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Este apartamento en el centro de Alicante cuenta con una planta de 55 metros cuadrados y un altillo —un auténtico salvavidas— de otros 30 metros cuadrados.

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En este apartamento, los espacios se llenan de luz gracias a una cristalera de doble altura que, a su vez, es un punto muy destacado de la arquitectura del inmueble.

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Ambas plantas se conectan gracias a una escalera muy ligera visualmente realizada en chapa en forma de zigzag, que va anclada a uno de los muros de ladrillo visto de la planta inferior.

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Sobre el dormitorio y el baño de la planta baja se situaron sendos espacios, en paralelo, pero invirtiendo la situación y variando la distribución.

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Para solucionar el tema del almacenaje, se crea en todas las estancias una doble piel blanca con estanterías laterales que a su vez embeben y embellecen.

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En la planta baja se sitúa el salón comedor, a un lado del mismo se coloca la cocina comedor que queda semiabierta al salón. Al otro, un dormitorio y un baño.

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En la planta superior, todos los espacios están vinculados a la cristalera, de modo que la luminosidad y la amplitud visual se convierten en elementos esenciales de la vivienda.

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En esta imagen vemos los planos de las dos plantas. De este modo, se aprecia perfctamente la distribución de cada una de ellas.

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