Una cubierta biosolar es mucho más que la simple combinación de techos verdes y paneles solares. La sinergia de los sistemas debe mejorar su rendimiento, motivo por el que las cubiertas biosolares son una solución clave en la arquitectura sostenible, reduciendo el impacto ambiental de los edificios y promoviendo ciudades más ecológicas. Nos habla de todo ello Silvana Amézquita, fundadora de la empresa de azoteas verdes ADDGREEN Project (addgreenproject.com) y consultora técnica para ZinCo Cubiertas Ecológicas.

¿Qué son las cubiertas biosolares?
Las cubiertas biosolares combinan paneles fotovoltaicos con techos verdes para potenciar sus beneficios. La vegetación mejora el rendimiento de los paneles al reducir la temperatura ambiental, mientras que estos generan energía limpia, creando un equilibrio que favorece la eficiencia energética y la biodiversidad.
La integración de vegetación con una instalación fotovoltaica optimiza el uso del espacio disponible en edificios, porque ya no es necesario elegir entre un sistema u otro y descartar los beneficios de uno, sino que podemos aprovechar el espacio e integrar ambos sistemas para obtener todas las ventajas de ambas técnicas. Silvana matiza, que “a diferencia de una simple superposición de paneles solares sobre vegetación, un verdadero techo biosolar está diseñado para maximizar la biodiversidad, mejorar la eficiencia energética y contribuir a la sostenibilidad urbana”.
En la propuesta un proyecto ejecutado por Soprema Iberia, empresa especialista en soluciones sostenibles para la impermeabilización y el aislamiento.

Cuatro beneficios clave de las cubiertas biosolares
Las cubiertas biosolares, que combinan una cubierta verde con paneles solares, son constituyen un compendio de eficiencia energética y mejoras medioambientales. La experta nos resume sus ventajas en estas cuatro claves:
- Mayor eficiencia en la producción de energía solar: la vegetación, durante sus procesos naturales, como la fotosíntesis y la evapotranspiración, consume energía del ambiente en forma de calor reduciendo la temperatura en la cubierta, lo cual mejora el rendimiento de los paneles solares.
- Aumento de la biodiversidad urbana: los paneles solares crean zonas más húmedas y con sombra, lo cual aumenta la diversidad de hábitats para insectos, aves y otras especies, contribuyendo a la restauración ecológica.
- Mejora de la calidad del aire: las plantas de los techos verdes filtran contaminantes, capturan partículas en suspensión y producen oxígeno a través de la fotosíntesis. Además, absorbe CO₂ al fijarlo en su biomasa, reduciendo la concentración de este gas en la atmósfera.
- Optimización del espacio urbano: la combinación de estos sistemas maximiza el uso del techo al integrar energía renovable y vegetación sin necesidad de excluirse la una de la otra. Esto permite aprovechar al máximo las azoteas, que a menudo quedan infrautilizadas, convirtiéndolas en espacios multifuncionales que contribuyen tanto a la sostenibilidad ambiental como a la eficiencia energética.
El proyecto de la propuesta es una colaboración entre EixVerd y Et Posem Verda en un edificio en Barcelona ciudad.

‘Win win’: la estrategia ganadora
¿Cómo surgió la idea de integrar estos dos sistemas en la arquitectura sostenible? Silvana responde: “nació como una solución innovadora para optimizar el uso de las cubiertas en entornos urbanos densamente edificados. Ante el creciente impulso a la producción de energía solar, los desarrollos inmobiliarios empezaron a priorizar las instalaciones fotovoltaicas, excluyendo cualquier otra posibilidad de uso en la azotea. Ante esta amenaza de ‘monopolizar’ el uso de los techos con instalaciones fotovoltaicas y penalizar la naturalización, comenzaron a surgir iniciativas para integrar ambos sistemas y evitar que fueran excluyentes entre sí”.
De este modo, con el crecimiento de las ciudades y la necesidad de infraestructura sostenible, arquitectos y urbanistas empezaron a experimentar con tecnologías que combinaban eficiencia energética y estrategias basadas en la naturaleza, dando lugar a las cubiertas biosolares.

Diferencias clave entre un techo verde tradicional y una cubierta biosolar
Las cubiertas verdes y las biosolares son soluciones sostenibles para mejorar el rendimiento ambiental de los edificios, pero presentan disparidades significativas en sus propósitos y beneficios. Mientras que una cubierta verde se centra en la mejora térmica y ecológica, una cubierta biosolar combina estos beneficios con la producción de energía renovable mediante paneles solares.
Por otra parte, aunque no menos importante, las cubiertas biosolares no solo ofrecen espacio para vegetación, sino que también promueven una mayor biodiversidad, al generar condiciones más diversas y especializadas debido a los microclimas generados gracias a las placas fotovoltaicas. La sombra dichos paneles y la variación de humedad entre diferentes áreas de la cubierta, ocasionada por la escorrentía del agua de lluvia que cae frente a ellos, generan una diversidad de microhábitats y, por lo tanto, un ecosistema más diverso. Es por esto por lo que los techos biosolares permiten una mayor diversidad en la proliferación de polinizadores como abejas y mariposas, así como de aves y otros insectos que encuentran refugio en la cubierta.
El complejo residencial y comercial Gibraltar Eurocity, que vemos en la imagen superior, incluye cubiertas biosolares.

