El color blanco, un clásico
Sin duda es el color que nunca falla. Aporta luminosidad y da sensación de frescura y limpieza. Se adapta a cualquier estilo: minimalista, nórdico, romántico… Si decides optar por otro color, mejor que sea un tono pastel, porque los tonos muy oscuros restan luz a las estancias. Y pocas cosas hay tan placenteras como despertarse y sentir la luminosidad del día invadiendo nuestro dormitorio.