La historia de amor de la diseñadora de moda Ace Harper y Matt Sorum, famoso batería de grupos icónicos como Guns N’ Roses, The Cult y Velvet Revolver, es superfascinante. Ace, una bella y elegante artista, entonces bailarina de Duran Duran, conoce en una fiesta de la Super Bowl, en Texas, al hombre que se convertiría en su marido y con el que ha establecido sus raíces en Palm Springs, California. Aquí, la famosa pareja se convirtió en padres de Lou, una preciosa niña concebida durante el COVID y, al mismo tiempo, se instaló en su nuevo hogar.
La casa se encuentra en un maravilloso entorno de villas en Vista Las Palmas, en medio de una densa vegetación de altas palmeras y con el telón de fondo de las montañas rocosas de San Jacinto.
La ciudad, refugio de celebrities, surge cerca del desierto de Colorado y del valle de Coachella, a solo dos horas de Los Ángeles, donde, tras recorrer un largo tramo de aerogeneradores, tienes la sensación de entrar en el set de una película de los años 70.
La Maison de Lou
Ace vive aquí su historia de amor en su preciosa casa, La Maison de Lou, un hogar ecléctico y elegante de estilo glam rock.
Ahora se dedica a la moda y ha fundado su marca homónima, dedicada a una mujer que quiere ser única, con prendas que ella define como una revolución interior para no pasar desapercibida, dando rienda suelta a sus sueños y haciéndolas valientes y libres de verdad.
—Empecemos por tus orígenes. ¿De dónde vienes?
—Soy de un pueblo muy pequeño de Oklahoma, donde crecí bailando todas las disciplinas de la danza, que fue mi primer amor. Me encantaba. Era mi válvula de escape, mi salida creativa. Tuve unos mentores increíbles, que me ayudaron a formarme y pude empezar a trabajar de inmediato. Con 18 años, me mudé a Los Ángeles y trabajé con algunos de los mejores coreógrafos del mundo, y con Britney Spears, Lenny Kravitz, Jennifer Lopez, Pink y muchos más. A partir de ahí, quise averiguar qué quería contar como artista y como mujer.
—¿Y empezaste a interpretar tu propia música?
—Sí, me encanta componer. Empecé a escribir mis propias canciones y a dirigir mis espectáculos con bailarines, arte escénico, efectos visuales y moda. Para mí, la música y la moda van de la mano. Siempre he sabido, además, que la moda era algo que quería hacer.
Construí un gran consejo asesor y reuní capital para la empresa que lancé a finales del año pasado. Mi objetivo es elevar a las mujeres y ayudarlas a encontrarse guapas y sentirse bien consigo mismas. El estilo nos permite ofrecer la mejor versión de nosotras y nos da confianza y valor para salir al mundo y hacer lo que queramos.
—¿Cómo desarrolláis la marca?
—Gran parte de la filosofía de la marca se basa en mi formación musical, artística y de danza. Y estoy muy influenciada por David Bowie, Deborah Harry e Iggy Pop, iconos del rock and roll y del glamour de los 70. Empiezo por elegir mi paleta de colores, luego me dedico a encontrar hermosas impresiones de archivo, que tal vez vienen de artistas que han trabajado con Yves Saint Laurent o Lanvin, y creo mis propios tejidos y estampados. Me inspiró en el vintage y en las piezas de época que están en mi armario, y me encantan Vivienne Westwood, Yves Saint Laurent y John Galliano.
Su historia de amor
—¿Cómo conociste a tu marido y cómo empezó vuestra historia de amor?
—Fue en la Super Bowl de 2004, cuando yo era una bailarina profesional y estaba actuando allí con Duran Duran. Nos presentó un amigo común en una fiesta y estuvimos saliendo mucho tiempo, sin que yo supiera quién era él. Para ser sincera, sabía que era batería. ¡Pero creo que por eso estamos casados!
—¿Por qué?
—Porque me cortejó antes de consumar nuestra relación, ¡si sabes a lo que me refiero! (Risas). No quería hacerme la difícil, pero él se tomó tiempo para llegar a conocerme, mantuvimos hermosas conversaciones y conectamos profundamente en torno a nuestro arte y a la disciplina que requiere ser artista. Matt y yo llevamos juntos 20 años y 11 de casados, pero todavía me sigue asombrando y estoy más enamorada de él que nunca. Especialmente, al verlo con nuestra hija.
—¿Cómo viviste el mundo del tu marido: el del rock, el escenario, la actuación y el éxito?
—Tenemos una vida maravillosa y bendecida y Matt ha trabajado muy duro para conseguir todo lo que ha alcanzado. Una de las cosas que he aprendido de mi marido es que sé que todo es posible. Empezó a tocar la batería cuando tenía tres años, llegó a estar en una de las mayores bandas de rock del mundo y está en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
—La llegada del bebé, ¿cómo te cambió la vida?
—¡Fue increíble! Realmente siento que la pandemia me empujó a tener un bebé, porque había estado muy centrada en mi carrera durante mucho tiempo. A pesar de que estaba nerviosa porque no sabía mucho al principio, fue un buen momento porque pude centrarme en ella. Mi hija Lou es increíble, alegre, e ilumina nuestra casa. Es mi musa y yo le enseño a ser un reflejo del amor de Dios en la Tierra.
—Volvamos a Palm Springs…
—Aquí nos casamos hace once años y hemos encontrado el paraíso, después de vivir años y años en Los Ángeles. Es un centro de creatividad, de artistas y de gente del sector, pero hay una actitud diferente. La gente tiene vidas muy interesantes y exitosas, pero no necesita ser validada o ser vista.
Tal vez estamos tratando de escapar un poco del estilo de vida de Hollywood, aunque también aprecio el poder tener lo mejor de ambos mundos. Puedes sumergirte en Los Ángeles y asistir a los eventos más increíbles, como los Grammy, pero también vivir en el paraíso y tener una comunidad muy unida.
—Y encontraste esta casa.
—Realmente fue Dios quien trajo esta casa a nuestras vidas. Nos da tanta paz y tanto confort… Es un regalo. Estábamos alquilando una casa en la parte baja de la calle y había un caballero que alquiló esta.
Mi marido dijo: "Tengo un presentimiento, así que voy a dejarle una nota en su buzón para decirle que, si alguna vez se va, estaríamos interesados en ella". Un año más tarde, se puso en contacto con nosotros y nos dijo: "Me voy a ir, ¿estarían interesados en verla?". Le dijimos: "¡Por supuesto!", y le pusimos el nombre de La Maison de Lou por nuestra hija.