7. El dormitorio: ¿Campo de batalla?
No, necesariamente. Es importante diseñar una atmósfera en la que ambos os sintáis a gusto. Con una ropa de cama que invite al descanso y pintado en tonos afines para los dos. Los colores neutros son siempre una buena opción, aunque si estáis de acuerdo podéis arriesgar en paredes como la del cabecero.
La cama, y más concretamente, el colchón puede ser motivo de desencuentros, no por el lado preferido de cada uno sino por la dureza, el material… Además de optar por dos camas, hay marcas, como Hästens, que permiten establecer dos zonas independientes de dureza y consistencia. Por cierto, no compartir habitación también es una solución apta, que puede poner fin a muchas pequeñas (y tontas) discusiones. El tema de los ronquidos lo dejamos para otro artículo.