Si cada año, al llegar la primavera, aprovechas el cambio de estación para hacer la limpieza general de tu casa, en esta ocasión no tiene por qué ser diferente. Cierto es que estamos viviendo una situación totalmente nueva e incierta, pero eso no quiere decir que debamos aparcar determinadas tareas. Hoy más que nunca nuestra casa es el lugar más importante, nuestro refugio. Y mantenerlo limpio y ordenado nos ayudará a sentirnos felices, seguros y cómodos. Por eso te traemos un pequeño decálogo para organizarte a la hora de hacer la limpieza de primavera. Así podrás llevarla a cabo de una forma sencilla y eficaz.
1. Planificar, el secreto del éxito
Hacer la limpieza de primavera no es una tarea nimia. Lleva su tiempo y requiere de cierto esfuerzo. Por eso debemos aprovechar todas las estrategias que nos resulten útiles para acometer el trabajo de la mejor manera posible. El primer paso será establecer una buena organización. De lo contrario, no sabrás por dónde empezar, qué pasos seguir y cómo proceder. Así que, siéntate y traza un plan de actuación: haz una lista de tareas, asignando un tiempo a cada una de ellas, en función de los días que puedas invertir en la limpieza. Aprovecha el tiempo libre que te regala esta situación de confinamiento y trabaja a tu ritmo. Un consejo: sé realista. De nada te servirá querer hacerlo todo en un par de días. Es mucho mejor que te fijes objetivos reales y así lograrás terminar la limpieza general sin estrés.
2. El cambio de armario
Esta es la primera tarea que tienes que acometer, dentro de la limpieza general de primavera, a pesar de que el hecho de no salir a la calle distorsiona un poco nuestra percepción del cambio de estación. En cualquier caso, puede que todavía queden días de mal tiempo, pero lo más seguro es que cuando llegue el momento del desconfinamiento, ya no necesitarás abrigos ni bufandas. Por eso, decídete a hacer el cambio, siguiendo estas pautas. Hazlo primero con tu armario y después con el del resto de la familia:
- Vacía el armario por completo y limpia a fondo el interior.
- Busca tu ropa de primavera y verano, y colócala en las perchas.
- Retira la ropa de invierno más gruesa (abrigos, jerséis de lana, gorros y bufandas, etc.). Ya no la vas a usar este año.
- Reserva alguna prenda ligera de abrigo por si acaso. Lava el resto de la ropa (si es necesario) y guárdala hasta el próximo otoño.
3. El arsenal de limpieza
¿Tienes todo lo que vas a necesitar? Haz inventario y asegúrate. De nada te servirá que hayas fijado una fecha para empezar a limpiar si después te das cuenta, bayeta en mano, de que no tienes los productos adecuados. Y mucho más ahora que ir a comprar es toda una odisea… Mejor busca en tus armarios y revisa limpiadores, estropajos, cepillos y trapos para que no te falte de nada en el momento adecuado. Un consejo: ¿has pensado en sustituir el detergente y el amoniaco por limpiadores naturales? El zumo de limón es un potente desengrasante, el vinagre un eficaz antical, y el bicarbonato te servirá para limpiar y desodorizar textiles y tapicerías.
4. La cocina y el baño
Es buena idea comenzar la limpieza de primavera por la cocina y el baño, ya que son espacios que requieren más esfuerzo y trabajo, sobre todo cuando se trata de limpiarlos a fondo. En la cocina empieza por las paredes, el exterior de los muebles y la encimera, y después ve vaciando cada armario para limpiar y colocar el interior. En el caso del baño, dedícate a los azulejos, limpia a fondo la mampara eliminando todo rastro de cal y continúa con los sanitarios. Cuando acometas la limpieza de los muebles, vacíalos y aprovecha para tirar los cosméticos que estén caducados y los que ya no uses. Un consejo: no te olvides de poner a punto el maquillaje, limpia las brochas (con jabón neutro) y los peines y cepillos (sumergiéndolos durante una noche en agua con un buen chorro de amoniaco).
5. Habitación por habitación
Una vez hayas terminado con el baño y la cocina, los espacios más duros y difíciles, le llegará el turno al resto de la casa. En este punto lo mejor es trabajar habitación por habitación, sin prisas ni agobios. Dedica a cada estancia el tiempo que requiera, y no te agobies si tardas más de lo esperado. Ahora más que nunca nos hemos dado cuenta de que somos capaces de adaptarnos a situaciones imprevistas, ¿verdad?
