La primavera es el momento ideal para renovar el color de las paredes de tu casa. Las temperaturas más suaves, una menor humedad y mayor ventilación hacen que la pintura se seque más rápido y de manera uniforme, evitando imperfecciones y logrando un acabado impecable. A esto se suma la luz intensa de esta estación, que permite apreciar mejor los matices del color.
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Además, después del invierno, nos entran las ganas de dar a nuestra casa una nueva imagen. Pintar las paredes es una oportunidad perfecta para estrenar un nuevo look antes de la llegada del verano. Si estás pensando en darle un nuevo aire a tu hogar, estos 10 colores en tendencia no solo reflejan las últimas novedades, sino que también aportan energía, serenidad y estilo a cualquier estancia. ¡Descubre cuál es el tono para ti!
Blanco cálido, la base perfecta para cualquier estilo
El blanco es un clásico atemporal, pero esta temporada los de matices más cálidos como el blanco roto, crema o marfil toman protagonismo. Estas tonalidades aportan sensación de luminosidad y amplitud sin resultar fríos o impersonales. Son la mejor opción para quienes buscan un estilo tranquilo, luminoso y elegante.
El blanco cálido es la base idónea para jugar con la decoración. Podrás calentarla si empleas muebles de madera, textiles en colores vibrantes o piezas de arte llamativas. Su versatilidad lo convierte en una opción excelente para cualquier estancia de la casa: desde salones y comedores hasta dormitorios y cocinas.
El verde suave sigue siendo uno de los colores más populares en decoración, y con razón. Este delicado y elegante tono aporta calma y frescura, con una conexión con la naturaleza. Es la mejor opción si buscas un ambiente relajante y armonioso. Es ideal para el salón, el dormitorio o, incluso, para al baño. Su aspecto delicado hace que pueda combinar bien con otras tonalidades, desde las más oscuras, con las que sumarás un estilo sofisticado; hasta otras más suaves, con un resultado armónico y relajado. En cualquier caso, emplea muebles de madera natural y fibras vegetales como el mimbre o el ratán para darle calidez.
Azul profundo: elegancia y personalidad en cada rincón
El azul profundo es uno de los colores más versátiles y sofisticados entra las tendencias. Su carácter elegante y sereno es ideal para quienes desean darle un toque de carácter a su hogar. Este color funciona muy bien en la cocina, el salón, el comedor o incluso el dormitorio principal, ya que transmite una sensación de calma.
Además, es capaz de destacar en espacios clásicos, en los que, acompañado de detalles en blanco y dorado, da como resultado una decoración lujosa, pero discreta. Encaja también en estancias modernas, complementado de tonos grises, maderas oscura y materiales metálicos. Se trata de una excelente opción para pintar una pared de acento, como ha hecho en este dormitorio la interiorista Pia Capdevila.
El arena es un color neutro que nunca pasa de moda, pero en 2025 ha regresado con fuerza gracias a su capacidad para sumar calidez y luminosidad. A medio camino entre el blanco roto y el marrón, ofrece un look suave y elegante que consigue que otros elementos decorativos destaquen. Su carácter atemporal y elegante es ideal para pintar cualquier estancia, pero queda especialmente bien en salones y dormitorios. Combinado con acentos negros, madera oscura o tonos mostaza, adquiere un aire moderno y sofisticado. Un ejemplo es esta propuesta de PPT Interiorismo.
Sinónimo de calidez, autenticidad y conexión con lo artesanal. El terracota aporta carácter y personalidad a cualquier espacio de la casa. Llévalo a las paredes de esas estancias en las que se busca una atmósfera acogedora y con sabor mediterráneo. Queda genial con fibras naturales, textiles en lino o algodón, y muebles de madera clara. Eso sí, para que no resulte demasiado cargante, es importante combinarlo con otras tonalidades más claras, así como que la estancia tenga mucha luz natural.
Refrescante, luminoso y muy primaveral, el azul turquesa es perfecto para quienes buscan un ambiente relajado y optimista. En espacios con mucha luz natural aportará una sensación de amplitud, especialmente si se combina con tonos claros, como el blanco o el beige. Va genial en cocinas, cuartos infantiles, baños y hasta en el salón, como en este espacio decorado por el equipo de Mugarri Interiorismo con mobiliario de Tegar. Combínalo con fibras naturales y muebles en madera clara.
El gris cálido es el nuevo neutro imprescindible. Sus matices consiguen dotar al espacio de un aspecto elegante, pero sin la frialdad propia del color gris. Se adapta bien a todo tipo de estancias y estilos decorativos, desde los más clásicos hasta los contemporáneos. Además, combina con prácticamente todo: maderas, metales, textiles naturales… Llévalo a las paredes de un salón con mucha luz o en el dormitorio, como pared de acento. Su elegancia lo convierte en un excelente lienzo para destacar obras de arte o piezas decorativas, como en este espacio decorado por el interiorista Mikel Irastorza.
Suavidad, romanticismo y sofisticación definen al rosa empolvado. Este tono pastel, con ciertos matices grisáceos, es una alternativa muy actual a los neutros de siempre. Funciona especialmente bien en dormitorios y baños infantiles, donde contribuye a crear ambientes relajantes. Combina muy bien con tonalidades cálidas, como el mostaza o el dorado, pero conseguirá un look más moderno si añades acentos de color gris o negro, que le conferirán un look sofisticado. Su frescura primaveral no resulta infantil ni excesivamente dulce.
El mostaza es una tonalidad idónea si lo que buscas es llenar de vitalidad una habitación con poca luz natural o para crear un punto focal. Este color combina la calidez del amarillo con la sobriedad del ocre. Puede aplicarse en paredes completas, zócalos o incluso techos para un efecto envolvente. Su intensidad se equilibra con muebles de madera oscura o negra, así como con textiles de colores neutros claros. Es ideal para espacios en los que se busque un punto alegre y desenfadado. Quedará genial en habitaciones juveniles
El aguamarina es un color fresco y luminoso que logra un equilibrio perfecto entre serenidad y vitalidad. A medio camino entre el azul y el verde, tiene la capacidad de evocar el agua del mar y los paisajes más relajantes, lo que lo convierte en una elección ideal para crear ambientes tranquilos y refrescantes. El aguamarina se lleva especialmente bien con materiales naturales como la madera clara, ratán o mimbre, y se realza al combinarlo con blancos cálidos y acentos dorados, logrando un efecto sofisticado y relajado al mismo tiempo. Lo vemos en esta propuesta de la interiorista Sara Torrijos, donde actúa de pared de acento en el comedor y los matices en negro le aportan un look moderno, sofisticado y algo ecléctico.