Degustar, oler y ver. Al entrar en estos restaurantes los sentidos se disparan, dando lugar a un mundo de sensaciones.
Sabemos que la comida es la base del éxito, pero su decoración y el entorno que la rodea favorece un tipo de relación especial con el local. Recién estrenados o casi, estos restaurantes son la mejor excusa para decir adiós al ‘blue monday’ y demás tristezas y darse un pequeño homenaje, disfrutando de un buen diseño. ¿Comemos juntas?
1. LARIOS CAFÉ (Silva, 4, Madrid)
Renovar y actualizar la casa siempre es un aliciente y una forma de adaptarse a las tendencias y a tu madurez personal, esa que te aporta sí o sí cumplir años. Por eso, nos encanta que un clásico madrileño cambie su rostro, aunque no su espíritu. 18 años después de su nacimiento, Tomás Alía vuelve (él fue el encargado de su interiorismo en los 90) al Café Larios dispuesto a cambiarle el ‘look’. La iluminación, con toques galácticos en la discoteca, el color y los destellos dorados son tres rasgos del nuevo interiorismo, que ha incidido en la diferenciación de espacios: el restaurante en sí y la sala de ocio y música.
El interiorismo del Larios Café (larioscafe.es) resulta dinámico y explosivo, lleno de espectacularidad, pero también de calidez y confort. Tomás Alía –el diseñador encargado del proyecto– juega con la mezcla de elementos tradicionales y de vanguardia (el uso de la cerámica marca de la casa del interiorista es un claro ejemplo), al igual que su cocina que aúna tradición con fusión, evocando el estilo de vida mediterráneo a través de los ingredientes y sabores, y cómo no, sus cócteles.
2. SQD MEAT POINT (Villanueva, 2, Madrid)
De discoteca a restaurante. Este fue el reto al que se tuvo que enfrentar la interiorista Inés Benavides. Y a juzgar por el resultado, la transformación ha sido todo un éxito. La cocina (donde la carne es el plato estrella) es la protagonista del espacio, distribuido en tres alturas. Abierta, permite que la experiencia gastronómica del comensal sea completa e inolvidable, logrando que se sienta a gusto en un ambiente dinámico, pero sosegado.
A la hora de decorar SQD Meat Point (sqd.es), la interiorista Inés Benavides (encargada del proyecto) buscaba (y logró) crear un espacio con carácter, que tuviera su propia identidad, a través de los detalles, como el suelo de madera, las cortinas de seis metros de altura, las plantas, las formas redondeadas de muros y mobiliario, las barandillas de hierro y cristal… Toques que otorgan personalidad y alma al local. La manipulación de la luz natural es otro rasgo distintivo del proyecto. Así, de día es alegre y vital y por la noche, con las cortinas cerradas, crean un ambiente cálido e íntimo jugando con una iluminación de claros y oscuros.
3. RÓMOLA (Hermosilla, 4, Madrid)
Este recién inaugurado restaurante toma su nombre de una de las novelas de George Eliot (o lo que es lo mismo Mary Anne Evans) y el ambiente de la Florencia del Renacimiento. Con este comienzo, no es de extrañar la atmósfera bella, cuidada y estéticamente perfecta que ha creado el arquitecto Andrés Jaque (artífice del proyecto). Vertiginosas piezas de mármol y detalles vegetales configuran una oda al arte y la belleza, con un acentuado aire clásico que recuerda a las tradicionales cafeterías madrileñas. ¿Su comida? Platos deliciosos, sabrosos e hipocalóricos, que aúnan el placer de disfrutar con el cuidado: ¡Todo el placer, nada de culpa!
4. CAFÉ DEL NUNCIO (Segovia, 9, Madrid)
Un clásico entre los clásicos que cambia de imagen, pero sin perder su encanto. Con más de un siglo de vida a sus espaldas, el grupo de restauración DeLuz y Compañía han apostado por un nuevo rumbo, que le permite, sin embargo, mantener su espíritu original intacto. Sofás de terciopelo verde, obras de los años treinta, fotografías y muebles de diseño, el Café del Nuncio recupera en su decoración el clasicismo madrileño, aunque con auténticas pinceladas de modernidad.
Al más puro estilo de los grandes cafés europeos, el Café del Nuncio cafedelnuncio.es) mantiene su esencia y su personalidad, convirtiéndose en el lugar ideal para disfrutar una taza de delicioso café o una cocina divertida y de calidad, relajado y en un ambiente con el poso de los grandes, pero con la humildad y la calidez de los pequeños. Sin olvidar su escalera, una de las más fotogénicas de todo Madrid.
5. RILKE (Mallorca, 275, Barcelona)
Sí, tienes razón, este restaurante toma su nombre del poeta del siglo XIX, y como él ofrece extraordinarios versos, aquí en forma de platos (obra de Rafa Peña y Jaime Tejedor) que logran asombrar desde la sencillez y el buen gusto, tomando como base la cocina catalana. La decoración, obra de Yolanda Vilalta, logra una unión perfecta entre lo antiguo y lo moderno, sin perder su alma señorial, con los brillos dorados, las molduras del techo y las paredes enteladas.
La decoración del Rilke (rilkebcn.com) es pura poesía, por algo toma prestado el nombre del poeta austriaco, que en manos de la decoradora Yolanda Vilalta se expresa en un clásico rompedor, capaz de mantener el carácter señorial propio del lugar. Sin olvidar los rincones secretos que esconde, como el maravilloso jardín trasero con fuente y estatua o la barra años veinte a modo de coctelería.
6. GLASS MAR (Carrera de San Jerónimo, 34, Madrid)
Un gran esqueleto de ballena (de imitación, ‘of course’) preside este restaurante del Hotel Urban, bajo la batuta entre fogones de Ángel León. Toda una declaración de intenciones para un local donde lo marino tiene gran protagonismo en la mesa. Una propuesta que conjuga platos icónicos del chef con nuevas recetas inspiradas en el mar, con cierto aire canalla, sin perder la esencia de las tabernas.
El interiorismo de Glass Mar, obra de Koke Clos, convierte este restaurante del hotel Urban en un verdadero océano: la puerta de entrada nos recibe con el mensaje ‘con los pies en la tierra y la cabeza en el mar’. Con solo 10 mesas, lo marino se siente, en los detalles como los tarros translúcidos de plancton retroiluminado o en la barra de mármol azul. ¿Levamos anclas?
7. RISTORANTE CENERÈ (Milán)
Cruzamos mares, cogemos aviones y nos trasladamos a Italia. Aunque el viaje es largo, cuando hablamos de diseño Italia, y por supuesto, Milán, merecen una mención aparte. Una ciudad que vive por, de y para el diseño, llena de ideas e inspiración. El Cenerè (ceneremilano.it) es un claro ejemplo de la elegancia y el estilo milanés, con las mesas de metal, los sofás de cuero.
El Cenerè –nuevo restaurante de moda en Milán– destaca por su interiorismo contemporáneo de líneas limpias, con la cocina abierta. Sofisticado, pero comedido, el diseño se apodera de paredes, suelo y mobiliario, con las sillas icónicas de Carl Hansen & Son y la iluminación de Catellani & Smith, que parecen bailar sobre las cabezas de los comensales.