3. Puesta en escena
Antes de nada, tu casa debe estar ordenada, limpia y sin desperfectos que estropeen el momento: desde una persiana que no baja, hasta un grifo que gotea o un baño que huele a cañería. Después, hay que prepararla, con estilo, pero sin perder la sensación de autenticidad. No se trata de que todo esté perfecto sino de que sea real, vivida, para que los demás también lo sientan. Es lo que se llama ‘efecto despeinado’: sin cosas por medio, pero con toques: cojines ‘descolocados’ para dar calidez o una mantita sobre la cama. Ojo, hablamos de darle un aire ‘fresco’, no de que campe a sus anchas el desorden.