La vegetación, sinónimo de más energía solar
Los paneles contribuyen a generar una mayor diversidad y, ¿a la inversa? ¿La presencia de vegetación mejora la producción de energía solar en la cubierta? Sí, pues como detalla Silvana, los paneles solares alcanzan su eficiencia máxima a 24º C y cuando las temperaturas superan este umbral, los paneles suelen sobrecalentarse y su rendimiento empieza a disminuir. En los días calurosos, las cubiertas convencionales pueden llegar a temperaturas de hasta 70º C, reduciendo la producción de energía. La presencia de vegetación mitiga el calor, permitiendo que los paneles operen en condiciones óptimas durante más tiempo, aumentando su producción energética.
La experta da esta cifra: “diversos estudios han demostrado que este efecto mejora la producción energética en un 3,6 %, en comparación con paneles instalados en cubiertas convencionales”.

Desafíos técnicos al diseñar una cubierta biosolar
La fundadora de ADDGREEN Project, empresa especializada en el diseño y la construcción de techos verdes, explica las tres principales dificultades de planificar y mantener las cubiertas biosolares:
- Diseño de instalación y sistema de montaje: se recomienda un sistema lastrado, es decir, aquel que utiliza el mismo peso de las capas de la cubierta verde para asegurar y estabilizar los soportes donde se colocan los paneles. De esta forma, no es necesario perforar la impermeabilización, evitando la creación de puntos críticos. Además, los paneles deben contar con suficiente separación entre sí para permitir el paso de la radiación solar a ciertas áreas e incentivar la diversidad de microhábitats. Un diseño óptimo debe evitar la competencia por recursos y garantizar tanto la producción de energía solar como el crecimiento de las plantas.
- Mantenimiento: es necesario prever medidas de seguridad para realizar las tareas de mantenimiento tanto de los paneles como de la vegetación, la cual debe controlarse en su crecimiento para evitar sombras y obstáculos para la producción energética.
- Accesibilidad: la cubierta biosolar debe ser accesible de manera segura para el personal especializado en el mantenimiento. Sin embargo, debe restringirse el acceso al público en general para evitar manipulaciones no deseadas en la instalación fotovoltaica.
En la imagen superior el proyecto lo ha hecho y ejecutado ZinCo Cubiertas Ecológicas.

Cubiertas biosolares en edificios ya construidos
Para instalar una cubierta biosolar en un edificio ya construido (de viviendas o con cualquier otro uso), se debe realizar un análisis estructural previo, que indique las cargas adicionales admitidas para determinar si es viable añadir el peso que supone este sistema. Este estudio determinará la viabilidad del proyecto y garantizará la seguridad de la construcción. Generalmente, en el expediente de obras del inmueble es posible encontrar planos y cálculos estructurales que proporcionan información sobre las cargas admisibles. Sin embargo, dado que se trata de una edificación preexistente, es recomendable realizar un análisis actualizado que pueda identificar posibles anomalías, patologías estructurales o debilitamientos que hayan surgido con el tiempo.
“En caso de que el estudio revele limitaciones en la capacidad de carga, existen estrategias para optimizar la distribución del peso y minimizar su impacto en la estructura. Entre ellas, se puede considerar la eliminación de elementos innecesarios que aporten una carga significativa, como baldosas o materiales pesados, y redistribuir estratégicamente las áreas con mayor peso en puntos estructuralmente más resistentes, como los perímetros del edificio y los núcleos de escaleras. De esta manera, es posible implementar un sistema biosolar sin comprometer la estabilidad de la construcción y asegurando su eficiencia a largo plazo”, afirma Silvana.

¿Existen bonificaciones para fomentar la implementación de cubiertas biosolares?
Silvana está al corriente de las que ofrece el Ayuntamiento de Barcelona para promover tanto las cubiertas verdes como las instalaciones fotovoltaicas de manera independiente.
Por otra parte, recientemente, la ciudad de Madrid ha lanzado su propio programa de incentivos para cubiertas verdes, conocido como el Plan de Azoteas Verdes. Este programa introduce incentivos urbanísticos que buscan fomentar la implementación de cubiertas naturalizadas.
No obstante, en el ámbito nacional, las iniciativas para fomentar la implementación de cubiertas biosolares son aún limitadas. La falta de programas de subvenciones específicos y de políticas claras dificulta la adopción generalizada de estas soluciones sostenibles.

Una reivindicación de las cubiertas biosolares
A medida que aumenta la conciencia sobre el impacto del cambio climático y la creciente demanda de energía, resulta evidente la necesidad de generar electricidad de una manera más sostenible y eficiente. En este contexto, la implementación de cubiertas biosolares surge como una solución innovadora y sostenible. Silvana es de la opinión de que “tanto en el presente como con una visión a largo plazo, las azoteas representan una oportunidad clave para maximizar el limitado espacio urbano, respondiendo simultáneamente tanto a la pérdida de biodiversidad y como a la producción energética, siendo esta más eficiente al combinarse con vegetación”.
La integración de la naturaleza con las energías renovables (en la propuesta, un proyecto de ZinCo Cubiertas Ecológicas) tiene el potencial de redefinir el diseño de las ciudades del futuro, promoviendo entornos urbanos más sostenibles y en armonía con el medio ambiente. Con el tiempo, las cubiertas biosolares podrían consolidarse como una norma dentro de la arquitectura, resolviendo desafíos urbanos críticos como el cambio climático y el fortalecimiento de la resiliencia energética de nuestras ciudades
Sin duda, en el actual contexto de emergencia climática, las cubiertas biosolares representan una respuesta integral: generan energía renovable, reducen el consumo energético de los edificios y combaten problemas urbanos como el sobrecalentamiento y la pérdida de biodiversidad. Además, son una herramienta clave en la descarbonización del sector de la construcción.