El color en sus combinaciones más alegres, vivas y atrevidas es el primer paso para traer un pedacito de México al interiorismo de nuestro hogar. No pongas límites y juega con el rosa, el verde, el amarillo o el azul. Úsalos en los detalles o las piezas de mobiliario, pero también en las paredes. Concibe las estancias como cajas en blanco y usa el pincel multicolor, para llenarlas de fuerza y personalidad. Los estampados de sus telas, las cenefas y los bordados te ayudarán, también, a dar estas pinceladas de energía.
La naturaleza es clave en su cultura. Por eso, en este estilo decorativo debe tener presencia. El cactus, en sus diferentes versiones, es la planta que mejor define a este país. Además, hoy son pura tendencia y los encuentras tanto naturales como artificiales, de cerámica, tela… Las flores son también un buen recurso, al igual que las piezas de madera, ya que establecen un nexo de unión con la madre tierra.
Y para terminar déjate seducir por el espíritu libre de Frida Kahlo y rompe con ciertas reglas decorativas, ¿por qué no pintar el dormitorio de fucsia y amarillo? La belleza es variedad y personalidad propia. ¡No lo olvides!