La cocina vertebra las estancias de esta vivienda (obra del estudio Egue y Seta), desdibujando, así, las fronteras entre las zonas privadas y las públicas, en una representación de un nuevo estilo de vida
La gran cocina-comedor se erige como punto neurálgico de esta vivienda, que lleva el sello inconfundible del estudio Egue y Seta. Mesa y lámparas de Bianca Bosman y sillas Eames de Vitra.
2/11
La gran mesa de madera (de Bianca Bosman) preside este espacio social, que hace las veces de cocina, comedor y estar. Revestimiento Metro blanco de Arena Profesional.
3/11
Egue y Seta juega con la combinación elementos modernos con tradicionales. Así, el pavimento hidráulico, tipo Escher, se mezcla con sillas y luminarias de diseño actual.
4/11
Un universo blanco, donde la pared actúa como pantalla de proyección. Sofá de Bianca Bosman y sillón Acapulco.
5/11
El suelo hidráulico logra imprimir personalidad al espacio, al mismo tiempo que contribuye a crear sensación de calidez.
6/11
La funcionalidad y la flexibilidad están presentes en cada rincón de la vivienda. Así, el espacio bajo el banco alberga una práctica mini bodega.
7/11
Los dormitorios, abiertos y funcionales, posan su mirada en el 'jardín', a través de las mamparas de cristal y madera, realizadas por Josep Lamesa.
8/11
Las habitaciones incorporan el cuarto de baño, creando un espacio único, luminoso y cómodo.
9/11
El exterior se cuela dentro de la habitación, a través de los destellos y los reflejos de la gran cristalera.
10/11
Los baños abiertos al dormitorio cuentan con una iluminación potente, reservada normalmente para estancias sociales.
11/11
Los cuartos de baño se crean como áreas de relax, donde desconectar del ritmo de vida actual. Lavabos de Duravit, grifería de Rovira y bañera de Ideal Standard.