Esperar la llegada de un nuevo miembro a la familia es una de las experiencias más emocionantes que se pueden vivir. Es un tiempo intenso, lleno de sorpresas y descubrimientos, en el que has de prepararte para recibir al bebé de la mejor manera posible. Y eso se extiende también a tu casa y, dentro de ella, a su dormitorio.
Si la habitación es pequeña y no cuentas con todos los metros cuadrados que te gustaría, será necesario poner a trabajar nuestro lado más práctico para conseguir aprovechar cada centímetro al máximo.
Los elementos imprescindibles
En este momento vital, como sucede en otras ocasiones, es muy difícil no dejarse llevar por el impulso de acumular que a veces nos posee y frenar el ímpetu a la hora de comprar cosas. Pero es necesario hacerlo, especialmente cuando se trata de preparar un dormitorio que no es demasiado amplio. Si este es tu caso, tendrás que parar y pensar cuáles son los elementos que no te pueden faltar y cuáles aquellos de los que puedes prescindir.
Y no solo por una cuestión de espacio físico, sino también porque cuando tu pequeñín esté contigo lo más importante será poder disfrutar de él en un entorno seguro y cómodo, sereno y despejado, y no en un cuarto repleto de cachivaches que tampoco usas tanto, ¿no crees?
Abraza el minimalismo y hazte con una cuna, algún mueble de almacenaje y un cambiador (o una solución similar). Piensa que podrás ir incorporando después lo que realmente necesites.
Muebles de largo recorrido
¿Para qué querrás una cuna grande y aparatosa cuando tu bebé ya no la utilice?¿Qué harás con el cambiador cuando tu hijo abandone el pañal? Estos momentos que ahora te parecen lejanos están, en realidad, a la vuelta de la esquina y sucederán antes de lo que piensas.
Por eso, si no hay demasiado espacio en el cuarto del bebé, conviene optar por muebles multifuncionales, versátiles, que crezcan con tu peque y ofrezcan más posibilidades que las de acabar, más pronto que tarde, en una plataforma de venta de cosas de segunda mano.
¿Qué tal si apuestas por una cuna convertible en cama para que la use durante sus primeros años de vida? O puedes comprar un cambiador que se transforme en una cómoda.
El cambiador es un imprescindible
Puede que ahora te parezca un elemento del que puedes prescindir. Nada más lejos de la realidad. Un cambiador, o un espacio adecuado para cambiar los pañales al bebé, es necesario si no quieres que tu espalda quede resentida durante mucho, mucho tiempo.
Tendrás que cambiar a tu hijo muchísimas veces durante sus primeros dos años, como mínimo, por lo que es importante contar con una superficie mullida que esté a la altura adecuada (la cama no sirve).
Sin embargo, existen soluciones para dormitorios de bebé pequeños que resultan funcionales. Puedes, por ejemplo, utilizar un cambiador plegable que se recoja cuando no lo necesites. O un módulo cambiador que se coloca sobre la cuna y no ocupa apenas.
Soluciones para guardar
Un bebé llega acompañado de muchísimas cosas que tendrás que guardar en su habitación. Todo un mundo de elementos que es necesario organizar y mantener en orden.
Por eso, además de un armario, necesitarás otras piezas auxiliares como cajoneras, módulos más o menos altos, etc.
- Evalúa tus necesidades. Clasifica las cosas que tendrás que guardar y piensa en la mejor forma de almacenar cada categoría: ropa, juguetes, objetos de aseo, etc.
- Si no tienes mucho espacio en la habitación busca elementos de pequeño tamaño y módulos de almacenaje más estrechos. Te servirán igual y no abarrotarán el cuarto.
- Procura que todos sean de fácil acceso, con tiradores cómodos y sistema de apertura sencillos y prácticos. Lo agradecerás cuando tengas a tu hijo en brazos y necesites buscar algo en el armario.
Aprovecha huecos y rincones
El espacio que queda junto a la ventana puede servir para colocar un sinfonier, el rincón detrás de la puerta para poner un perchero, y un hueco entre pilares para instalar una estantería. Cada centímetro cuadrado del dormitorio puede ser aprovechado con una finalidad práctica.
Solo necesitas las soluciones y los recursos adecuados. Como estos cajones de almacenaje perfectos para guardar debajo de la cuna, prácticos y muy accesibles.
No todo es lo que parece... ¿o sí?
A la hora de amueblar el dormitorio del bebé no tienes por qué recurrir a muebles específicos para tal uso. Nada te impide recuperar aquellas piezas que más te gustan para darles un uso distinto.
Por ejemplo, puedes elegir una mesa como la de la foto y emplearla como cambiador; con el tiempo, se puede convertir en un precioso y práctico escritorio. O puedes usar una mesilla de noche para guardar su ropita doblada.
La clave está en rodearte de cosas que amas y reutilizarlas con nuevas posibilidades.
No te olvides de las paredes
Se convierten en una superficie con multitud de posibilidades a la hora de organizar y ordenar el dormitorio del bebé. Para aprovecharlas mejor no debes dejar ni una opción por valorar:
- Puedes poner percheros y colgadores que, además de servirte para tener a mano algunas cosas necesarias, pondrán la nota decorativa.
- Otra solución interesante para las paredes es instalar baldas voladas. Colócalas altas, en la parte superior, para aquellas cosas que no se usan con tanta frecuencia. O más bajas para guardar objetos de uso diario.
Un consejo
Si el cuarto es pequeño y no quieres que parezca demasiado recargado, puedes pintar las baldas del mismo color que las paredes, como en la foto. Así se integran mejor y destacan menos, aportando ligereza visual.
Apuesta por las cajas
Son el complemento perfecto al orden, sea cual sea la habitación de la casa. Y el cuarto del bebé no iba a ser menos. Las cajas se convierten, una vez más, en el objeto comodín para guardarlo todo.
Solo tienes que optar por los tamaños y formatos adecuados: para integrar en un mueble auxiliar, para los cajones de la cómoda, para el cambiador, etc.
Otro aspecto a decidir es el material o el diseño, especialmente en cajas que van a estar a la vista: de cartón, de plástico, de mimbre, madera, metálicas… Tienes un amplio panorama para elegir.
El color también importa
Ya sabes que el color es una herramienta poderosa para modificar el espacio, si no de forma real, sí de manera visual. Por eso, todas las claves e ideas expuestas anteriormente se verán potenciadas (o contrarrestadas) en función de los colores que elijas para decorar ese dormitorio tan especial.
Optar por colores claros y luminosos, que multipliquen la luz natural, es buena idea en espacios reducidos. Más, si cabe, en la habitación del bebé donde conviene crear un entorno tranquilo, sereno, libre de estridencias.
Para lograr un toque de modernidad, apuesta por colores que estén fuera del imaginario colectivo (celeste, rosa, amarillo pálido…). ¿Qué tal un gris perla, un terracota suave o la gama de los tostados?