Limpiar las alfombras es una tarea que debemos acometer de vez en cuando. No me refiero al mantenimiento diario, sino a una puesta a punto que hay que hacer, al menos, una vez al año. Y el verano, con sus altas temperaturas, nos brinda el momento perfecto para llevarla a cabo.
Si eres de los que guardan las alfombras de invierno durante los meses de más calor, seguramente las hayas limpiado antes. Puede que las hayas llevado a la tintorería, para que se recibiesen un trato profesional, pero esto no siempre es necesario. También es posible realizar esta tarea en casa, aplicando las técnicas que requieren en cada caso. Descubre cuáles son los trucos y pasos que debes dar para mantener tus alfombras tú mismo como nuevas.
La limpieza diaria
Las alfombras son un elemento destacado en la decoración de la casa, ya que añaden confort a los espacios, logran atmósferas más cálidas e insonorizan los ambientes. Sin embargo, requieren un mantenimiento constante si no quieres que se conviertan en un foco de polvo, suciedad y ácaros.
Por eso, tengas alérgicos en casa o no, limpiar las alfombras con frecuencia es algo obligado. Para lograr los mejores resultados necesitas una herramienta imprescindible: un aspirador potente. Pásalo dos veces a la semana. Has de hacerlo lentamente y de forma regular, dejando que aspire el polvo y la suciedad acumulada. A pesar de pasar con frecuencia el aspirador, también es importante sacudir las alfombras, siempre que su tamaño lo permita. Sacudirlas y ventilarlas es lo mejor para eliminar el polvo y la suciedad que se esconde entre las fibras.
Guerra a las manchas
Con el tiempo, y sobre todo son el uso, tu alfombra irá exhibiendo alguna que otra mancha. Existen diferentes métodos para acabar con ellas, pero lo más importante es saber actuar cuanto antes.
Puedes utilizar un producto en aerosol o una espuma limpiadora específica para alfombras. Tendrás que pulverizar sobre la mancha, esperar el tiempo recomendado por el fabricante y después cepillar.
Pero esta no es la única manera de actuar contra la suciedad. Un remedio casero, que también funciona a la hora de limpiar tapicerías y otros textiles de la casa, es frotar las manchas con un paño mojado en una mezcla de agua y amoniaco.
El vinagre es también un potente limpiador para dejar impecables las alfombras. Úsalo diluido en agua.
Por otro lado, para tratar las manchas de grasa cúbrelas con polvos de talco y espera durante 30 minutos. Después cepilla y aspira los restos del talco.
Todo un reto
Las manchas difíciles son uno de los peligros que acechan a las alfombras en casa. En cualquier momento puede suceder un accidente y derramarse líquidos como el vino, la leche o el zumo. O pueden caer otras sustancias que la ensucien.
- Para tratar las manchas de vino, diluye una cucharada de detergente y otra de amoniaco en un vaso de agua tibia y frótalas. Después aclara con agua y vinagre (esta última te ayudará a proteger los colores).
- Las manchas de leche, zumo o café se eliminan con jabón neutro y vinagre blanco diluidos en agua templada.
- Si tienes que eliminar cera de vela o un chicle pegados a la alfombra, prueba a aplicar frío seco. ¿Cómo? Poniendo un hielo para endurecer la cera o el chicle y así poder quitarlo mejor.
Combatir los malos olores
Si tus alfombras están muy sucias y huelen mal probablemente necesitarán, además de limpieza, un tratamiento que acabe con los malos olores. Espolvorea bicarbonato sobre toda la superficie y déjalo actuar toda la noche, aspirando al día siguiente. Este truco es efectivo tanto para alfombras de lana como de algodón o sintéticas.
El poder de la sal
El paso del tiempo y la acción del sol pueden apagar los colores de tu alfombra. Aunque creas que este daño es irreparable, en realidad existen formas de solucionarlo. Puedes tratar de reavivar los colores utilizando un ingrediente natural: la sal. Para ello mezcla sal gorda y agua hasta conseguir una pasta y extiéndela por las partes más dañadas. Deja secar totalmente y después aspira a fondo.
Cómo tratar las de lana y algodón
Además del aspirado frecuente de rigor, tendrás que hacerles una limpieza completa al menos una vez al año, aunque no tengan manchas. Para hacerlo prepara una mezcla de agua, jabón neutro y sal y frota con ellas la alfombra, utilizando un trapo bien escurrido. Deja secar totalmente antes de guardarla (en verano es más fácil) para evitar que salga moho.
De fibras vegetales
Yute, esparto, ratán… Las alfombras de fibras vegetales son geniales para el verano, ya que resultan frescas y, además, están de plena actualidad.
Para mantenerlas perfectas, además de aspirarlas con frecuencia, tendrás que pasarles una vez a la semana un paño mojado en agua y jabón. Después se aclaran y se dejan secar totalmente. Procura no mojarlas demasiado porque este tipo de fibras se deterioran con el exceso de humedad.
La magia turca de los kilims
Si eres un apasionado de los kilims, con sus colores y sus preciosos diseños, entonces seguro que tienes uno en casa. ¿Sabes cómo limpiarlo?
Estas alfombras turcas confeccionadas a partir de fibras de lana sin pelo quedan perfectas si las aspiras con frecuencia.
Además, puedes lavarlas en casa cada dos o tres años. Hazlo a mano y con un jabón neutro, y extiéndelas en horizontal asegurándote de que quedan totalmente secas.
La mejor forma de guardarlas
Tan importante como limpiar las alfombras es guardarlas de la manera adecuada. Si vas a retirarlas durante el verano has de saber cómo prepararlas para evitar que se deformen. Lo ideal es protegerlas con una tela (puedes usar una sábana vieja). Extiende la tela en el suelo y coloca la alfombra encima; después ve enrollando ambas y termina atando los extremos laterales de la sábana con cuerdas. Busca un lugar sin humedad para guardar la alfombra en horizontal y sin ponerle encima objetos de peso.
En la lavadora
Aunque te parezca mentira, hay determinadas alfombras que pueden lavarse en la lavadora. Como las de la firma Lorena Canals, realizadas de forma artesanal en lana y algodón.
La limpieza a máquina en casa revoluciona totalmente el concepto que teníamos hasta ahora sobre el mantenimiento de las alfombras. Son muy adecuadas para habitaciones infantiles, por ejemplo, y para aquellos espacios en los que se necesita un extra de higiene y limpieza.