La casa londinense de la interiorista Kelly Hoppen, una de las más importantes no solo en Inglaterra (donde vive) sino a nivel internacional con clientes como los Beckham y Sienna Miller, respira esa elegancia atemporal y discreta, que caracteriza a la diseñadora, al tiempo que fusiona los principios orientales de simplicidad y el gusto occidental por texturas suntuosas y acabados lujosos. “El espacio estaba totalmente abandonado y parecía un almacén desgastado. Literalmente era escombros, pero tenía algo muy especial y supe de inmediato que era para mí”, comenta la decoradora.
Con la luz, tanto natural como artificial (obra de Hervé Langlais para Galerie Negropontes) como aliada, y un llamativo pavimento, que simula una alfombra, esta entrada triunfal, salpicada con flores y fotografías en blanco y negro, es la mejor carta de presentación de la vivienda, ya que hay pocos preludios tan espectaculares y bellos como este. El espejo redondo que se adquirió en el mercadillo de Les Puces en París, y la impactante imagen de Marilyn Monroe de Gene Korman, perteneciente a la colección de arte de la diseñadora, son el broche perfecto del conjunto.
Fiel a su estilo, Kelly emplea su paleta de colores neutros y tranquilos de tonos topo, blanco, beiges y grises, complementados por toques de verde, rosa empolvado, azul pavo real, naranja bronce, níquel y oro rosa. Su amor por las texturas también se deja sentir, enriqueciendo y añadiendo una nueva dimensión al espacio, al mismo tiempo que emplea la iluminación para crear efectos llenos de dramatismo, que proporcionan la luz idónea en cada rincón. Así, en el salón, las impresionantes lámparas de burbujas de vidrio sobre los sofás (todos diseños de la interiorista) contrastan, sin chocar, con las líneas rectas de las luminarias del comedor, y ‘flotando’ se suman al equilibrio del ambiente.
Con 3.000 metros cuadrados, un gran espacio común, que alberga salón, comedor y cocina con 'office', configura la parte pública del hogar de Kelly Hoppen. A menudo utilizado para ocasiones especiales y cenas, el comedor derrocha estilo y personalidad. Una gran lámpara colgante, que la diseñadora tardó seis meses en producir, cuelga elegantemente sobre la hermosa mesa de piedra de seis metros, que puede acomodar a 30 invitados.
La cocina abierta se integra a la perfección en el espacio polivalente. Con mobiliario blanco y encimera y antepecho de mármol, cuenta con una barra de desayunos y un office independiente, más cómodo para las comidas de diario.
El office mantiene el estilo sofisticado y elegante del resto de la vivienda, pero sin perder su carácter práctico, con una estantería que puede albergar tanto libros de recetas como adornos o piezas de la vajilla que quieras enseñar. Para sacar más partido a los metros y tener mayor número de asientos, la diseñadora ha colocado un banco en L.
Esta sala de televisión privada se abre al espacio común, gracias a sus puertas pivotantes de laca. Esta solución permite que puedas disfrutar de una película apartada del resto de la casa y, al mismo tiempo, lograr un gran impacto visual y agregar una nueva dimensión al espacio. Dos sofás, tan amplios y confortables como una cama, son los reyes del espacio.
Consciente de que los cuartos de baño pueden aportar mucho al conjunto final, Kelly mima y cuida su decoración al máximo para que brillen con luz propia. Un búho de cristal de Murano, una pieza muy especial para la diseñadora, se erige como protagonista de un espacio donde la incrustación de latón en el pavimento de mármol y la iluminación oculta otorgan un toque sexy y misterioso al conjunto.
Esta 'oficina en casa' es uno de los lugares de la interiorista, ya que encarna absolutamente el tipo de lugar donde le gustaría trabajar y donde puede dar rienda suelta a su creatividad. La colección de arte y los libros hacen de este un espacio alternativo para relajarse con toques cromáticos otoñales, cálidos y acogedores. El sillón de Le Corbusier tapizado en lino es la combinación perfecta de materiales naturales y diseño modernista.
La iluminación y la integración del arte son dos de las máximas que definen este proyecto decorativo. La luz no solo ilumina y guía tus pasos, sino que acompaña, enfatiza y dramatiza los espacios. El arte es muy importante para el diseñadora, ya que que proviene de una familia muy creativa y lleva años formando su propia colección, por lo que quería poder exhibirlo apropiadamente. Así, apostó por paredes blancas, que tendrían muchas repisas, para acondicionar sus magníficas piezas, dándoles una mayor flexibilidad.
El dormitorio principal, diseñado alrededor de lo que Kelly sueña, es sensual, lujoso y bello. Las delicadas lámparas de las mesillas de noche de Ochre están enmarcadas por inteligentes paneles acanalados, que forman parte de las puertas de la planta baja y agregan ingeniosamente simetría a la habitación. La chaise longue se suma al ambiente relajado del espacio, al igual que el banco de Christian Liaigre en damasco más oscuro, y las alfombras que juegan con los mismos tonos, otorgando una pisada cálida y mullida.
El impresionante vestidor es el sueño de todas nosotras y el santuario de la diseñadora. Decorado con grandes fotografías en blanco y negro y una hermosa imagen de la propia Kelly de David Bailey, alberga su colección de ropa ‘vintage’ (fruto de años de búsqueda), prendas actuales y un inmenso zapatero. Los cálidos sillones color topo (uno de los tonos fetiche de la interiorista) están acompañados por dos taburetes de India Mahdavi, que se utilizan como mesas auxiliares.
No hay ningún rincón de esta casa de Londres donde el espíritu y el estilo de la interiorista no haya llegado. En el cuarto de baño del dormitorio principal, la espectacular bañera independiente, hecha en mármol recuperado, acapara todas las miradas. Con forma de pétalos de flor de loto, inspirada en una serie de cuencos que Hoppen diseñó para Wedgewood, está situada en una plataforma elevada, iluminada desde abajo, para obtener el máximo impacto.
Cada una de las seis habitaciones que posee esta vivienda londinense, te atrapa con su elegancia y su lujo discreto, salpicado de originales guiños, en los que se mezclan muebles icónicos y antiguos, con piezas a medida diseñadas por la propia Kelly Hoppen. Sin olvidar el arte en cualquiera de sus manifestaciones.
En esta habitación de invitados, la interiorista ha apostado por los colores brillantes, logrando un espacio muy personal y atrevido, en el que la cama con dosel es la gran protagonista. Las mesitas de noche ‘vintage’ se vistieron con una divertida laca azul, haciendo un guiño a las sillas y accesorios, mientras que las paredes se pintaron en dos tonos, lo que proporciona un plus de calidez y encanto al ambiente.