¿Te imaginas pisar una alfombra mullida y de pelo largo después de volver de la playa? Nos produce alergia solo pensar en ello. La decoración de interiores debe adaptarse a cada estación, de manera que sea calentita y acogedora en invierno y fresca y vitalista en verano. Para lograrlo, hay que crear una atmósfera tranquila, donde refugiarte durante las peores horas del día, alegre y llena de vida. Además, no solo debe saber a verano sino que, además, debe bajar la temperatura algún grado, no dar calor y ser capaz de convertir tu casa en el lugar más confortable del mundo, rompiendo con la normalidad del resto del año. Estas claves 100% veraniegas te ayudarán a conseguirlo.
Di sí a las fibras vegetales
Pocos materiales son tan veraniegos como las fibras vegetales. Acogedoras y frescas, diseñan atmósferas envolventes, en las que desconectar y enfrentarse a las altas temperaturas con la mejor cara. Además, encajan con cualquier estilo decorativo.
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Verde que te quiero verde
Las plantas, y las flores, atrapan la frescura y el verdor de la naturaleza dentro de casa, además de purificar el aire. Puedes colocarlas en el suelo, como en este rincón de Ikea, o colgarlas, una solución ideal en espacios pequeños. ¡Di sí a los jardines interiores!
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Espacios limpios y desahogados
Retirar todos los muebles, adornos y cosas que no usas o no necesitas es una manera fácil y efectiva de poner tus estancias en modo verano. Los espacios limpios aportan un plus de frescura. El orden es también un factor a tener en cuenta.
La vida en blanco
El blanco amplía los metros, multiplica la luz y evoca las casas de las islas griegas y el encanto de Ibiza. Puede ser protagonista absoluto en paredes y mobiliario o ser un secundario de lujo en complementos, cortinas y tapicerías, como en estas piezas de Banak Importa.
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Toque ‘slow’
El verano es el momento propicio para pulsar el botón de ‘’stop’ y dejarse llevar por la pereza. Y nada mejor para conseguirlo que la ‘slow deco’, como la que se respira en este cuarto de baño de Tinda's Project. Una decoración que cree en la calma, adora los espacios sencillos y busca siempre la luz. Es una buena manera de volver a encontrarse y recargar las pilas para la vuelta a la rutina.
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Aire mediterráneo
Si hay una decoración que ponga la casa en modo verano de manera más efectiva y rápida, esa es la mediterránea. Con pinceladas marinas y un toque imprescindible de azul, como en esta propuesta de Knowhaus, este estilo mira siempre hacia fuera, aunque el mar quede lejos.
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Suelos con alfombras
No nos cansamos de decirlo, pero las alfombras también son para el verano. Eso sí, siempre que sustituyas las de lana mullidas y de pelo largo, por modelos de fibras vegetales o de materiales tan versátiles y atemporales, como el vinilo.
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Detalles 'deco'
Es sorprendente comprobar cómo afectan al estado de ánimo pequeños gestos, como “decorar con ramos de flores frescas las estancias, cambiar unas fundas de cojín, reubicar objetos decorativos para que el entorno se vea diferente o simplemente deshacerse de cosas que no se utilizan para ampliar el espacio conceptual”, señala la interiorista Rita Roses.
Pinceladas de color
Capaces de llamar la atención por sí mismos, los colores alegres y vitaminados se asocian siempre al buen tiempo. Azules,verdes, amarillos o rosas, la clave del éxito está en no saturar el espacio y usarlos solo en pequeñas dosis.
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Madera en tonos claros
La madera, junto con las fibras vegetales, puede ser un buena aliada en la decoración invernal, pero también en la veraniega, siempre que se apueste por tonalidades más claras y se combine con fibras vegetales, suelos de barro o telas y complementos blancos, como ocurre en este proyecto de ILV + A.
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Rincón de relax
El buen tiempo invita al descanso. Por eso, es (casi) obligatorio diseñar un rincón de relax, para estar de vacaciones sin salir de casa. Puedes situarlo en un rincón del salón, en el dormitorio de matrimonio o en la terraza. Solo necesitas una butaca cómoda, como este sillón colgante, y una mesita para dejar el libro o la taza de café.
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Tejidos naturales a la mesa
Algodones y linos visten la mesa de comedor con un toque de frescura. Durante el verano, la etiqueta se relaja con manteles más informales, en colores claros o típicos de esta estación, como el azul, y con motivos marítimos o campestres.