Estamos ante una decoración sin artificios ni excesos, donde el azul del mar (por supuesto), el color blanco, la luz natural, la madera sin tratar y las fibras naturales se alían con los ambientes, dotándolos de frescura y un plus de tranquilidad. Apuesta por las paredes blancas y los muebles de madera. Y usa los motivos marinos, como estrellas de mar, caracolas o peces, como un recurso inspirador, especialmente si son de color azul; y los accesorios (lámparas, cestos, auxiliares…) en fibras naturales para completar.
Es versátil y sencilla, pero también ‘chic’. Puedes vestir las estancias con un look mediterráneo total o dar pinceladas de este estilo durante los meses más cálidos del año. Sus interiores son aptos tanto viviendas al lado de la playa como en la montaña, por ese toque rústico que les acompaña siempre. Sin olvidar que esta decoración, refrescante y alegre, no pasa nunca de moda. ¿Te queda alguna duda para contagiarte de su espíritu?