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El Jarrón emperador (Julio Fernández, 1972), Lladró realizó un homenaje bastante literal a la porcelana china y sus clásicos productos pintados en blanco y azul cobalto. La forma de la pieza también recuerda las típicas piezas chinas.
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A finales de los 80 se presentó una colección de más de 20 formas realizados con efectos de cristalizaciones. Ejemplo de ello es Botellín de cuello alto (plata), de 1988. Estas piezas se mantuvieron en catálogo sólo cinco años.
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Vaso 1 (1982) es una de las piezas surgidas de la colaboración entre Lladró y Amadeo Gabino. La pieza plasma en la porcelana las inquietudes plásticas de Gabino y muestra en relieve las formas geométricas de inspiración industrial características del artista valenciano.
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A partir de los años 60, jarrones y tibores se convirtieron en el soporte ideal en el que plasmar las inquietudes estéticas y técnicas de los Lladró. La ambición de la firma era dominar los efectos de cristalizaciones hasta el punto de poder repetirlos de forma seriada.
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