Esta vivienda nos traslada hasta el vibrante barrio de Malasaña, en Madrid, una zona enérgica en la que se ubica un piso que se convierte en un verdadero oasis de paz. Con 250 metros cuadrados interiores, que suman más de 300 metros cuadrados con las terrazas y zona de piscina en la azotea, el estudio Annanké Interiorismo interviene para darle vida. Se trataba de una construcción nueva, fría e impersonal. Había que decorarlo con aire industrial-contemporáneo.

Metal, hierro, ladrillo visto, madera y acabados en negro
Annanké Interiorismo (www.annankeinteriorismo.com) recibe este proyecto con el objetivo de hacerlo único. Para el interiorismo, el estudio se decanta por el uso de materiales como el metal, hierro, ladrillo visto, madera y acabados en negro, con el objetivo de lograr una estética de loft industrial con un punto de sofisticación. "Había que equilibrar la crudeza de estos materiales con elementos acogedores. Además, integrar la pasión por la música de los propietarios de manera sutil y elegante", señala Cristina Amoroso Rivera, CEO y fundadora del estudio.
En la zona de día, sin duda, al altura excepcional del techo de aproximadamente 5,40 metros permitió jugar con volúmenes y efectos de iluminación. La sensación de amplitud es innegable. Incluso el diseño de la escalera de conexión, con barandilla de cristal y peldaños suspendidos sin contrahuella es ligera. Todo bañado por la luz natural que entra por los amplios ventanales de fachada.

Las claves del proyecto
Aquí vive una pareja joven, vinculada al sector de la música, con 3 hijos pequeños. Esta foto muestra la entrada a la vivienda con una zona de recepción con mueble a medida y, a continuación, la escalera que conecta con la planta superior. El primer ambiente es el salón (aunque la casa cuenta con otro en otro nivel). Cuando el estudio recibe el encargo de trabajar sobre esta base, se plantean las siguientes intervenciones clave:
- Diseño de espacios abiertos para favorecer la fluidez y la amplitud visual.
- Incorporación de muebles a medida para optimizar el almacenamiento sin perder estética.
- Uso de iluminación estratégica para realzar texturas y crear ambientes acogedores.
- Contraste de materiales industriales con madera en tonos cálidos y textiles envolventes.
- Integración de detalles inspirados en la música sin sobrecargar el diseño.

Una zona de estar, antesala al corazón de la vivienda
En el salón, el sofá se ubica debajo de la escalera. En este primer espacio los textiles en tonos neutros y terrosos dan amplitud y aparecen notas concretas y puntuales en negro en las mesas auxiliares. Es la antesala al corazón de la vivienda, un espacio compartido por un generoso comedor y una cocina abierta muy personal, donde se enfatiza el estilo industrial deseado por los propietarios.

Un mueble a medida para los audiovisuales
El mobiliario a medida también es un recurso usado por Annanké Interiorismo en este proyecto. En el salón, por ejemplo, se soluciona con una pieza única en el frente del televisor. Un mueble lacado en tonos claros -aporta suavidad y equilibra-, que se diseña con almacenaje, suspendido en la pared y con iluminación indirecta, y se prolonga delante de la ventana con una encimera corrido y un par de pufs. Esta solución no resta la entrada de luz por este vano.
"Debajo del ventanal ubicamos pufs con textura en blanco y negro, que no solo aportan un toque decorativo, sino que también funcionan como asientos adicionales sin interferir en la circulación del espacio", indica la responsable del proyecto.

Con doble altura
Esta es una toma que muestra la doble altura de la zona de día, con un espacio en la primera planta destinado a rincón de lectura y música. Queda sobre la cocina, abierta al comedor y al salón que se encuentra nada más acceder a la vivienda. En todas las estancias hay materiales que se repiten y que se convierten en seña de identidad. Con ellos se logra la estética industrial, como el ladrillo visto, usado en cocina y en otros ambientes. El hierro y el metal negro son otros materiales presentes en estructuras, carpintería y lámparas.
"Los clientes tienen un profundo vínculo con la música y desde un inicio sabía que esta pasión tenía que estar presente en el diseño. Logramos plasmar este gusto personal a través de sutiles guiños musicales distribuidos por toda la vivienda, integrándose de manera fluida y armoniosa, sin comprometer la estética general del proyecto", aporta Cristina Amoroso Rivera. Sobre la cocina, se ve una zona de lectura, con una gran librería.

