Hidden Hills es una exclusiva comunidad en Calabasas, California, con una riqueza por metro cuadrado mayor que Beverly Hills. Enclavada entre montañas y en un entorno natural lleno de rutas de senderismo y muchas otras para recorrer a caballo, es el hogar de multitud de celebridades del mundo del espectáculo y los deportes, como las Kardashian y Madonna.
Tina y Armen Odjaghian nos reciben en su casa de más de 1.000 metros cuadrados en un terreno de una hectárea. Tina es abogada y directora del bufete Odjaghian, especializado en ayudar a personas y familias que han sufrido lesiones cerebrales a consecuencia de accidentes. Le mueve el deseo de ayudar a las personas en el momento en que más lo necesitan. Muchos de sus clientes son trabajadores en situaciones complicadas: no hablan inglés, algunos no tienen documentación y tienen miedo por su estatus de inmigrantes. Su misión es luchar para que recuperen su salud y ayudarles a recomponer su vida.
Su dedicación al servicio de los demás va más allá de su trabajo como letrada: es miembro de la junta del departamento de Neurocirugía y Neurociencias de la UCLA, asesora a otras organizaciones sin ánimo de lucro y habla con regularidad en paneles educativos para motivar a mujeres y hombres jóvenes a esforzarse para alcanzar el éxito. Tina atribuye su éxito a los sacrificios de sus padres, que dejaron su próspera vida en su país para emigrar a Estados Unidos con el fin de que ella y su hermano pudieran tener la oportunidad de una vida mejor. Su marido, Armen, ejerció la odontología durante muchos años hasta dedicarse ahora a tiempo completo a gestionar la cartera inmobiliaria y los negocios de la pareja, que vive aquí con sus hijos, Charlie, de doce años, y Luca, de diez.
—Tina, ¿puedes contarnos tu historia?
—Nací en Londres, de padre armenio y madre de ascendencia india caldea. A los tres años, mi familia se trasladó a Irán, y a los cinco, tras la guerra entre Irán e Irak, mi familia emigró a Estados Unidos. Cuando llegamos, mi padre me dijo que no volveríamos porque ya no era seguro. Nos instalamos en el sótano de la casa de mi tía y yo trabaje en su floristería con mi madre, desde que tenía diez años, para ayudar a la familia a llegar a fin de mes, como primera generación de inmigrantes en Estados Unidos. Inmigrar a una edad tan temprana supuso un choque cultural y fue bastante difícil adaptarse. Mientras mi padre se marchó a trabajar a su país, mi madre trabajó conmigo en la floristería familiar para consolidar nuestras raíces en Estados Unidos.
"La sala de estar formal tiene un espejo ahumado de gran tamaño para compensar la chimenea con grandes losas de mármol desde el suelo hasta el techo"
—¿Y cómo te fuiste adaptando al país y a tu vida allí?
—Al terminar el bachillerato, estudié Administración de Empresas en la Universidad Estatal de California, Northridge, pero, cuando llevaba cuatro años, decidí que quería estudiar Derecho, por la promesa de un futuro mejor para mí y mis hijos. Trabajé muy duro para conseguir mi objetivo y dar un giro a mi carrera académica. Me gradué en la Escuela de Derecho de Loyola, en Los Ángeles, en 2003, y me uní al equipo de litigios en un bufete de abogados en Tarzana, California. Durante mis estudios de Derecho, trabajé en la oficina de mediación, ayudando a los más desfavorecidos a resolver conflictos, y también tuve la oportunidad de trabajar como secretaria de un juez de un tribunal federal, que se convirtió en mi mentor para toda la vida. Dos años después de graduarme, me independicé y abrí mi propio bufete privado.
—Una vida muy intensa a la que estás muy agradecida.
—Dado que mi madre trabajaba 100 horas semanales para mantener a la familia y mi padre llevaba 20 años fuera del país, atribuyo mi éxito final a la gracia de Dios y a los muchos mentores que me ayudaron a lo largo de mi camino. Desde entonces, he prometido hacer lo mismo por los demás y devolver el favor. Soy mentora habitual de jóvenes estudiantes y abogados, y un miembro activo de la comunidad, que dedica su tiempo y su dinero a la filantropía y a lograr cambios positivos a través de diversas organizaciones. Siempre he trabajado muy duro para que mis padres se sintieran orgullosos de mí y me siento muy afortunada de vivir su sueño americano junto a mi hermosa familia. Espero que mi vida inspire a otros a perseguir sus sueños y les muestre que el lugar donde se empieza en la vida no determina en modo alguno dónde se puede acabar con trabajo duro, dedicación y un poco de fe.
—¿Cómo conociste a tu marido y cómo formasteis vuestra familia?
