La nueva artesanía se debate entre lo funcional y lo artístico, aportando un nuevo valor a los objetos, el de la emoción, del que lo crea y del que lo adquiere. Sin olvidar, que a pesar de su coste (elevado en muchas ocasiones), son objetos que estarán contigo durante muchos años.
Poder de adaptación
Estamos ante un fenómeno que no solo afecta a la casa de mamá o de los abuelos, sino que atrapa en sus redes a las nuevas generaciones, incluso la ‘millennial’ no puede resistirse, con la aparición de diseñadores que hacen objetos 'hand made' con materiales naturales. En un momento virtual, la artesanía recupera el factor humano, el objeto que emociona con su tacto o su imagen. Como el sillón Stockholm de Ikea, trenzado a mano en ratán natural.