Los revestimientos cerámicos están a la orden del día en materia de decoración. Tanto en suelos como en paredes, los azulejos protagonizan las superficies de nuestras casas. Entre sus mayores virtudes se cuentan su gran dureza, su resistencia y la gran variedad de diseños, formatos y acabados que exhiben.
Perfectos para la vida moderna
Elegir azulejos para revestir las superficies de nuestra casa no puede ser sino un acierto, ya que es un material muy duradero y resistente que requiere un mantenimiento poco exigente.
En su proceso de fabricación atraviesa por una fase de cocción a alta temperatura que le aporta esa resistencia de la que hace gala. Además, es un revestimiento higiénico y fácil de limpiar, siempre que la instalación sea la adecuada.
Capaces de soportarlo todo
Las superficies de azulejos cerámicos presentan en su gran mayoría un acabado no poroso e impermeable que no absorbe las manchas, el agua u otros líquidos. Esto hace que no se ensucie demasiado y, por tanto, que no requiera limpiezas complejas.
Además, por su gran resistencia, son capaces de soportar la acción de muchos detergentes sin deteriorarse. No le afecta tampoco el contacto con desinfectantes, lo que es relevante hoy día cuando aún estamos en plena pandemia causada por el coronavirus y este tipo de productos nos acompañan a diario.
El mantenimiento frecuente
Una de las claves que debes tener en cuenta a la hora de acometer la limpieza de paredes y suelos de azulejo es la importancia de repasarlas de manera frecuente. De esta manera no se ensucian demasiado y te costará menos esfuerzo que estén impecables.
Para la higiene cotidiana puedes utilizar agua y un detergente apropiado.
Otra opción es diluir dos cucharadas soperas de amoniaco en agua caliente y frotar con esta disolución los azulejos. No debes excederte en la cantidad, ya que el amoniaco es un producto que puede ser bastante agresivo. Sin embargo, también es un gran desengrasante y resulta muy adecuado para limpiar las superficies cerámicas de la cocina.
Después de la instalación
Si te has decidido a renovar los suelos o las paredes de tu casa y acabas de instalar azulejos, has de saber cómo limpiarlos después de la obra.
Lo más normal es que queden manchas de cemento en la superficies de las baldosas y en las juntas, además del polvo y la suciedad. Para eliminarlas puedes emplear un limpiador ácido que contenga ácido acético, o decidirte por su versión casera: el vinagre. Conviene emplearlo diluido para evitar que las juntas recién hechas se estropeen, y aclarar después con agua limpia.
Cómo atajar las manchas de humedad
Uno de los peores enemigos de tu casa en general, y de los revestimientos cerámicos en particular, es el exceso de humedad. Puede provocar manchas negras o pardas en las juntas y en los propios azulejos.
Si es tu caso y ya has detectado esas dichosas manchas de moho y hongos, conviene que sepas que existen varias formas de eliminarlas, aunque lo realmente importante es averiguar qué produce esta humedad y solucionar el problema de raíz. Para acabar con los restos de moho puedes utilizar un producto específico o frotar con lejía.
Juntas muy blancas
Aunque limpiar las superficies de azulejos no es un trabajo demasiado tedioso ni complicado, sí lo es repasar las juntas para evitar que la suciedad se acumule en ellas.
Para hacerlo necesitarás un cepillo de dientes viejo. Frota con agua y lejía diluida y después aclara con agua.
Si la suciedad está muy incrustada puedes aplicar pasta de dientes y dejarla actuar un buen rato antes de limpiarla.
Con vapor de agua
Si dispones en casa de una vaporeta no dudes en utilizarla para limpiar las superficies de azulejo, tanto en las paredes como en los suelos.
El vapor puede convertirse en tu mejor aliado ya que ablanda la suciedad de estos revestimientos y consigue acabar con ella sin necesidad de recurrir a productos químicos potencialmente agresivos. Apenas te costará esfuerzo dejar el baño y la cocina realmente impecables.
El poder del vinagre
De entre todos los ingredientes que guardas en la cocina el vinagre es, además, un potente limpiador que tiene muchos usos en lo que a las tareas domésticas se refiere. Una de ellas, para la que resulta muy útil, es la de dejar bien limpios los azulejos.
No solo elimina la suciedad incrustada, sino que también acaba con las manchas de moho y es un poderoso antical, especialmente si lo mezclas con agua y alcohol.
Haz que brillen
Si tus azulejos están esmaltados y tienen un acabado brillante, puedes potenciar ese brillo para darles un aspecto espectacular, como si fueran nuevos.
No necesitarás productos muy especiales. Bastará con que los frotes con un trapo impregnado en alcohol de quemar o en limpiacristales para que queden deslumbrantes.
Eso sí, es importante que apliques estos tratamientos después de limpiar a fondo los azulejos. Solo si están impolutos conseguirás el lustre que buscas.