—Conocí a Armen en el instituto. Él nació en Armenia y emigró a Estados Unidos a los cuatro años. Era el menor de tres hermanos y, junto a su familia, se instalaron en Glendale, California, donde yo acabé mudándome con mis padres, justo enfrente. Aunque nos conocimos en el instituto, no empezamos a salir hasta después de la universidad, cuando yo estudiaba Derecho y Armen, Odontología en la USC. Nos casamos poco después de graduarnos y empezamos de cero a construir nuestra vida juntos. Armen ejerció la odontología durante muchos años y se jubiló hace cinco para dedicarse a tiempo completo a los negocios y a ayudarme con mi bufete.
—Tenéis dos hijos, Charlie, de doce años y Luca, de diez. ¿Cómo es vuestra vida con ellos?
—A pesar de nuestras apretadas agendas, estamos comprometidos a estar presentes para nuestros hijos y darles la experiencia que no tuvimos como niños de orígenes muy humildes. Priorizamos el tiempo en familia sobre todo lo demás, es sagrado, y estamos presentes en todos los partidos de baloncesto y eventos escolares de nuestros hijos. Viviendo aquí, vamos de excursión todos los días por los senderos, disfrutando de la belleza y serenidad de este lugar, y desconectamos del ajetreo de la ciudad. También disfrutamos mucho agasajando a amigos y familiares y pasando tiempo de calidad en nuestra casa con la gente a quien queremos.
—Una casa que es espectacular, donde se nota todo el cariño que le has puesto en hacerla y decorarla.
—Sí, al entrar en la casa tienes una sensación de grandiosidad, ya que nos reciben dos enormes puertas de hierro forjado que conducen al vestíbulo, donde cuelga una lámpara chandelier gigante de casi dos metros, hecha especialmente, con el suelo de mosaico personalizado, de corte por láser con losas completas de mármol calacatta viola, negro 'markina' y verde jade, mi color preferido. Una imponente escalera realizada a medida conduce al segundo piso y, una vez pasamos la entrada, el resto del suelo está hecho de nogal canadiense, con el patrón de espiga y latón en las juntas.
—El comedor está inundado por la luz y lleno de flores.
—El comedor cuenta con un hermoso tapiz antiguo y sillas de terciopelo 'Kane' hechas a medida, y la sala de estar formal adyacente cuenta con sofás de terciopelo gris oscuro en forma de media luna, hechos a medida, y un espejo ahumado de gran tamaño para compensar la gran chimenea con grandes losas de mármol 'grigio carnico', que van desde el suelo hasta el techo. Esta estancia también tiene dos retratos de Marilyn Monroe y Audrey Hepburn en polvo de diamante, de Russell Young, edición de coleccionista, y una bonita alfombra marroquí de seda gris plomizo para completar el conjunto.
—¿Como quisiste las habitaciones?, ¿qué pensaste para su decoración?
—La segunda planta incluye los dormitorios, entre ellos, la gran suite principal, que abarca el dormitorio con papel pintado, una chimenea de mármol cristalino hecha a medida y exuberantes cortinas mecanizadas de terciopelo morado. El baño principal cuenta con hermosos suelos de mosaico de mármol, de Artistic Tiles, y una bañera de latón dorado, de Waterworks, a juego con todos los herrajes de latón y las lámparas. El armario principal es de aproximadamente 300 metros cuadrados de casilleros personalizados, madera maciza, ebanistería y algunas vitrinas de aluminio, para exhibir mi vasta colección de ropa de diseñador, bolsos y zapatos. La suite principal también incluye una sala glam separada para que yo pueda recibir a los proveedores de belleza, que incluye un lavabo, una encimera christaline retroiluminada y espejos profesionales, así como sillas de salón para que pueda tener mis sesiones y prepararme para los numerosos eventos a los que asisto sin necesidad de salir de casa.
—El jardín está estudiado para que no falte de nada.
—El jardín cuenta con una zona de barbacoa al aire libre, una gran piscina de color turquesa con azulejos, una zona de comedor adicional bordeada por cuatro grandes olivos y una bonita chimenea de mármol de gran tamaño al aire libre. Además de la zona de césped, plantas y flores, entre ellas, gran variedad de rosas, hortensias y árboles frutales, cuenta con un pequeño huerto, con tomillo, tomates, pepinos y otras verduras de temporada. La otra mitad del jardín está cubierta de césped artificial para que jueguen los niños, e incluye una zona para jugar la fútbol, una cancha de baloncesto y un minigolf. En el patio trasero hay una estructura secundaria construida para albergar un gimnasio de última generación, de 139 metros cuadrados, con sala de vapor y sauna.
"Soy mentora habitual de jóvenes estudiantes y abogados, y un miembro activo de la comunidad que dedica su tiempo y su dinero a lograr cambios positivos a través de diversas organizaciones"