Siempre que te plantees una reforma…
Compara un par o tres de presupuestos, no más. No hace falta volverse loco. Si tienes experiencia con alguna empresa o te recomiendan algún profesional, consúltales. Es una buena referencia cuando un cliente está contento pero siempre debes mantener un contacto tú para saber si lo que quieres realizar está dentro de su trabajo.
Acude a profesionales. Ten en cuenta que algunas reformas necesitan supervisión o títulos oficiales para certificarlos (como es el caso de la instalación eléctrica). Pregunta siempre por las garantías que ofrece el fabricante y exige un presupuesto cerrado. Como en el ámbito de las reformas es difícil calcular los imprevistos, se suele indicar una partida en la que se contemplan. Y cierra un plazo para que no se alargue más de lo que te indiquen y, en tal caso, que puedas reclamar.
Además, ten en cuenta que en el caso de casas antiguas de más de 50 años puedes encontrarte con dificultades extra por las dimensiones de las escaleras o la ausencia de ascensores. Deberás consultar a la comunidad de propietarios cómo se gestionan las obras, dónde se coloca el contenedor de escombros, etc. Y además, saber si es un edificio protegido o no (el ayuntamiento te ayudará con este detalle) por las posibles modificaciones que no estén permitidas -generalmente relacionadas con el aspecto de la fachada-.
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