Si pintar un mueble es el mejor método para cambiar su aspecto y renovarlo por completo, hacerlo con pistola o pulverizador de pintura te ayudará a conseguir un acabado perfecto. Descubre cómo manejar este práctico utensilio y no habrá pieza que se te resista.
Ha llegado el momento de aparcar la brocha y el rodillo y apostar por una herramienta muy efectiva que, además, es más sencilla de utilizar de lo que parece.
¿Por qué utilizar una pistola de pintar?
Existen multitud de razones por las que elegir una pistola de pintar a la hora de redecorar cualquier mueble de la casa. Sin embargo, puede que te parezca un utensilio complejo y difícil de manejar. En realidad, no es así. Es una herramienta sencilla a la que debemos perder el miedo, ya que nos ayudará a conseguir los mejores resultados en nuestros proyectos DIY.
Una vez conozcas cómo funciona y la hayas probado, te darás cuenta de lo fácil y rápidas que pueden llegar a ser tus tareas de pintura.
Aprovecha todas sus ventajas
Una de las cualidades que te ofrecen las pistolas es que podrás realizar cualquier trabajo de una manera mucho más rápida, con un considerable ahorro de tiempo. Podrás pintar las paredes muy rápidamente, así como piezas de mobiliario y cualquier otro elemento.
Además, se consigue una aplicación uniforme de la pintura con una sola pasada. Como se aplica el producto sin contacto con la superficie, no se producen marcas, que son inevitables cuando se utiliza una brocha o un rodillo para pintar.
Por otra parte, con la pistola se tiene un mejor acceso a rincones y espacios difíciles, lo que es especialmente práctico cuando se trata de pintar un mueble.
Conoce la herramienta
El primer paso para aprender a usar una pistola de pintar es saber qué es y para qué sirve. Se trata de una herramienta sencilla que pulveriza la pintura sobre una superficie consiguiendo un efecto aerosol.
Consta de un cuerpo, en el que está el gatillo, el regulador de caudal y la boquilla pulverizadora, y de un depósito para el producto.
Existen multitud de tipos de pistolas, desde modelos sencillos para trabajos de bricolaje, como más complejos para profesionales de la pintura.
La mejor pistola para ti
Las pistolas de pintura se han ido mejorando y modernizando con el paso del tiempo. Pueden funcionar con un compresor de aire o mediante una turbina. Existen dos grandes grupos diferenciados: las de alta presión y las de baja presión.
- Alta presión: son las primeras pistolas que existieron. Trabajaban con una presión muy alta, generando una gran niebla de pintura en el espacio de trabajo. Hoy son las más convencionales y, aunque desperdician más cantidad de pintura puesto que una parte de ella va a parar al ambiente, consiguen un acabado muy liso y regular.
- Baja presión: muy utilizadas en la actualidad, concretamente las de tipo HVLP (High Volume Low Pressure). Estas pulverizan un gran volumen de pintura a baja presión, con lo cual el efecto niebla es menor, se desperdicia menos producto y los resultados son muy buenos.
Un consejo
Existe un tipo de pistola para cada necesidad. No es lo mismo elegir una herramienta para proyectos DIY y de bricolaje, que para trabajos profesionales. Lo mejor es contar con el asesoramiento de los expertos de un centro especializado, que te ayudarán a decidir cuál es la que más te conviene.
Trabajar en el entorno adecuado
A la hora de enfrentarte con un trabajo de pintura con pistola, lo primero que debes hacer es preparar el lugar en el que vas a trabajar.
Si las condiciones climatológicas lo permiten, lo mejor es hacerlo al aire libre: te ahorrarás problemas de limpieza y no correrás el riesgo de respirar vapores desagradables si utilizas productos sintéticos.
En caso de que no tengas más remedio que trabajar dentro de casa, busca un espacio bien ventilado y protege el suelo y las paredes con cartones o plásticos.
También tendrás que protegerte tú, con mascarilla, guantes y ropa de trabajo.
Preparar el mueble
Comienza por dejar el mueble listo para recibir la pintura. Para ello debe estar limpio y seco, sin restos de suciedad. Dale un buen lijado a la superficie y retira completamente el polvo resultante.
Si la pieza tiene muchas capas de pintura o barnices viejos, conviene quitárselas mediante un buen decapado (bien con una pistola de aire caliente o bien con un producto decapante).
Es cierto que los productos actuales tienen una gran capacidad de adherencia, pero en determinado casos merece la pena invertir un poco más de tiempo y esfuerzo en eliminar la pintura vieja y aplicar una imprimación. Conseguirás mejores resultados.
Diluir la pintura
Antes de preparar tu pulverizador es necesario diluir ligeramente la pintura para que pueda salir por la boquilla sin atascarla. Tendrás que añadir agua si vas a pintar con esmalte acrílico, y disolvente si se trata de un esmalte sintético.
En los envases de cada producto encontrarás la proporción a la que debes diluirlos (aproximadamente entre un 5 y un 10 %).
Una vez hayas mezclado la pintura, la introduces en el depósito y acoplas este al cuerpo de la pistola. ¡Listo para empezar!
El trabajo, paso a paso
Ha llegado el momento de empezar a pintar, manteniendo la pistola a una distancia de unos 30 o 40 cm.
Ve dando pasadas horizontales primero y verticales después, sin dejar de mover lentamente la herramienta. Trabaja despacio y de forma constante, de forma que la pintura vaya cubriendo la superficie poco a poco, y así evitarás los antiestéticos goterones.
Un consejo
Antes de empezar conviene que realices algunas pruebas sobre un tablero que no sirva para familiarizarte con el manejo de la pistola y descubrir la distancia y velocidad perfectas.
Limpieza y mantenimiento
Una vez hayas terminado el trabajo, llega el momento de limpiar la herramienta. Esta es una tarea importante en este tipo de pistolas, si quieres que te dure mucho tiempo en perfectas condiciones.
Llena el depósito con agua o con disolvente, en función de si has utilizado pintura acrílica o sintética.
Busca un tablero que no te sirva y pulveriza sobre el mismo hasta que el agua o el disolvente salgan transparentes, sin restos de pintura.
Multitud de aplicaciones
Además de pintar muebles, paredes, etc., las pistolas pueden tener otros usos.
Te servirán para pulverizar todo tipo de productos líquidos sobre cualquier superficie como, por ejemplo, aplicar tratamientos protectores en muebles o estructuras de madera en el exterior.
También puedes desinfectar objetos con una solución líquida, algo que ahora está a la orden del día.
Por otra parte, sirven para barnizar muebles y otros elementos. En este tipo de trabajos se consigue una aplicación perfecta y un resultado más resistente.