1/10 © Seanroyale

1. Distribuciones a tres bandas

Adecuar la distribución a la nueva situación es el primer paso. Por pequeña que sea la vivienda, evidentemente en las que no existen problemas de metros es más sencillo y satisfactorio, es preciso establecer tres zonas independientes: dos individuales y una común. En las tipo 'loft', a su vez, debes recurrir al ingenio y usar biombos, tabiques de cristal… Y como norma general, busca la luz, ya que, además de alegría y amplitud, el sol nos ayuda a regular el sueño y a despertarte de mejor humor. 

2/10 © Velux

2. Mi rincón, tu rincón

Todos necesitamos un espacio donde refugiarnos a leer un libro, repasar los mensajes o dejar pasar los minutos sin hacer nada. Esta prioridad se convierte en una necesidad si trabajas en casa. En estos casos, debes habilitar, si es posible, una habitación para tal fin o situar tu oficina en un lugar de la vivienda ‘neutral’: bajo una escalera, en la buhardilla o el salón, evitando siempre el dormitorio principal.

3/10 © Kitchen Makers

3. Espacio para compartir

La cocina y el salón son los dos corazones de las viviendas actuales. Muchas parejas prefieren la primera para hacer vida, reuniones con amigos o ver la tele mientras cocinan, mientras que otras encuentran en el salón su lugar preferido. En función de cuál sea el tuyo debes decorarlo con mimo y con los muebles con los que os sintáis cómodos. Un sofá y un televisor no son suficientes. Tampoco tenemos nada que objetar a los cuartos de estar, pero en ningún modo debe verse el dormitorio como el espacio para dialogar o discutir: mejor aparcamos los problemas fuera.

4/10 © Pepe Peñalver

4. Decorar en pareja

A la decoración le ha pasado como a la cocina: todos sabemos y tenemos algo que decir. Si antes eran parcelas exclusivas de uno de los miembros, ahora no ocurre lo mismo. Lo difícil es hacer que ambos criterios estéticos coincidan en todos los puntos. Por eso, lo más razonable es hacerlo juntos, cediendo en algunos aspectos, imponiéndote en otros, como en la elección de estas telas y papeles pintados de Harlequin (en Pepe Peñalver). En definitiva, equilibrar poderes (y objetos ‘deco’), para que el resultado sea armonioso y a gusto de ambos. Recuerda emplear en ocasiones la inteligencia y otras el corazón, según lo requiera la situación. 

5/10 © Muuto

5. Romper el hielo

Especialmente si la vivienda es propiedad de uno de los dos y ya está 'puesta'. Para ello, lo mejor es hacer limpieza, desechar algunas cosas para que entren otras y comprar juntos una de las piezas principales de vuestra recién estrenada casa: el sofá y la cama son dos buenas opciones.

6/10 © Artek

6. Mejor, poco a poco

La ilusión de compartir casa implica reformarla de arriba abajo y cambiar la decoración al completo de una sola vez. ¡Error! Las prisas no son buenas para hacer residencias para toda la vida. Id poco a poco, comprando un jarrón por aquí, un sillón para allá, incorporando ese souvenir de vuestro último viaje… No os precipitéis, porque todo, incluso la buena decoración, requiere un periodo de adaptación.

7/10 © Hästens

7. El dormitorio: ¿Campo de batalla?

No, necesariamente. Es importante diseñar una atmósfera en la que ambos os sintáis a gusto. Con una ropa de cama que invite al descanso y pintado en tonos afines para los dos. Los colores neutros son siempre una buena opción, aunque si estáis de acuerdo podéis arriesgar en paredes como la del cabecero.

La cama, y más concretamente, el colchón puede ser motivo de desencuentros, no por el lado preferido de cada uno sino por la dureza, el material… Además de optar por dos camas, hay marcas, como Hästens, que permiten establecer dos zonas independientes de dureza y consistencia. Por cierto, no compartir habitación también es una solución apta, que puede poner fin a muchas pequeñas (y tontas) discusiones. El tema de los ronquidos lo dejamos para otro artículo.

8/10 © Roca

8. Baño para compartir

Si la opción de tener dos cuartos de baño independientes es factible, todo resuelto, pero si es un imposible, lo primordial es que el sanitario esté independiente. Después, en función de los metros disponibles se puede optar por colocar dos lavamanos, como en esta propuesta de Roca; contar con zonas de almacenaje para cada uno o, al menos, delimitar cada ‘territorio’ de forma coherente: una balda para ti, otra para mí. También es importante emplear la lógica y ceder centímetros si tú tienes menos cremas y accesorios que guardar. ¡Se te recompensará por otro lado!

9/10 © The Rug Company

9. En orden

Cada uno de nosotros tenemos un concepto de lo que es el orden. Por eso, puede que a ti no te moleste que la ropa de la plancha se amontone en un rincón, que la tapa del sanitario esté siembre abierta o que la pasta de dientes se adhiera al lavabo como si fuera parte de él, pero a tu pareja sí. Son cosas de la convivencia, que hay que limar, incluso aceptar en ciertos casos, sin que ninguno se convierta en la madre del otro o en el encargado de limpieza. No les des más importancia de la que merecen y echa un vistazo a la organización general de la casa. ¿Funciona? Alfombra Platinum, diseñada por David Rockwell para The Rug Company

10/10 © Ikea

10. Será por armarios

Acostumbrada a tener el armario para ti sola, ceder una parte es, además de un acto de amor, una buena manera de comenzar la convivencia. Lo ideal es que, además de crear zonas simétricas, las establezcas de manera que den respuesta a las necesidades de cada uno: más ropa doblada, de colgar...  

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