Seguramente, en algún momento, te hayas planteado instalar una isla de cocina. Estos elementos, que van mucho más allá de una moda pasajera, han evolucionado para convertirse en una pieza clave del diseño de cocinas, aportando soluciones prácticas, valor estético y una mejora significativa en la distribución del espacio. Tanto en cocinas grandes como en aquellas más pequeñas, una isla puede ser un plus. Y es que pueden cumplir múltiples funciones. Ya sea como superficie de trabajo, zona de almacenaje, comedor informal o punto de reunión. El diseño, los materiales y la ubicación pueden marcar una gran diferencia. Te mostramos cuáles son los distintos usos que puede tener una isla de cocina y cómo sacarle el máximo partido.
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Antes de elegir el uso que le vas a dar a tu isla de cocina, es importante que tengas en cuenta ciertos factores. El primero es que hay que mantener entre 90 y 110 cm por todos los lados para que la circulación sea cómoda y fluida. También debes asegurarte de que no interfiere con las zonas de apertura de otros muebles.
Dependiendo el uso que quieras darle, es probable que sea necesario hacer una reforma en la cocina. Por ejemplo, si en ella ubicas el lavavajillas o el fregadero, necesitarás una toma de agua y un desagüe. Y si instalas la zona de fuegos o algún electrodoméstico, será necesario modificar la instalación eléctrica.
Instalar una isla es una solución cada vez más presente en cocinas abiertas al salón, ya que favorece una distribución fluida, moderna y cómoda, donde trabajar se convierte en una experiencia mucho más práctica.
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La estética cuenta
A la hora de añadir una isla a tu cocina, es aconsejable que mantengas el estilo del espacio. Si es moderno, apuesta por frentes lisos y sin tiradores. En cambio, si buscas un aire más clásico es mejor unos muebles con molduras suaves.
Puedes también emplear la isla como elemento de contraste, con un color o acabado diferente que aporte personalidad. Las tendencias actuales combinan colores neutros —como el gris topo o el beige cálido— con materiales naturales que aportan textura sin sobrecargar. De hecho, triunfan las combinaciones de tonos cálidos, con encimeras finas y detalles en negro mate para acentuar su presencia con elegancia.
Uno de los principales motivos para incorporar una isla a tu cocina es la posibilidad de contar con más espacio de trabajo. Esta decisión cambiará por completo tanto la estética como la funcionalidad del espacio.
Contar con la isla como superficie de trabajo te permitirá preparar alimentos con mayor comodidad. Lo mejor es que puedes personalizarla para que cumpla con tus necesidades y tener cerca una zona de despensa, cajones o estantes abiertos donde dejar los utensilios. Aunque se trate de una zona de trabajo, elige una encimera que sea resistente al calor. Un porcelánico o la piedra sinterizada son una buena opción. La gran ventaja de esta reforma es que al no haber instalaciones, apenas implica obra.
Convierte tu cocina en un espacio más social instalando una isla que funcione también como espacio para comer. Puedes incorporar un voladizo o una barra integrada en uno de los lados, creando un rincón perfecto para desayunos, cenas rápidas o incluso para recibir visitas mientras cocinas. Es una solución ideal si no dispones de un comedor independiente o si quieres aligerar visualmente la distribución.
Es recomendable que haya una profundidad mínima de 30 cm para poder meter las piernas cómodamente y guardar los taburetes cuando no se están usando. Además, debes prever que cada comensal necesita unos 60 cm.
Ahora se lleva mezclar materiales: madera con porcelánico o piedra sinterizada y acompañarlos de unos taburetes ligeros. Un consejo: evita recargar la zona o colocar elementos decorativos que interfieran con el uso diario.
Convertir la isla en la zona de cocción es una decisión que transforma por completo la dinámica de tu cocina. De hecho, instalar una isla con la placa de cocción en ella es una decisión que suele ir aparejada a una reforma integral del espacio. Y es que al colocar la zona de fuegos en la isla podrás cocinar de cara al espacio (y no contra la pared).
Las tendencias actuales apuestan por islas amplias con grandes superficies de trabajo a ambos lados del fuego, mejorando la funcionalidad. Ten en cuenta que, a nivel técnico, tendrás que prever la planificación de las instalaciones eléctricas o de gas, así como de un sistema de extracción potente y silencioso, ya sea con campana integrada en el techo o en la propia encimera.
Otro de los motivos para instalar una isla de cocina es contar con más almacenaje para guardar los utensilios. Cajones profundos, gavetas con extracción total, módulos ocultos con apertura push o incluso botelleros integrados son soluciones que optimizan el espacio. Una isla con espacio de almacenaje es perfecta para guardar cazuelas y sartenes, pequeños electrodomésticos o incluso reciclar con estilo. Al diseñarla, lo esencial es adaptar el tipo de almacenaje a tus rutinas, evitando espacios de difícil acceso o que queden desaprovechados.
Una isla puede actuar como frontera física y visual entre la cocina y el salón o el comedor, especialmente en espacios abiertos. Esta separación permitirá mantener la conexión entre ambientes sin renunciar a cierta independencia. Para lograrlo con éxito, es importante que la altura, el volumen y los materiales dialoguen con ambos espacios. Así, puedes revestir la parte que da al salón con madera, microcemento o incluso paneles decorativos.
Evita los contrastes demasiado bruscos que rompan la armonía visual. Puedes también añadir iluminación suspendida sobre la isla, lo que ayudará a reforzar su papel como punto focal, delimitando claramente su función de separador sin necesidad de tabiques.
Al instalar el fregadero y el lavavajillas en la isla de cocina cambiará radicalmente tu manera de moverte por el espacio. Esta distribución ubica el fregadero en el centro del espacio, facilitando el acceso desde cualquier punto. Su única desventaja es que requiere una obra más técnica: debes prever la instalación de fontanería, desagüe y conexiones eléctricas antes de colocar la isla.
Elige una grifería funcional con caño extraíble y un fregadero de gran capacidad, sobre todo si cocinas a diario. Para mantener la estética, opta por lavavajillas panelables o integrados en el mismo acabado que el mueble.
Si tienes hijos, puedes convertir parte de la isla en un espacio apto para los más pequeños. Es una idea genial si quieres que participen más en la cocina o, simplemente, mantenerlos cerca mientras cocinas. Una encimera a doble altura (más baja en un lateral) será el espacio perfecto para dibujar, hacer deberes o ayudarte con tareas sencillas de cocina sin riesgos. Emplea materiales resistentes a golpes y manchas y evita esquinas afiladas que puedan suponer un peligro.