Ahorran espacio, conceden sensación de amplitud y son extra decorativas. Las puertas correderas para interior transforman las dimensiones de la casa y abren o cierran espacios. Hay muchas razones por las que las puertas correderas son imprescindibles. Te contamos sus ventajas, los tipos y mecanismos que existen y otros datos que te ayudarán a decidirte por ellas.
¿Qué gana tu casa con una puerta corredera?
"La principal ventaja que aporta una puerta corredera es la conexión y/o división de estancias a través de un elemento que ocupa muy poco espacio", destacan los interioristas del estudio de interiorismo Círculocuadrado Design (www.circulocuadrado.net), Ismael Barajas y Maribel Caballero. "Cuando queremos conectar dos zonas, para unificarlas ópticamente entre ellas pero que a la vez, en determinadas situaciones, nos interese que sean divididas optamos por una puerta corredera (por ejemplo, una cocina conectada a la zona de comedor)", añaden.
Piensa que al instalar una puerta corredera sencilla (de una hoja) estás ganando alrededor de un metro cuadrado de espacio, puesto que el arco que hace la puerta batiente ya no hay que contar con él y esto concede espacio. Además, la hoja en sí de una puerta corredera siempre queda pegada a la pared o integrada en la misma por lo que la sensación de amplitud es mayor (se elimina visualmente el elemento puerta).
Sustituir una puerta batiente por una corredera es la mejor opción cuando los espacios son pequeños, de ahí que sean una opción recurrente en aseos o en cuartos de lavado. Aunque son tan decorativas que es difícil resistitrse a su diseño (transforman espacios) y a los metros que conceden. En este proyecto de interiorismo del estudio CírculoCuadrado con estilismo de Mar Gausachs (arquitectura de Andreu Tusell).