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William Randolph Hearst, también conocido como W.R. no se hizo a sí mismo, ya que vivió siempre en la opulencia: el sueño americano fue cosa de su padre. El magnate de la prensa (llegó a poseer más de 28 periódicos nacionales) fue conocido por el gran público gracias a ‘Ciudadano Kane’, la película sobre su vida que realizó y protagonizó Orson Welles. Ambicioso, despótico, brillante y comprador compulsivo, entre sus millonarias adquisiciones destacan dos de las mansiones más espectaculares de Estados Unidos: Hearst Castle en California y Beverly House en Beverly Hills. Hoy, esta última sale a la venta (según la inmobiliaria Jade Mills) por cerca de 119 millones de euros. Como adquirirla es casi imposible, nos colamos dentro para conocer in situ el ‘glamour’ y el estilo de vida de la época dorada de Hollywood.

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Beverly House posee un marcado acento mediterráneo, que recuerda mucho a las villas italianas o españolas, exuberantes y grandiosas. Y es que el magnate de la comunicación realizó numerosos viajes por Europa que le sirvieron de inspiración. El estilo mediterráneo se adapta al paisaje y lo incluye tanto en el exterior como en el interior de la vivienda. Por eso, los jardines, diseñados por el arquitecto paisajista Paul Thiene, son parte de la casa, y la arquitectura se muestra respetuosa con el entorno.

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Entrar en la vivienda de W.R. es como trasladarte mentalmente a una isla mediterránea (desde Santorini hasta Ibiza). Realmente espectacular, solo hay contemplar su piscina olímpica, no resulta extraño que haya sido utilizada en innumerables películas como ‘El padrino’, que en ella viviese Whitney Houston protegida por Kevin Costner en ‘El guardaespaldas’ o que  fuese el nido de amor de John F. Kennedy y Jacqueline, durante su luna de miel. Además, albergó tiempo después la sede de la elección presidencial de la costa oeste, para la campaña presidencial de JFK en 1960.

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La mansión de estilo mediterráneo español fue diseñada en 1927 por el arquitecto Gordon Kaufmann (artífice del Hollywood Palladium o la presa Hoover), para el banquero Milton Getz. Años después, en 1946, la actriz Marion Davies compró la casa para su amante, el magnate de la comunicación William Randolph Hearst. Sumergirte en Beverly House es hacerlo en la época dorada de Hollywood. Realizada en forma de H, sus largas columnatas, amplios balcones y ventanas en arco de suelo a techo la hacen realmente única y espectacular.

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Tanto en el exterior como en el interior, la piedra y el barro cocido y, en general, todos los materiales naturales forman parte de la esencia de la mansión y del espíritu mediterráneo que sirvió de inspiración para su creación. Ubicada en un terreno de más de 14.000 metros cuadrados, cuenta con terrazas, capaces de albergar a 400 comensales sentados a la mesa. Por eso, es fácil imaginar las maravillosas fiestas que han debido celebrarse.

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Son viviendas grandes para, en principio, grandes familias, aunque en su época vivía en ella el magnate de la comunicación y la actriz Marion Davies. Estamos hablando de 19 habitaciones, 29 baños, una piscina olímpica, una cancha de tenis, dos salas de cine, una cocina que sería la envidia de cualquier restaurante… Más de 4.500 metros cuadrados de casa, llenos de lujo y esplendor, desde las zonas de paso hasta los dormitorios. Así, los suelos de barro de los infinitos pasillos se visten con alfombras, que aportan calidez, sin restar naturalidad al estilo mediterráneo, y las obras de arte (una de las aficiones de W.R.) se apoderan de paredes y rincones. 

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La luz es otra de las características del estilo mediterráneo que también asume como suyo Beverly House. Los grandes ventanales de suelo a techo hacen que el sol entre y llene todos los rincones de alegría y energía positiva. Este grandioso recibidor, con columnas, plantas e, incluso, una fuente, nos traen a la memoria el encanto de los patios andaluces. Las columnas, el suelo y el techo refuerzan aún mas ese aire ‘típico’ del mediterráneo español.

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La biblioteca es un verdadero paraíso tanto para ávidos lectores, como para los que buscan un lugar tranquilo donde desconectar y relajarse un poco. Forrada totalmente de madera con paneles tallados a mano, está dividida en dos alturas. Una gran chimenea preside el espacio inferior, donde están situados los sofás y las butacas, mientras que una alfombra de proporciones XL hace todavía aun más cálido el ambiente. La parte superior alberga la mayor parte de los libros. No puedes salir o entrar en ella sin dirigir tu mirada hacia el techo: el broche perfecto a una atmósfera idílica.

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 Cada una de las estancias apuesta por el lujo y el ‘glamour’ en su interiorismo. El clásico más sofisticado encaja aquí como un guante. Así, en uno de los comedores, una gran mesa rectangular y con capacidad para, al menos, 10 personas preside la estancia. Mientras que en el resto de la decoración destacan la espectacular lámpara de techo, las bellas ventanas y los espejos, que multiplican los metros y expanden la luz natural. 

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La sala de billar es uno de esos clásicos de las antiguas mansiones. Esta mantiene intacto el estilo clásico y señorial que viste cada rincón, solo hay que fijarse en los pies de la mesa. Por otro lado, resulta llamativo que aquí el suelo de barro, presente en todas las zonas públicas, se ha sustituido por uno de parquet en espiga, lo que hace aún más cálida la estancia, al igual que el color oscuro de las paredes.

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Ciudadano Kane comienza con la muerte del protagonista en la soledad de su mansión de Xanadú (nombre que se le da en el filme a esta espectacular mansión), pero durante sus años de esplendor, la casa del magnate de la comunicación debió de ser escenario de grandes fiestas. Con invitados fascinantes tomando unas copas en esta zona de bar, donde la iluminación define los espacios, tras la proyección de una película en alguna de sus dos salas de cine. A pesar de que William Randolph Hearst hizo todo lo posible para que la película de Orson Welles no viera la luz, Ciudadano Kane, que se estrenó en 1956, está considerada una de las obras maestras del cine. 

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