El verano de 2020 va a ser diferente. Aún no sabemos muy bien cómo será la “nueva normalidad” en la que tendremos que desenvolvernos, derivada por la situación de emergencia sanitaria que ha provocado el coronavirus, pero lo que está claro es que traerá cambios importantes en nuestra forma de vivir y de disfrutar de las vacaciones, de las playas y de los entornos naturales.
Una vez establecido por el CSIC (Consejo Superior de Informaciones Científicas) que el riesgo de contagio del virus es improbable en el agua de la playa o la piscina, los expertos han elaborado un protocolo que perfila las diferentes actuaciones y medidas que habrá que tomar para poder acudir este verano a las playas españolas. Entre ellas se incluye el control del aforo para poder garantizar la distancia social entre las personas, la desinfección frecuente de espacios comunes, y el establecimiento de zonas de acceso y salida a las playas.
En cualquier caso, ya no será posible plantar la sombrilla en la arena libremente, por lo que disfrutar de la playa y del sol va a ser un tanto más complicado de lo que lo era antes de que la covid-19 hiciese su aparición en nuestras vidas. Pero, ¿te imaginas que pudieras recrear tu propia playa particular en el jardín?
La playa en casa
Contar con una piscina de arena en casa es lo más parecido a tener un pequeño pedazo de playa para tu uso personal, salvando las distancias que impone el entorno natural. Sin embargo, y aunque obviamente no sea posible disfrutar en tu jardín de una kilométrica playa de arena blanca, sí que podrás crear un espacio relajante y tranquilo, en el que la piscina de toda la vida se convierte en una recoleta cala de aspecto natural.
Este tipo de piscinas, muy decorativas y originales, solían limitarse a espacios públicos como hoteles de lujo y centros de recreo. Sin embargo, en la actualidad cada vez son más habituales en residencias particulares. Si bien se adaptan a las características de cada caso, es necesario contar con un jardín o parcela lo suficientemente amplio como para poder instalar la piscina y recrear la playa.
Resistentes y de fácil construcción
Para construir una piscina de arena, lo primero que hay que hacer es excavar el hueco adecuado, que después se reviste con hormigón proyectado para crear un soporte resistente y totalmente estanco. La superficie se recubre de varias capas de arena especial compactada (suelen ser de áridos de cuarzo natural aunque puede hacerse con otros materiales similares) que aportan un acabado suave y antideslizante, lo que aumenta la seguridad de tu piscina. Esto último es muy adecuado en casas en las que viven niños y personas mayores, ya que se minimiza el riesgo de accidentes por resbalones y caídas. El acceso a la piscina es también muy seguro, con un desnivel suave y paulatino tal como es la entrada a una playa real, lo que permite prescindir de escaleras.
Otra característica de las piscinas de arena es que la superficie nunca llega a calentarse en exceso, aunque esté a pleno sol, por lo que no se producen quemaduras. El resultado es un espacio agradable y cómodo, que te proporcionará una experiencia de baño diferente.
Una piscina única, solo para ti
De todas las cualidades que poseen las piscinas de arena, una de las más interesantes es la manera en que se pueden personalizar para adaptarlas a nuestros gustos y necesidades. No solo es posible elegir el tamaño de la piscina, en función de los metros cuadrados disponibles, sino también la forma, las características de la zona de playa, la profundidad, el desnivel de acceso, etc.
Las piscinas de arena, al contrario de las habituales que suelen mostrar diseños rectilíneos bien definidos, hacen gala de líneas suaves y sinuosas para asemejarse en lo posible a las formas de la naturaleza.
Mantenimiento y limpieza
A la hora de tratar el agua no hay un método específico para este tipo de piscinas, sino que se han de emplear los sistemas habituales: desinfección química del agua con cloro, cloración salina, oxígeno activo, radiación ultravioleta, etc. La forma o el material del que está fabricada la piscina no determinan el tipo de desinfección del agua.
En lo que al mantenimiento de la propia piscina se refiere, las de arena estarán perfectas si les haces una limpieza periódica con pistola de agua a presión. No necesitarás nada más.
La estrella de tu jardín
Si estás pensando en instalar una piscina de arena en tu jardín, puede que sea el momento para rediseñar el paisajismo. Lo ideal es crear un entorno natural alrededor de la “playa”, integrándola en el entorno. Para lograrlo tienes muchos elementos a tu alcance: plantas, rocas e, incluso, cascadas que hagan de tu jardín un espacio sereno y evocador.
Una vez recreado el espacio exterior, la piscina se convertirá en la auténtica protagonista del jardín. Además, como no es necesario cubrirlas en invierno (puesto que no se deterioran a causa de los agentes atmosféricos) decorarán la zona exterior de tu casa todo el año, como parte esencial del paisajismo. Para mantener el agua en perfectas condiciones solo tendrás que programar un tratamiento básico de mantenimiento.