Limpiar los cristales es una de las tareas domésticas más difíciles y aburridas. Es complicado lograr que te queden perfectos y, cuando ya lo has conseguido, enseguida se vuelven a ensuciar y a mostrar marcas y huellas. Sin embargo, existen algunos trucos prácticos y eficaces que podemos aplicar para lograr los mejores resultados con el mínimo esfuerzo. Se trata, en definitiva, de trabajar con una buena técnica y utilizando los utensilios adecuados.
El primer paso, los perfiles de las ventanas
¿Las ventanas de tu casa necesitan una buena limpieza? Suele ocurrir cuando llevamos un tiempo sin preocuparnos por los cristales. La cosa se va agravando hasta que ya es imperativo ponernos manos a la obra. Para hacerlo lo mejor posible, conviene reunir paciencia y buena disposición y encarar la tarea con optimismo.
Lo mejor es comenzar limpiando a fondo la perfilería de cada ventana. Los marcos de PVC o de aluminio quedan perfectos si los frotas con una bayeta mojada en agua jabonosa y, si están muy sucios, añade amoniaco a la mezcla.
Para las ventanas de madera conviene usar un jabón específico sin mojarlos demasiado, con la bayeta bien escurrida. Recuerda que no debes utilizar estropajos abrasivos ni utensilios que puedan rayar los marcos de las ventanas, especialmente los de aluminio o PVC.
La técnica más efectiva
Una vez bien limpio el marco de la ventana, le toca el turno a los cristales. En lo que se refiere al producto a utilizar puedes emplear un limpiacristales de los que encuentras en el supermercado. Hay muchos para elegir, con diferentes composiciones. Lo más habitual es encontrarlos en forma de líquidos para pulverizar, frotar y aclarar, aunque también existen fórmulas en crema que se aplican sobre los cristales y se frotan hasta que el producto desaparece. La recomendación general es que elijas uno sencillo y efectivo.
Haz tu propio limpiacristales DIY
Ya sabes que los ingredientes que tenemos en casa puedes servir para fabricar productos de lo más efectivos, y que en muchos casos, promueven una limpieza más ecológica y sostenible, ya que se elaboran con ingredientes naturales. En este sentido, hacer tu propio limpiacristales es una gran idea que, además, te ayuda a ahorrar.
La composición no puede ser más sencilla: mezcla agua y alcohol de quemar a partes iguales, añade un buen chorro de amoniaco y unas gotas de detergente para la vajilla. Para dejar los cristales perfectos solo tienes que aplicar este limpiador hecho en casa y frotar con un trapo seco hasta retirarlo del todo.
Los utensilios que no te pueden faltar
En lo que a las tareas domésticas se refiere, hay muchas ocasiones en las que podemos afirmar sin equivocarnos que menos es más. Existen demasiados productos de limpieza y muchísimas herramientas y utensilios que no son necesarios. De hecho, y por regla general, podemos dejar nuestra casa impecable con pocos limpiadores y tan solo unos pocos utensilios prácticos y funcionales.
En el caso de los cristales, sin embargo, sí conviene tener algunos utensilios que nos facilitan bastante la tarea y nos ayudan a lograr los mejores resultados.
- Para empezar, hazte con unas buenas bayetas que no suelten pelusa. Las de microfibra son perfectas, sobre todo las que tienen un lado rugoso para arrastrar la suciedad y otro liso para abrillantar después. También puedes utilizar bayetas especiales para cristales.
- Una rasqueta de goma se convertirá en tu mejort aliado, ya que ayuda a eliminar el producto cuando ya lo has aplicado y frotado con una esponja.
- Si necesitas una solución rápida, utiliza las toallitas limpiacristales. Sirven para eliminar huellas de dedos o cuando tienes una visita inesperada y no te ha dado tiempo a repasar las ventanas.
Trucos que sí funcionan
La forma de trabajar, los utensilios que uses, el día que escojas para ponerte manos a la obra… Todo influye en el trabajo e, incluso, en los resultados que vas a obtener. Por eso conviene repasar algunos trucos efectivos que te ayudan.
- Para empezar, no te pongas a la tarea un día caluroso y soleado; es mejor hacerlo cuando esté nublado. El sol hace que el limpiacristales se seque muy deprisa y será más difícil conseguir que no queden marcas.
- A la hora de trabajar, frota siempre de arriba hacia abajo. Hazlo con movimientos horizontales por la parte exterior, y con pasadas verticales por dentro. Así sabrás en qué lado te quedan marcas y podrá eliminarlas más fácilmente.
- Si quieres que los cristales duren más tiempo limpios, elige a la hora de comprar un producto que repela la suciedad, el polvo y el agua.
Las ventanas más difíciles
Algunas ventanas, como las correderas, pueden resultar un auténtico quebradero de cabeza por lo complicado que resulta limpiar tanto los perfiles como los cristales. Lo importante en este caso, es hacerlo con seguridad. Por eso, si son grandes, no trates de quitar las hojas ya que pesarán demasiado. Mejor limpia los cristales desde en interior, desplazándolos por el riel en la medida de lo posible. Puedes utilizar un mango telescópico para llegar a los lugares inaccesibles, sin asomarte demasiado por la ventana.
Para limpiar los rieles de las ventanas correderas utiliza la boquilla estrecha del aspirador para eliminar polvo y residuos y después pasa una bayeta húmeda.
Herramientas que ayudan
Existen soluciones automatizadas que pueden ser muy útiles en algunas circunstancias, en especial si tienes en casa muchos cristales o se trata de paños fijos. Si es tu caso, no está de más que te hagas con un kit de limpiacristales a batería, ya que te ayudará a realizar la tarea sin esfuerzo y con unos resultados óptimos. Para empezar se aplica el producto con un pulverizador con esponja incorporada, y después se aspira el líquido sucio con el limpiacristales automático.
Los espejos, siempre impecables
La limpieza diaria de los espejos de tu casa no tiene mayor complejidad. Bastará con que los repases con el producto habitual, sin mojarlos demasiado y secándolos muy bien, ya que la humedad puede hacer que se piquen. De vez en cuando, y para que estén muy brillantes, puedes frotar tus espejos con papel de cocina impregnado en una mezcla de agua y vinagre blanco, secando después con un paño de algodón.
¡S.O.S.! Recurre a la ayuda profesional
Si tienes muchas ventanas, y muy grandes, o paños fijos difíciles de limpiar, puede que no sea mala idea solicitar la ayuda de un profesional que deje los cristales de tu casa impecables y te libre de la angustiosa tarea.
Contratar un servicio de limpieza de cristales cuesta una media de 85 euros (para una vivienda de unos 80 metros cuadrados, tres habitaciones y ventanas no accesibles desde el exterior, incluyendo la limpieza de marcos, rieles y persianas).