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Aunque muchos de nosotros la conocemos por su faceta de actriz (y recientemente como directora: Ithaca, que supuso su reencuentro cinematográfico con Tom Hanks), Meg Ryan cultiva desde hace años otra de sus grandes pasiones: la reforma y la decoración de viviendas, una actividad que le ha sido reconocida en múltiples ocasiones por publicaciones especializadas, como Architectural Digest o Elle Decor.

Su último proyecto ha sido la remodelación del loft que posee en el Soho de Nueva York, una labor que ha realizado con un objetivo claro: revalorizarlo para ponerlo a la venta. Y a tenor de los resultados, y según la inmobiliaria www.toptenrealestatedeals.com, su trabajo como interiorista ha dado sus frutos: este loft, ubicado en uno de los barrios más cool de la ciudad ha salido a la venta por 10.210.847 €. Lo cual no está nada mal, si tenemos en cuenta que la actriz se lo compró en 2014 al actor Hank Azaria (ex marido de Helen Hunt y muy conocido por sus interpretaciones como actor de doblaje en series como Los Simpson) por algo más de siete millones de euros.

© Getty Images/ The Corcoran Group.

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Para la total renovación del loft, la actriz de Cuando Harry encontro a Sally, ha contado en su equipo con la ayuda de dos destacadas personalidades del mundo del diseño y la decoración: el arquitecto Joel Barkley y la interiorista Monique Gibson.

Recordemos que la intérprete norteamericana no es la única celeb que ha probado suerte en el mundo de la decoración, y si no que se lo digan a Taylor Swift o a Kate Moss, que han demostrado ya sus dotes dentro del mundo de la decoración.

 

El loft tiene unos 380 metros cuadrados de superficie  y techos de casi cuatro metros de altura; un espacio (antiguamente fue concebido como un almacén) que se reparte en tres habitaciones, tres baños, amplia cocina, salón, comedor, sala audiovisual, despensa, cuarto de lavandería y una luminosa galería de doce metros de largo que actúa como distribuidor de la vivienda, a la que se accede, tal y como se puede ver en los planos de la vivienda, a través de un ascensor privado.

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Esta galería acristalada, de algo más de 12 m de largo y recorrida por un banco de madera, es la entrada al  amplio espacio reformado por Meg Ryan. Enormes ventanales, que responden al estilo industrial típico de los lofts neoyorquinos, miran hacia el oeste en Mercer Street.

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El salón, centro neurálgico de la vivienda, consta de unos 70 metros cuadrados de superficie y está decorado en un estilo bastante clásico. Predominan materiales nobles como la madera y destacan las columnas exentas de fuste liso de inspiración dórica, lo que contribuye aún más a acentuar el clasicismo de la estancia.

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La entrada al salón-comedor está presidida por enormes puertas (inspiradas en el estilo francés) acristaladas que, además de aportar luz a la estancia, contribuyen a agrandar el espacio. Predominio absoluto de la madera que, como hemos comentado anteriormente,  contribuye a acentuar el estilo clásico que Meg Ryan ha querido imprimir al loft. Los textiles y la madera en tono oscuro se combina con elementos de metal como la lámpara que pende del techo.

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Los detalles son importantes y Meg Ryan ha conseguido dar su toque de  estilo personal no solamente con el mobiliario. Para transformar un espacio y darle una atmósfera especial también ha tenido en cuenta en el proyecto de interiorismo el poder de las plantas y flores para lograr un ambiente armónico. Otro detalle: ha incluido en el comedor una chimenea decorativa de mármol, de inspiración victoriana, para darle un toque de distinción a la estancia.

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La cocina, muy amplia, y sobre todo luminosa, se convierte en otra pieza importante de la reforma llevada a cabo por Meg Ryan en su loft. Una gran mesa preside el espacio central; los muebles en color blanco y sendas luminarias de estilo industrial colgando del techo confieren a la estancia un toque moderno y renovado.

La utilización de espejos y los enormes ventanales que presiden el espacio contribuyen a agrandar este espacio, que desprende una gran sensación de calidez y confort.

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La cocina se abre tanto al comedor (a través de un pasillo), como al salón, respondiendo así a las últimas tendencias en el diseño de cocinas de abrirlas a los espacios claves de la vivienda.

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El espacio que ahora ocupa el dormitorio principal era antiguamente el gimnasio. En este espacio, volvemos a ver ese estilo clásico renovado que impregana todas las estancias de la vivienda de Meg Ryan.

La cama se separa visualmente a través de cortinas que actúan a modo de dosel y separan el ambiente de descanso de una zona de estar, presidida por un sofá y un reposapiés.

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Una imagen del baño, que esta unido al dormitorio pricipal,  en el que se puede observar una clara inspiración vintage.

Está presidido por una bonita bañera exenta, muy sencilla, pero acorde al mobiliario y etilo elegido. La combinación del  negro y el blanco, un binomio de alto contraste, confiere al espacio un fuerte carácter.

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Otra vista del baño del dormitorio principal, que cuenta, además de con bañera, con un espacio para la ducha con mampara. Revestimiento de paredes y pavimento en blanco combinados con pulsadores y detalles en negro. Elegancia bicolor con espejos estratégicamente situados para potenciar la luz y ampliar el espacio.

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Otro de los cuartos de baño del loft que ha reformado y redecorado Meg Ryan. En esta ocasión, se trata de una estancia alargada sin bañera, pero con ducha, que sigue los mismos principios decorativos que los demás: inspiración vintage y predominio del blanco y negro como elementos que ayudan a definir su estilo.

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