Cuando decoramos una casa nos planteamos cómo será hasta el más mínimo detalle. Sin embargo, utilizar puertas con color parece una excentricidad porque el blanco y el madera son tonos que siguen manteniendo su hegemonía. Pero cuando descubres todo lo que puede conseguir una puerta de color, dejarás de ver normal que las puertas no sean de colores.
Convertir lo mundano en original
El poder de las puertas de colores es transformar aquello que podría ser común y aburrido en algo completamente diferente, porque cuando dotamos de color a una puerta, estamos haciendo presente su textura y su brillo. Centramos la atención en ella, y todo el conjunto se beneficia de esa nueva luminosidad, haciendo que las formas y fachadas ya conocidas cobren una nueva vida. En este edificio, somos capaces de imaginar un antes y un después, con una puerta de madera que se confundiría con el espacio, y esta maravillosa puerta azul que pide a gritos que te acerques a saludar.
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