Prepararse para acometer una reforma integral en casa no es tarea fácil. La experiencia trastoca por completo tu vida diaria: además del trabajo, del cuidado de tus hijos y del resto de tus obligaciones cotidianas, has de añadir el hecho de que no puedes vivir en tu casa y que tienes que supervisar, además, el resultado de las obras.
Sin embargo, cuando pasa el tiempo, merece la pena el resultado. Pero, antes de disfrutar de tu casa renovada, has de limpiar todo a fondo: una tarea compleja que te llevará tiempo y esfuerzo.
Tu casa, sumida en el caos
Cuando los trabajadores dan por finalizada la obra y se van, cualquiera diría que han reformado y renovado por completo tu casa. El aspecto es tan descuidado que parece que un ciclón la hubiese arrasado. Por suerte, lo único que ocurre es que está sucia y desordenada, con toneladas de polvo y manchas de todo tipo.
Se hace necesario realizar una limpieza en profundidad que devuelva tu casa a un estado de normalidad y, para hacerlo con éxito, necesitas planificar las tareas. ¡Manos a la obra!
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Más vale prevenir
Una de las claves para lograr que la limpieza de tu casa sea más llevadera es la de tratar de ensuciar lo menos posible, y esto se puede aplicar a los momentos de reforma doméstica. Si proteges tu casa antes de que comiencen las obras, conseguirás que se ensucie menos y se limpie después mucho mejor.
- Entre las cosas que puedes hacer está tapar con plásticos los cristales de las ventanas y poner cinta de carrocero para proteger los marcos.
- También puedes retirar picaportes y tiradores de las puertas, y cubrir con sábanas viejas los muebles que no hayas podido sacar de tu casa.
- Invierte un poco de tiempo en retirar enchufes e interruptores y después tendrás menos que limpiar.
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Reúne todo lo necesario
Antes de empezar con el trabajo, es importante que pienses en las cosas que vas a necesitar, para no tener que parar a la mitad porque te falta este o aquel producto. Busca los limpiadores adecuados: los habituales, como jabón, amoniaco o vinagre de limpieza, y otros más específicos que puedas necesitar en esta ocasión: desincrustantes, decapantes, alcohol, etc.
También hazte con esponjas, bayetas y una gran cantidad de trapos. Un aspirador potente también será necesario para dejar tu casa perfecta.
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Abre las ventanas
Es lo primero que debes hacer cuando vayas a realizar la limpieza de después de la reforma. Ventilar la casa durante un buen rato, todo lo que sea posible, te ayudará a eliminar el polvo que haya quedado suspendido en el ambiente.
Además, la ventilación contribuye a acabar con el olor a pintura, y hace que esta termine de secarse por completo.
Prepárate para la tarea
El trabajo que vas a acometer a continuación no es como cuando te pones a hacer la limpieza general de primavera. Vas a necesitar varias horas (y puede que más de un día) para terminar, por lo que conviene que te mentalices desde el principio.
El polvo de la obra se pega a todas y cada una de las superficies de tu hogar, queda suspendido en el ambiente, por lo que no es extraño que siga apareciendo aunque ya hayas limpiado una primera vez.
El primer paso consiste en hacer una limpieza superficial para eliminar la mayor suciedad posible, la que más se ve.
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Limpiar en profundidad
Después de un primer asalto en el que se ha retirado la suciedad más visible, llega el momento de trabajar más despacio, repasando superficies y rincones en los que encontrarás manchas de todo tipo. Algunas serán más fáciles de eliminar, como las de pintura acrílica, y otras te costará más quitarlas.
Utiliza con criterio los productos adecuados, en función del tipo de suciedad y también de la superficie sobre la que tengas que actuar, para no deteriorarla. El amoniaco puede ser un buen aliado en esta fase del proceso, así como un limpiador jabonoso o el limpiacristales.
Una buena idea es utilizar la vaporeta, ya que te ayudará mucho a limpiar con menos esfuerzo.
Las manchas más difíciles
En el transcurso de una obra se producen numerosas manchas difíciles de eliminar. Suelen ser restos de cemento que caen en el suelo, manchas de pintura en rodapiés y carpinterías, etc. Llega ahora el momento de acabar con ellas con los productos adecuados.
Si las superficies son resistentes, como los pavimentos de gres porcelánico, de azulejos o ladrillo, puedes usar productos químicos como quitacementos o desincrustantes específicos. Incluso hay algunos aptos para suelos de mármol o de madera.
Utilízalos con cuidado, siguiendo las indicaciones del fabricante y haciendo pruebas en lugares poco visibles para comprobar que no dañan las superficies.
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¿Aspirar o barrer?
Acabar con el polvo que impregna el suelo será uno de los retos más complicados de esta limpieza de después de la reforma. Lo quitas y al poco tiempo vuelve a aparecer como si no hubieses limpiado.
Para empezar conviene dejar a un lado la escoba o el cepillo de barrer y decidirse por el aspirador (o un robot aspirador). Si barres moverás el polvo de un lugar a otro, pero no acabarás con él. Además, corres el riesgo de arañar tu suelo de madera, ya que tendrás que limpiar también restos de arena y otras partículas.
Es mejor utilizar el aspirador, limpiando los filtros cuando termines ya que le someterás a una dura prueba.
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Recurrir a los profesionales
Limpiar la casa después de una reforma importante es un trabajo arduo. Si no tienes tiempo de llevarla a cabo tú misma, siempre puedes contratar los servicios de una empresa de limpiezas profesional. Haz una búsqueda de las que trabajan en tu ciudad y busca un presupuesto adecuado. Tu casa quedará impecable.
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