Su buen gusto y su talento para mezclar el clasicismo europeo con el modernismo americano son dos de las señas de identidad del decorador de los Obama, que apuesta por un estilo fresco y que piensa que todos deben rodearse de las cosas bellas que aman. Los tonos claros y las fibras vegetales se apoderan de las paredes y las telas del salón, en total armonía con el ambiente exterior. Para aportar más calidez, se ha jugado con la paleta de beiges y arenas. A la hora de la distribución, Smith ha diferenciado dos zonas: la de la chimenea, con dos sofás enfrentados, y la de relax, con un gran sofá, lleno de cojines para hacerlo más confortable. Las mesas auxiliares de madera resultan, además de un detalle encantador, una solución muy práctica para el día a día. © TopTenRealState