Situada en Prati, un barrio cercano al Vaticano, el interiorismo de este espectacular piso se articula alrededor de la convivencia, pacífica y armoniosa, entre lo moderno y lo antiguo. Sin sobresaltos estéticos, los espacios se van configurando como una obra de arte. Un arte que ‘toma’ las paredes, el pavimento y el mobiliario, no como si se tratase de una exposición en un museo sino formando parte del alma de la vivienda.
En el salón, una caja blanca que incluye también las cortinas, destaca la disposición de la zona de estar con los sofás de terciopelo burdeos y las cuatro butacas enfrentadas. En el centro, una gran mesa de centro de madera y cristal.