Comienza por retirar el polvo de techos y paredes con una mopa cubierta por un trapo o una toalla. Si la pintura plástica de las paredes tiene manchas o roces, trata de eliminarlos con un paño húmedo y agua jabonosa sin frotar demasiado. Cuando hayas terminado vacía aparadores y estanterías, límpialos a fondo, y vuelve a colocar las cosas en su sitio. Una idea: ¿por qué no aprovechas la limpieza de primavera para deshacerte de todas esas cosas que ya no tienen espacio en tu vida? Selecciona los objetos que realmente te gustan y necesitas, y tira el resto. Te sentirás mejor.
6. Cristales inmaculados
Reconócelo: encontrar tiempo para limpiar los cristales de todas las ventanas de la casa era algo casi imposible en la época de antes del confinamiento. Pero ahora no tienes excusa para no armarte con trapo y limpiacristales (y paciencia) y dedicarte a esta labor. Y no te quedes solo en los cristales. Ve desmontando, si puedes, ventana por ventana y deja las carpinterías relucientes. Las de aluminio o PVC quedan muy bien simplemente frotando con una bayeta y agua con jabón. Para los cristales lo mejor es elegir un producto específico y un trapo que no suelte pelusas. Las bayetas de microfibra vienen muy bien para esta tarea. En cuanto al limpiacristales, puedes fabricarlo tú misma en casa con agua, un chorro de amoniaco y unas gotas de detergente de lavar los platos. Un consejo: procura elegir un día sin sol ni viento para limpiar las ventanas. De lo contrario el producto se secará demasiado rápido y no podrás evitar que queden marcas.
7. Textiles, tapicerías, cortinas…
Aunque los elementos textiles que decoran nuestra casa necesitan un mantenimiento constante, la limpieza de primavera es la ocasión perfecta para darles un buen repaso. Limpia las tapicerías del sofá, butacas y sillas, y lava las cortinas en la lavadora, en un programa con centrifugado corto, colgándolas húmedas para que no se arruguen. Lava también las fundas de cojín, mantas y plaids y guarda los que sean muy gruesos. Una idea: ¿qué tal si sustituyes los textiles de invierno, cálidos y pesados, por otros más primaverales y frescos, de cara al buen tiempo que se avecina? Anímate a cambiar los cojines de lana o terciopelo por otros de lino o algodón, con estampados y colores más claros y luminosos. Le darás un aire nuevo a tu salón.
8. Alfombras, a buen recaudo
Una buena alfombra es un acierto seguro. Además de hacer cualquier espacio mucho más confortable y cálido, protege los suelos y aumenta el aislamiento de la casa. Sin embargo, ahora que la primavera ha hecho su aparición y las temperaturas ascienden, las alfombras resultan en ocasiones demasiado pesadas. En ese caso, siempre se pueden sustituir por esteras de fibras naturales, por ejemplo, totalmente veraniegas. Antes de guardar las alfombras de invierno, asegúrate de que están limpias. Si es necesario tendrás que llevarlas a la tintorería (recógelas hasta que llegue el momento en que puedas hacerlo). En caso de que no necesiten una limpieza en seco, puedes limpiarlas tú en casa y guardarlas hasta el próximo otoño. ¿Cómo? Sacúdela, aspírala a fondo y protégela con una funda de tela.
9. Cambia la ropa de cama
Es fundamental para dormir y descansar a gusto. Para actualizar tu cama en primavera tendrás que lavar y guardar edredones, mantas, colchas gruesas y rellenos nórdicos. Dale a cada prenda el cuidado que necesita a la hora de lavarla. Mete en la lavadora lo que puedas y deja aparte los edredones más pesados para llevarlos a la tintorería. Un consejo: utiliza bolsas de almacenaje al vacío para guardar la ropa de cama de invierno. Una vez empaquetadas tus prendas, se extrae el aire con el aspirador y así ocupan mucho menos espacio.
10. Para terminar, el suelo
Llegados a este punto la limpieza de primavera está casi terminada. Solo queda limpiar los suelos de la casa y habrás superado la prueba. Pasa el aspirador como de costumbre, insistiendo en zócalos, rodapiés y rincones difíciles, y después friega tu pavimento de la forma adecuada y con un producto específico (para madera, cerámica, suelos vinílicos, etc.).