En el jardín no todo van a ser macizos de flores, árboles y plantas trepadoras. También tiene que haber un sitio para los arbustos, y más si son tan especiales como la jara, una planta originaria del sur de Europa, capaz de darle al jardín un aire natural y campero.
Aquí tienes los cuidados que debes darle, aunque ya te adelantamos que son pocos y sencillos.
Un arbusto silvestre
Una de las características más especiales de la jara es que se trata de una planta autóctona que surge de forma espontánea en gran parte de la geografía española. Eso la convierte en una gran opción para cultivar en el jardín, ya que resistirá sin inmutarse las condiciones más adversas.
La jara común (Cistus ladanifer) es una planta arbustiva que puede llegar a medir unos tres metros de altura. Es de hoja perenne y hace gala de unas bellas flores.
Tanto las ramas como las hojas están cubiertas por una resina muy aromática que se llama ládano y que se utiliza como fijador para elaborar perfumes.
Bellísima floración
Es uno de los mayores encantos de la jara: sus maravillosas flores. Son grandes, generalmente de color blanco y con una mancha roja en cada uno de sus cinco pétalos, aunque también existen variedades con flores de color púrpura, fucsia y amarillo.
Las flores de la jara son efímeras, ya que duran apenas unas horas. Sin embargo, como no deja de florecer durante toda la primavera, los arbustos se ven preciosos durante mucho tiempo. En esta floración tan especial reside el valor ornamental de la jara.
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El mejor sitio en el jardín
Si algo define a la jara es su capacidad de resistir bajo unas condiciones que podrían considerarse adversas. Se trata de una planta que soporta bien el calor. De hecho, le encanta estar a pleno sol y no necesita casi la riegues.
A pesar de esto, también crece perfecta en rincones de semisombra y es capaz de aguantar el frío del invierno mientras que no quede expuesta a grandes heladas.
A la hora de encontrar la ubicación perfecta para la jara, proporciónale, si es posible, un suelo ácido y colócala en grupo o formando borduras.
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No hay una única jara
Aunque la Cistus ladanifer, la jara común o pringosa, es la variedad más habitual que podemos encontrar, no es la única.
- Destaca también la Cistus albidus, o jara blanca, una planta más pequeña que no suele sobrepasar el metro de altura (mientras que la Cistus ladanifer puede llegar a medir tres metros). Hace gala de unas hojas ligeramente blanquecinas y de flores rosadas.
- Cistus clusii: un arbusto de un metro de alto aproximadamente, con hojas y flores muy pequeñas.
- Cistus laurifolius: de hojas anchas y con bordes ondulados.
Todas las variedades de jara necesitan ser cultivadas de una manera similar, con cuidados parecidos.
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Una planta que soporta la sequía
En lo que al riego se refiere no debes preocuparte demasiado por la jara. Necesita poco agua para estar feliz. De hecho, es más importante que el suelo en el que la plantes esté bien drenado, ya que no tolera el encharcamiento de las raíces.
Por estas escasas necesidad de riego, la jara es un arbusto perfecto para jardines de xerojardinería (jardines que requieren muy poco riego para estar en plena forma).
Como pauta general puedes regar tus jaras tres o cuatro veces a la semana en verano y solamente una o dos en invierno. Durante estos meses de calor los aportes de agua han de ser más largos.
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¿Tengo que podar las jaras?
Se trata de una planta de estructura leñosa que, sobre todo en algunas especies, puede producir una gran cantidad de ramas. Sin embargo, no es necesario una poda más allá de eliminar las ramas muertas o dañadas.
Por otro lado, sí es conveniente despuntar las ramas más finas y jóvenes para lograr una floración impresionante en la siguiente temporada.
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Multiplicar por esquejes
Cuando quieras multiplicar la jara puedes hacerlo mediante esquejes leñosos. Elige bien los brotes, que deben ser jóvenes y medir unos 10 cm. Después pon en los tallos un poco de hormonas de enraizamiento y plántalos en una maceta con turba, por ejemplo, un sustrato muy adecuado para evitar encharcamientos.
Plagas y enfermedades que la acechan
Aunque la jara es una planta muy resistente a las plagas y a las enfermedades, puede sufrir los ataques de pulgones, cochinilla o araña roja. Si la plaga no es excesiva, quita los insectos manualmente o con un algodón impregnado en alcohol. En caso de estar muy afectada lo mejor es emnplear un insecticida específico.
Otro de los males que amenazan a la jara son los hongos, que suelen aparecer cuando hay mucha humedad por un exceso de riego. Para acabar con ellos tendrás que emplear un fungicida adecuado.
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¿Es posible trasplantarla?
Puede ser porque es una planta silvestre, acostumbrada a crecer a su libre albedrío en el campo, pero la jara no tolera bien los trasplantes. No le gusta que la manipulen, por lo que, si tienes que hacerlo, lo más recomendable es tratar de evitar tocar demasiado las raíces y trasplantarla cuanto antes. La primavera es el mejor momento para hacerlo.
Dentro de las varias jaras que existen, la que mejor se adapta al cultivo en jardín y, por tanto, a ser trasplantada es la Cistus albidus o jara blanca.
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