Si el salón era totalmente ‘white’, el comedor hace de la madera oscura su principal seña de identidad, presente incluso en los marcos de los cuadros. De estilo clásico, está presidido por una gran mesa con capacidad para 10 comensales, aunque lo que realmente llama la atención es la iluminación, donde no faltan apliques dorados, lámparas de araña y candelabros, que crean la atmósfera ideal para cenas de galas. Dos grandes aparadores, coronados por dos arreglos florales, ofrecen, además de espacio para guardar, una superficie para dejar los postres o las copas.