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Los arquitectos Humbert & Poyet han dado una nueva vida a esta pequeña casa italiana, transformándola es un refugio coqueto, decorado todo en blanco, con guiños al estilo náutico e impresionantes vistas.

 

Una cabaña situada en la Riviera italiana

Así es este pequeño refugio junto al mar: de capricho, estilo romántico y funcional. Antes de la reforma llevada a cabo por el estudio de arquitectura Humbert & Poyet, la casita de tan solo 48 metros cuadrados se encontraba en un estado de abandono, así que el trabajo de reforma que se realizó fue integral. Ahora que predomina el color blanco en todos los interiores tanto en revestimientos como en mobiliario y complementos textiles parece haber ganado metros.

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Cuando prima la funcionalidad

Precisamente la escasez de metros obligó a los arquitectos a centrarse en lo realmente importante y descartar lujos innecesarios. Esto pasaba por crear espacios compartidos en la zona de día donde el comedor es también el estar -al mismo tiempo- y se comunican con una pequeña cocina. Estos ambientes encuentran prolongación en una terraza o porche que casa fuera la vida y donde es posible contemplar el océano durante una comida, perderse en las vistas meciéndose en una hamaca o tocar el piano, resguardado del sol bajo el techado.

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Todo al blanco

Es el color que concede más amplitud y refleja mejor la luz así que tenía que ser el elegido para decorar el interior de esta pequeña cabaña. Además, la costa italiana está salpicada de casitas blancas, así que esta no podía diferir demasiado del entorno. Gracias a la inteligente distribución de los espacios y al uso del blanco, la cabaña ha crecido y cuenta con dos dormitorios, dos baños, una cocina completa en un espacio milimétricamente distribuido y una terraza de solo 3 metros cuadrados que se prolonga sobre el mar. Las ventanas, todas estrechas y alargadas, se abren hacia el exterior, concediendo mayor sensación de apertura.

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Un interiorismo inspirado en la cabina de un barco

A la hora de decorar los espacios de esta cabaña, propietarios y arquitectos se inspiraron en la cabina de un barco. Todos los elementos principales están realizados a medida para rentabilizar el espacios y se aprovecha cualquier hueco -como el que queda debajo de la escalera- para crear armarios y zonas de almacén. Los materiales usados son naturales, en su mayoría paneles de madera marina recuperada de la cabaña original. Y son los accesorios y complementos los que ponen una nota sofisticada con un diseño retro en latón.

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Zona compartida de día

Salón, comedor y cocina. A esta cabaña se accede directamente a la zona compartida por estos ambientes. Un confortable sofá es al mismo tiempo el asiento de una mesa que hace las veces de mesa de centro y de comedor, frente a una estufa esmaltada en color marfil de diseño retro. La cocina está integrada y abierta, con un diseño de mobiliario que delimita la zona en forma de U con encimera en mármol de Carrara. Su estética marca la decoración en blanco con detalles en latón en tiradores, remates, el frente de la zona de cocción, fregadero y menaje.  

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Muebles a medida y recuperados de anticuarios

Las paredes está revestidas de paneles de madera de alerce pintados a mano en blanco, como el suelo. El sofá es un diseño a medida de los arquitectos y la mesa fue adquirida en un mercado de Inglaterra por el propietario, como el taburete que proviene de una tienda de segunda mano. Estos muebles son los únicos que rompen el blanco predominante con su tono oscuro de madera -como las persianas de lamas-, dando calidez y creando un acertado contraste que acerca el interiorismo al estilo marinero, presente en el proyecto.

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Una tesoro: una terraza abierta al mar

Pequeña pero muy muy resultona. Son solo tres metros cuadrados que permiten trasladar la vida del interior de la casa al exterior. Este espacio está techado con madera en la parte más próxima a la casa y con brezo en la zona exterior. Un banco en forma de U con una mesa a medida se asoman al mar mientras que cerca del acceso a la vivienda se ha instalado un piano y una hamaca colgante, realizada con un tejido africano rescatado de una tienda de antigüedades. El taburete también proviene de una almoneda de París.

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La habitación principal

En la planta superior se encuentra el área de descanso y espacio más privado de la casa. En este dormitorio, por la forma alargada de la ventana y para poder disfrutar de las vistas y sensación de apertura desde la cama, esta se eleva sobre una estructura realizada también en madera en color blanco, que hace las veces de somier y permite ganar zonas de almacén. Un pilar de construcción se aprovecha como mesita de noche y estantería con unas hornacinas, mientras que en el lado contrario es la propia estructura de la cama la que sirve de apoyo. Aquí los interruptores y enchufes junto a la cama, de estilo retro, circulares y con marco de madera, junto a los apliques en latón son los guiños a la estética de una cabina de barco.

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Un segundo dormitorio

Aunque parece imposible conseguir dos habitaciones en 48 metros cuadrados, los arquitectos Humbert & Poyet lo lograron y este es el segundo dormitorio de esta cabaña. Mantiene la misma estética que el resto de los ambientes, todo en blanco, con la figura de un barco decorando la pared (adquirido en una tienda de segunda mano en París) y un pequeño armario de puertas de lamas de madera de alerce, también pintado a mano como las paredes. La cama se eleva para ganar espacio de almacén en la base, un recurso que se ha utilizado en ambos dormitorios y que suple la ausencia de armarios de grandes dimensiones.

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El cuarto de baño

Pequeño pero con ventana, que lo llena de luz natural. Al baño se accede a través de una puerta corredera que permite ganar metros en el interior. Las paredes se revisten con paneles de madera de alerce en blanco, como en el resto de la casa. Tanto el mueble como el lavabo, realizado en latón, son diseños a medida de Humbert & Poyet. La grifería mural tiene aire retro con detalles en porcelana y latón, coordinada con el original espejo de la pared, una pieza antigua comprada en una tienda de antigüedades de Niza. Esta incorpora una balda superior, muy práctica para organizar las toallas.

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Un original rincón de excepción

Si toda la cabaña rebosa originalidad por sus soluciones a medida, estilo y distribución, aún queda un especial rincón por descubrir. El tejado de la casa se abre y asoma un antiguo balancín, descubierto en una tienda de segunda mano, desde el que contemplar desde una posición de excepción las vistas al océano, amaneceres y atardeceres.

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