Durante el verano, la vida se traslada al exterior, incluso si vives en la ciudad y solo dispones de una terraza o un balcón. Las comidas y las cenas al aire libre, en familia o con amigos, son un clásico de esta época. Por eso, contar con un comedor a la medida del espacio, la ubicación y tus hábitos es una buena manera de disfrutar del buen tiempo (y la mejor compañía), sin salir de casa. Estos consejos te ayudarán a conseguirlo.
A la sombra
Sombrillas, velas, pérgolas, persianas eléctricas o manuales... Si deseas disfrutar de tu terraza durante todo el año, necesitas accesorios y elementos que te protejan del sol y te proporcionen la frescura de su sombra, como esta solución de Kettal.
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Protegido del viento
Aunque los muebles de terraza, las telas o las plantas son importantes a la hora de diseñar el comedor de verano perfecto, ubicarlo en el lugar idóneo es el primer, y más importante, paso. Debe estar en un rincón fresco, soleado y, sobre todo, protegido del viento. Porque si las corrientes de aire hacen que tus servilletas vuelen, el mantel se eleve por encima de la mesa, tus invitadas se recojan el pelo para comer tranquilamente o necesiten una chaqueta para no congelarse en pleno agosto, algo no funciona.
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Bien acompañado
Si la distribución y los metros lo permiten, es mejor crear diferentes zonas complementarias en la terraza, que diseñar una sola demasiado grande. Un mueble de jardín tipo bar, para aperitivos con amigos; un comedor para las tardes y domingos con la familia; un estar para las largas sobremesas o un rincón de relax, para tomar el sol, son buenas opciones. Incluso si tienes una mini terraza o un balcón, una mesa y dos sillas junto a una tumbona lograrán el mismo efecto.
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Una iluminación a medida
Tanto si eres de las que prefiere las reuniones al caer la tarde como si tus comidas suelen alargarse hasta la noche, necesitas que la mesa de comedor esté bien iluminada. De manera que no solo puedas visualizar los platos y a los comensales, sino también crear una atmósfera más íntima. Luminarias de techo, guirnaldas de luz, lámparas portátiles, linternas, tarros, velas… ¡Mezcla y vencerás! Eso sí, busca siempre el equilibrio y evita el exceso lumínico. Mejor quedarse corta que romper el efecto mágico.
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Una mesa ‘très chic’
Otro consejo para diseñar con éxito un comedor al aire libre es la decoración. La terraza se ha convertido en los últimos años en un verdadero espacio vital de la casa, prolongando y mejorando los espacios interiores. Bonitos cojines para las sillas; una vajilla práctica, pero especial; un jarrón sobre la mesa; una alfombra grande (redonda, estampada, lisa…), guirnaldas, velas y otros elementos decorativos son siempre bienvenidos para amueblar (y dar estilo) a tu mesa.
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La vegetación a la mesa
Las plantas no solo refrescan, purifican, ponen una nota natural y proporcionan aromas sugerentes, sino que, además, decoran con sus colores y hojas. Por estos motivos, deben ser parte importante del diseño de tu terraza. Invítalas a formar parte del comedor exterior y crea un verdadero remanso de paz, gracias a ellas. Plantas colgantes, suculentas en macetas pequeñas en la mesa, especies exóticas rodeando el conjunto... ¡Tantas para elegir!
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A salvo de miradas indiscretas
¿A quién le gusta comer en paz, sin sentirse observada? ¡A todas, por supuesto! Por eso, cuando vayas a organizar un área de comedor en la terraza, procura elegir un rincón donde puedas disfrutar de cierta privacidad, sin necesidad de colocar un cerramiento con cortinas. Puedes instalar varias plantas que actúen como pantalla, poner una celosía de madera o PVC o elegir una barandilla opaca.
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Cerca de la cocina
Otro de los factores clave a la hora de elegir la ubicación perfecta para tu comedor al aire libre, es su cercanía con la cocina. Lo ideal es que tenga salida directa, o muy próxima, que evite paseos innecesarios y ofrezca superficie extra para dejar los postres o tener las bebidas a mano. Evidentemente si no tienes problemas de espacio, puedes contemplar la posibilidad de diseñar una cocina exterior, con zona de fuegos, fregadero y sitio para guardar.
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En un lugar soleado, pero sin pasarse
Si comer al abrigo del viento es agradable, disfrutar de una comida al sol, especialmente al principio y al final del verano, es uno de esos placeres que brindan los comedores exteriores. Por lo tanto, busca el rincón perfecto, uno relativamente soleado, que proporcione una inyección de energía y vitamina D, sin resultar agobiante. Para abrir la sombrilla, echar el toldo y ponerse un protector siempre hay tiempo.
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Mobiliario de calidad
Quien dice calidad, dice sostenibilidad y, por lo tanto, rentabilidad. Para evitar cambiar tus muebles de terraza cada tres años o menos, recurre a mesas y sillas de materiales resistentes, como el acero o la madera tratada, incluso si esto conlleva una mayor inversión. Deben ser bonitos, adaptarse a los metros disponibles y con buena respuesta a la lluvia y el sol. No olvides que una mesa para seis u ocho comensales solo es conveniente en terrazas grandes y que debes buscarles un lugar o unas fundas para pasar el invierno.
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Muebles extensibles o plegables
En terrazas medianas o pequeñas, elige mejor una mesa extensible que crezca en función del número de comensales, según la ocasión. Así, comeréis más cómodamente cuando sois solos los de casa y cuando vienen invitados, crecerá en un instante. También es buena idea apostar por sillas plegables o apilables, para guardarlas cuando no las necesites.
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