3. Distribuye adecuadamente
Es el inicio de toda buena relación con el espacio, especialmente si los metros cuadrados no te sobran. Diseña una distribución fluida y cómoda, despeja las entradas de luz, tratando de no impedir su paso al interior de la casa, y fomenta la profundidad, evitando que haya obstáculos que entorpezcan la vista. Y, por supuesto, no renuncies a la comodidad. Busca una distribución que deje el máximo espacio libre, donde puedas moverte fácilmente. Para aprovechar mejor las dimensiones, lo ideal es ubicar la cama en el centro de la estancia, apoyando el cabecero en una pared, como en esta propuesta de Textura Interiors (textura-interiors.com).