Cómo dar un nuevo aire a tu casa de campo para que sea tan cómoda (y bonita) como la de la ciudad
Convertir tu vivienda de la sierra en el lugar donde desconectar y reponer las pilas es más fácil de lo que piensas. Respetar su espíritu, conservar algunos elementos, elegir los muebles adecuados y encender la chimenea son los primeros pasos.
Obra de Coton et Bois (cotonetbois.com), este salón posee ese aire campestre 'chic', típico del estilo de los Hamptons.
A la hora de dar otro aire a tu casa de campo, debes respetar siempre su espíritu y encanto original.
La chimenea es uno de los básicos de cualquier casa de campo. Mejor si no la cierras con cassette y la revistes con materiales nobles.
Las casas de campo suelen esconder verdaderos tesoros en sus techos, suelos y paredes. ¡Sácalos a la luz!
Este ambiente de Asun Antón en Casa Decor 2019 convierte al comedor, junto a la cocina, en el corazón de la casa. Este estilo campestre, creado con el reconocido estampado de William Morris, las medias bovedillas del techo y las tonalidades verdes, te traslada a los parajes naturales de la campiña inglesa y la Toscana.
La cocina es, quizás, la estancia más importante, ya que alrededor de ella se organiza la vida familiar. Estas telas de Laura Ashley (lauraashley.es) crean un ambiente rústico muy 'chic'.
El toque 'auténtico' debe trasladarse también al comedor exterior, como en esta propuesta de Mister Wils (miterwils.com), para crear, así, continuidad visual con el interior.
Si las ventanas son de materiales nobles, recupéralas y haz que luzcan como nuevas. Si no lo son, píntalas en blanco para que se integren en el ambiente.
La madera es uno de los grandes aliados de los interiores campestres. Si la eliges en tonos oscuros, mejor que las paredes sean blancas o claras.
Las telas en lana y linos con cuadros y flores, como estas de Colefax and Fowler, resultan perfectas para recrear una atmósfera campestre. En Gastón y Daniela (gastonydaniela.com).
Los materiales y las fibras naturales deben ser protagonistas absolutos de los espacios rústicos, donde lo artificial no tiene cabida.