las claves para planificar un sorprendente jardín de rocalla con soluciones de paisajismo y un diseño muy atractivo.
Combinación de elementos
Más que el hecho de estar decorados con rocas, los jardines de rocalla se definen por la combinación entre elementos muertos (las piedras) y vivos (las plantas).
Se trata de espacios en los que las plantas no necesitan mucho agua para crecer y desarrollarse. Suelen ser especies autóctonas, bien adaptadas al terreno y al clima de la zona, y que no tienen grandes necesidades de riego.
Podría decirse que los jardines de rocalla tienen similitudes con los espacios creados a partir de las bases de la xerojardinería.
Cómo lograr un diseño natural
Los jardines de rocalla muestran un paisajismo muy natural y auténtico, bastante silvestre, basado en la elección de rocas de diferente tamaño y de plantas capaces de adaptarse a este entorno.
La colocación de piedras grandes es un recurso muy práctico para salvar desniveles del terreno, que aportan belleza e interés al jardín. En primer lugar se colocan las rocas más grandes, bien asentadas sobre el suelo. Después se añaden piedras de tamaño medio y otras más pequeñas, como gravas y áridos. El siguiente paso es intercalar las plantas entre las rocas.
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¿Qué tipo de rocas conviene elegir?
Hay diferentes tipos de piedras que pueden formar parte de un jardín de rocalla. Lo ideal es utilizar rocas autóctonas, que se integran de maravilla en el paisaje de la zona. Un ejemplo es la roca arenisca, de color marrón y con marcados agujeros de diferentes tamaños, aunque siempre se puede emplear las rocas disponibles en el lugar.
Vigilar el drenaje del terreno
Una de los capítulos más importantes a la hora de llevar a la práctica un jardín de rocalla es asegurarse de que el terreno tiene un drenaje adecuado, de forma que no se encharque con la lluvia.
Para conseguirlo lo mejor es extender, antes de colocar las rocas, una capa de drenaje de grava o guijarros de unos 30 o 40 cm de grosor.
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Las mejores plantas entre las rocas
A la hora de elegir las plantas para un jardín de rocalla conviene apostar por especies autóctonas que estén bien adaptadas al entorno. Deben ser capaces de soportar la sequía, o al menos no necesitar demasiado riego. También es importante que no sean muy exigentes con el tipo de suelo. Algunos ejemplos son:
- Las plantas crasas, que presentan una gran variedad de formas, colores y tamaños.
- Los cactus y los ágaves, muy adecuados para jardines de poco agua y capaces de crecer en suelos pobres.
- Las plantas alpinas, muy propias de los jardines de roca.
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Otras especies que triunfan
Además de crasas y cactus, también puedes elegir otro tipo de plantas para tu jardín de rocalla:
- Aromáticas: plantas resistentes que soportan terrenos áridos y secos. Suelen tener una vistosa floración y desprenden un aroma muy agradable. Algunos ejemplos son la lavanda, el tomillo, el romero o la salvia.
- Plantas arbustivas, como el brezo (Calluna vulgaris) o el cotoneaster.
Incluir en el diseño un elemento de agua
Es justo lo que necesitas para hacer de tu jardín de rocalla un paisaje espectacular: un elemento acuático que puede ser un pequeño estanque, un riachuelo, una fuente o una pequeña cascada.
Es importante planificar este elemento desde el principio del diseño, antes de colocar las rocas. Estas son muy prácticas para ocultar tuberías y mecanismos de fontanería que puedan ser necesarios.
Jardines muy sostenibles
Una de las claves que definen a los jardines sostenibles es el empleo de plantas con pocas necesidades de riego, al igual que los proyectos basados en la xerojardinería. Los paisajes de rocalla son sostenibles, ya que el consumo de agua está bastante controlado. Las plantas que se emplean en ellos suelen ser resistentes y de bajo mantenimiento.
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Elige el riego automático por goteo
Es un método de riego muy adecuado para jardines de rocalla. Se ha de hacer una instalación previa para colocar los tubos, que deben quedar ocultos por las rocas o las plantas.
Cuando el sistema esté instalado, ya solo tendrás que programar el riego, en cuanto a la frecuencia y el aporte de agua.
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