Un comedor muy cálido
El espacio de comedor se ubica delante de la isla de la cocina, como transición entre salón y cocina. La gran mesa de comedor rectangular en madera maciza -de casi 3 metros de largo- da servicio a varios comensales. Es perfecta para la familia y para reuniones con amigos. El uso de la madera también aparece en el suelo, en elementos y detalles decorativos y en el techo sobre la cocina, enfatizada por las vigas metálicas que lo cruzan. Las sillas en tono terracota con tapicería de terciopelo ponen una nota sofisticada.
"Nuestro objetivo fue equilibrar la dureza de los materiales más industriales con una atmósfera acogedora y funcional, aportando un toque contemporáneo y elegante. Aunque el estilo industrial puede tener una cierta frialdad, logramos suavizar su impacto mediante la incorporación de elementos decorativos que aportan calidez, sin perder la esencia y el carácter del diseño. El resultado es un hogar que combina la personalidad urbana del entorno con un diseño interior cuidadosamente pensado para ofrecer comodidad y estilo", explica la responsable del estudio encargado del proyecto.

Una cocina muy relevante en el conjunto
La cocina, en tonos negros y revestida con ladrillo visto, se convierte en el punto focal que aporta profundidad al espacio. "Este fondo oscuro genera un impactante contraste visual desde el momento en que se accede a la vivienda, creando una sensación de amplitud y carácter. Para equilibrar la paleta oscura de la cocina, seleccionamos mobiliario en colores claros para el resto de las estancias" explican desde Annanké Interiorismo.
Se distribuye en un frente adosado a la pared con columnas, muebles altos y bajo y una generosa isla central con fregadero y placa. Del techo pende una decorativa campana extractora cilíndrica en negro, que encaja perfectamente en el estilo. Al fondo se ve el ventanal que conecta con una de las terrazas.

Espacios exteriores en conexión
"La circulación fluida entre las diferentes áreas fue un aspecto clave del proyecto, permitiendo un tránsito cómodo y sin interrupciones, especialmente en las zonas comunes, como el salón y la cocina, que se integran a la perfección gracias a los espacios abiertos y bien iluminados", aporta Cristina Amoroso Rivera. Y esa conexión se da también con las terrazas exteriores. Están preparadas para ser usadas y disfrutar del exterior con calma a pesar de encontrarse la casa en el centro de Madrid. Las plantas son las encargadas de conceder privacidad. El suelo de tarima de exterior pone la nota cálida con la comodidad de un material que soporta bien las inclemencias.

Una zona de bar en la primera planta
Esta zona de bar queda frente a la zona de relax, lectura y música, que veíamos que quedaba sobre la cocina, en la primera planta. Se diseña en sintonía con el mobiliario y los colores de la cocina -a la vista en la planta baja- y es el espacio perfecto para recibir a invitados y complementar el espacio social. El negro y el ladrillo visto no faltan en este rincón dedicado al vino.

El dormitorio principal, con salida a la terraza
Ya hemos mencionado que esta construcción cuenta con varias zonas de terraza. A ellas se accede desde distintos ambientes. En el caso del dormitorio principal, tiene conexión con un espacio al aire libre. El ambiente aquí diseñado es cálido y armónico, al tiempo que luminoso. "Mantuvimos una paleta de colores neutros e incorporamos un arrimadero de listones de madera, que además de cumplir la función de cabecero, añade textura al espacio. Los toques en negro aportan carácter y equilibrio, mientras que los detalles musicales le dan un toque personal muy especial a la estancia", indican desde Annanké Interiorismo.

El cuarto de invitados en gris y verde pardo
Una de las estancias se destinó a habitación de invitados. Un espacio sencillo, pero confortable para el que se optó por un toque de color verde apagado y gris. La cama se apoya en una pared en tono gris imperfecto y se viste con textiles más luminosos en crema y verde. A cada lado de la cama no hay mesitas de noche, sino dos lámparas de techo. Se completa el conjunto con un rincón con butaca mecedora y mesa auxiliar.

Un especial dormitorio infantil
"Uno de los espacios más especiales del proyecto fue la habitación infantil, donde los pequeños participaron activamente en el proceso de diseño, aportando sus preferencias y creando un ambiente verdaderamente personal", indican desde el estudio. Para maximizar la funcionalidad sin sacrificar la estética, se diseñó mobiliario a medida "que incluye un armario de almacenaje y una zona de escritorio con dos asientos, ideal para que los niños puedan utilizarla cómodamente. La integración de estos elementos permitió optimizar el espacio y mantenerlo ordenado sin perder su carácter lúdico", añaden desde Annanké Interiorismo.
Sobre una base neutra, aparecen los colores (azul, amarillo y rosa), que reflejan la personalidad y vitalidad de los pequeños de la casa. En las paredes, el revestimiento de Orac Decor se combina con un alegre papel pintado de efecto confeti, sobre el que apoya la litera.