Tener la casa llena de flores no es algo que se pueda conseguir solamente en primavera o verano. También es posible decorar nuestros espacios con plantas de interior que florecen durante los meses más fríos del año.
Cultivarlas es una estupenda manera de combatir el desánimo de este invierno tan atípico y de poner color y naturalidad en cualquier rincón de nuestra casa.
Te dejamos una decena de plantas de interior que son una delicia, para que puedas elegir a tu gusto.
Ciclamen (Cyclamen persicum)
Si hay una planta perfecta para el invierno es, sin duda, el ciclamen. De hecho, necesita el frío y las bajas temperaturas para florecer y llenarse de color.
Se puede cultivar tanto en interior como en el jardín, aunque los cuidados que requiere difieren ligeramente en uno y otro caso. Si vas a tenerla dentro de casa y quieres disfrutar de sus bellas y coloridas flores, tendrás que ponerla en el lugar más frío, como la cocina por ejemplo, siempre lejos de cualquier fuente de calor. Ten en cuenta que cuando la temperatura es cálida, el ciclamen pierde las flores.
Otro truco para alargar su periodo de floración es protegerla de los rayos directos del sol y regarla de la manera adecuada, sin excesos que podrían dañarla.
Un consejo
Riégala por inmersión sumergiendo la maceta en un recipiente con agua durante unos 15 minutos. Así tu ciclamen absorberá la cantidad de agua que necesite y no más.
Poinsetia o Flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima)
Ahora que la Navidad está al caer, la poinsetia irá cobrando mayor protagonismo hasta convertirse en la reina en multitud de casas, con permiso del consabido abeto. La veremos en interiores, adornándolos con su llamativo color rojo intenso, aunque también existen variedades blancas o rosa pálido.
Nos gustan sus frondosas hojas verdes y puntiagudas, y las flores (en realidad brácteas) rojas que esconden las auténticas, mucho más pequeñas, de color amarillo suave.
Para disfrutar de su belleza colócala en un lugar luminoso, pero alejado de los rayos directos del sol y de fuentes de calor como radiadores o estufas.
Riégala unas dos veces por semana, sin encharcar el sustrato.
Cuando tu poinsetia pierda las hojas, ya después de Navidad, habrá llegado el momento de podarla, cortando bastante los tallos.
Violeta africana (Saintpauila spp.)
Aunque se trata de una planta de pequeño tamaño, la violeta africana no pasa desapercibida. De ello se encargan sus atractivas flores que podrás disfrutar prácticamente durante todo el año, incluidos los meses más fríos.
La mayoría de las violetas africanas hacen gala a su nombre y muestran flores de dicho color, pero también se pueden encontrar ejemplares exóticos con flores rosas, blancas y azules.
Un consejo
Búscale un lugar luminoso, y riégala desde abajo colocando la maceta sobre un plato con agua. De esta forma no se mojarán sus hojas aterciopeladas y evitarás que se pudran.
Camelia (Camellia japonica)
Procedente de remotas tierras asiáticas, la camelia llegó a Europa hace siglos para cautivar a los amantes de las plantas y la jardinería.
Y aún lo sigue haciendo gracias a su magnífica floración invernal, que llena de color los jardines del norte de España. El clima de la geografía gallega o asturiana le da todo lo que necesita: temperaturas frescas, mucha humedad y un suelo ácido.
En cualquier caso, es fácil de cultivar en interiores si la proteges del sol y del calor, la riegas de forma abundante con agua blanda y le proporcionas el sustrato adecuado para plantas acidófilas.
Begonia (Begonia semperflorens)
Es una planta bella y fácil de cuidar en interior, ya que es fuerte y resistente. Su propio nombre (semperflorens) ya nos revela que florecerá durante la mayor parte del año, incluido el invierno.
Aunque hay muchas variedades, todas ellas crecerán de maravilla si construimos para ellas un entorno cálido y húmedo, con la suficiente luz natural y lejos de las corrientes de aire.
No tendrás que regarla demasiado a menudo; bastará con que lo hagas dos veces por semana.
Mientras tenga flores, le vendrá bien un suplemento de nutrientes en forma de abono.
Espatifilo (Spathiphyllum wallisii)
También conocido como Lirio de la Paz, el espatifilo resulta elegante y muy decorativo, quizá por la sobria combinación entre sus hojas de color verde y sus flores blancas. Quedará perfecto integrado en una decoración contemporánea y moderna, incluso de estilo minimalista.
Además, necesita pocos cuidados para estar feliz: una ubicación luminosa (pero no luz directa), temperatura cálida y ambiente húmedo. Si la tratas como se merece te regalará sus flores en invierno.
Un consejo
Apórtale nutrientes con un fertilizante adecuado en primavera y también en verano.
Anémona de Caen (Anemona coronaria)
Una de las características especiales que distinguen a la anémona de Caen es su abundante floración que, en algunas variedades, se produce en invierno cuando se cultiva como planta de interior.
Para ello es necesario plantar los bulbos en otoño y proteger la planta de las heladas, que no tolera. Si lo haces así, disfrutarás de unas preciosas flores de diferentes colores: blanco, rosa, morado, etc.
En lo que al riego se refiere, este ha de ser regular pero no demasiado abundante.
Amarillis (Hippeastrum spp.)
Si estás buscando una planta de interior capaz de decorar cualquier rincón por sí misma, la amarilis es una buena opción. Es bella y hace gala de unas grandes y originales flores de colores intensos que van del rojo al naranja pasando por el rosa asalmonado.
Se trata de una planta bulbosa y, dependiendo de en qué época siembres el bulbo, podrá florecer desde el invierno hasta principios del verano. Por eso, para disfrutar de su preciosa floración durante los meses más fríos del año, tendrás que hacerlo pronto.
Cuando el amarilis termine su ciclo de crecimiento, podrás sacar los bulbos de la tierra y guardarlos en un lugar seco y fresco durante unos dos meses. Después podrás volverlos a plantar.
Prímula (Primula obconica)
Aunque se le conoce también como primavera, la prímula es una planta perfecta para los meses de frío, en especial si la cultivamos en maceta en el interior de nuestra casa.
Se trata de una planta de hoja perenne y follaje denso y abundante. Sus flores aparecen en invierno y duran hasta finales de la primavera, llenando de color la casa y el jardín, ya que crece perfecta también al aire libre.
Si quieres que la prímula le ponga color a tu casa durante los meses de frío, solo tienes que buscarle un lugar donde reciba luz natural sin sol directo (la floración depende de ello).
También tienes que regarla lo suficiente para que el sustrato esté siempre húmedo, pero sin encharcarlo.
Un consejo
Le vendrá de maravilla un fertilizante específico durante el período de floración, para estimular el crecimiento de sus bellas flores naranjas, rojas, azules, blancas o rosas.