El estudio de arquitectura, diseño e interiorismo R&V Arquitectura Interior ha transformado por completo los 86 metros cuadrados de esta vivienda, ubicada en el céntrico barrio de Indautxu en Bilbao. Se trata de un piso que pertenece a un edificio de los años 70, que debía responder a las necesidades de una pareja joven con un hijo. "El mayor reto fue lograr un área completamente abierta para salón, cocina y comedor, sin tabiques que interrumpieran la conexión visual y funcional", nos adelantan desde el estudio.

Una nueva distribución que potencia la luz y comunica espacios
Las intervenciones principales consistieron en rediseñar la zona de día para crear un espacio abierto que conectara el salón, la cocina y el comedor con la terraza; incorporar iluminación indirecta con canales LED y luminarias puntuales para crear ambientes cálidos; y renovar la carpintería, conservando el suelo de madera y sustituyendo puertas.
María González, interiorista de R&V Arquitectura Interior (www.reformasbilbao.es), explica que "la vivienda ofrecía un gran potencial tanto por su tamaño como por la disposición de las ventanas, que permitían una abundante entrada de luz natural. Con el objetivo de maximizar la sensación de amplitud y luminosidad, propusimos una nueva distribución que eliminara barreras visuales y estructurales".
La prioridad del cliente era contar con una zona de día abierta y despejada, por lo que diseñamos un espacio fluido y sin obstáculos que aprovechara al máximo la luz y la amplitud de la vivienda. Antes de la intervención del estudio, este piso presentaba una distribución típica de las viviendas de los años 70 con zonas de paso marcadas, dos entradas separadas y mucha compartimentación.

Equilibrio entre lo 'vintage' y lo contemporáneo
Esta es la nueva imagen del salón, luminoso y con una decoración muy personal que es la seña de identidad del interiorismo de todo el proyecto. Los guiños al estilo vintage están muy presentes, algo que marca la tendencia en decoración este año 2025. "El estilo de la vivienda es fresco y luminoso, combinando mobiliario vintage de los años 60 y 70 con piezas modernas, que incorporan color y personalidad", señalan los responsables del proyecto. Con estos guiños, se ha logrado un equilibrio entre lo vintage y lo contemporáneo, que resulta muy atractivo. El mueble del televisor es un diseño inglés en madera de teca. La butaca es el modelo Rolly Poly de Driade.

Transición con estilo
María González, interiorista de R&V Arquitectura Interior, detalla que "la distribución original contaba con un hall de entrada pequeño y poco iluminado, un salón-comedor de dimensiones reducidas, una cocina independiente, tres dormitorios y dos baños. Además, la ubicación de uno de los baños afectaba la continuidad de la zona de día, dividiendo los espacios de manera poca práctica.
Para mejorar la funcionalidad del espacio, se llevó a cabo una reforma integral, eliminando toda la tabiquería para redefinir la distribución. Se diseñó un nuevo esquema con un eje central en la zona de día, logrando un ambiente abierto y fluido". Esta es la zona de transición entre salón y comedor-recibidor. El suelo de madera es el original de la vivienda, al que se le realizó un tratamiento de aclarado, acuchillado y barnizado. El espejo es italiano de 1970.

86 metros cuadrados muy bien aprovechados: las claves
Quizá convertir la cocina en el corazón social de la vivienda es una de las claves principales que han logrado que los metros de esta vivienda se multipliquen. También, por supuesto, la conexión entre los espacios que ya hemos detallado, puesto que se ha redefinido la experiencia diaria. De hecho, esto queda muy expuesto en la zona de día, donde la cocina, el comedor, el recibidor y el salón se fusionan en un ambiente abierto y sin barreras.
"Otro aspecto fundamental del encanto de este piso fue la elección del mobiliario", señalan desde el estudio: "Se dio prioridad a piezas con historia y valor artesanal, minimizando la compra de nuevos elementos y apostando por un enfoque sostenible". En el recibidor, junto a la puerta de entrada destacada por el mural, un mueble vintage de madera de teca.

Un comedor único con una atractiva mezcla de piezas
"El mobiliario de toda la vivienda responde a una mezcla cuidadosamente seleccionada de piezas reutilizadas de distintas épocas creando un equilibrio entre historia, color y diseño", indica la interiorista María González. Por ejemplo, la mesa del comedor es un diseño de los años 80 con base lacada en negro y tapa de mármol Carrara. Se acompaña de sillas, todas distintas entre sí, que rompen con la uniformidad y añaden dinamismo al conjunto. Aquí está la silla en color rojo Universale de Kartell diseñada por Joe Colombo en los años 70.

Cocina abierta
Al fondo de la zona social queda la cocina abierta, resuelta con originalidad en el espacio. Los muebles combinan tonos neutros con detalles en madera de roble. Se introduce discretamente el negro. También se ha jugado en el diseño con muebles que llegan hasta el suelo y techo, otros que no, y estantes. La organización aprovecha al máximo las paredes con muebles adosados en U y una península que delimita la zona de trabajo y se convierte en barra con taburetes. Sobre esta, un estante abierto que pende del techo. El mobiliario de la cocina es de Arrital. Los taburetes de madera de roble y piel natural son de Berenis Madrid.

Con una despensa y cuarto de lavado ocultos
En esta comparativa de imágenes de la cocina se ve cómo una de las puertas verticales junto a los electrodomésticos en columna, microondas, horno y cafetera) marca el paso a un pequeño cuarto anexo que se convierte en cuarto de lavado y despensa. ¡Un extra de almacenamiento! La zona de lavado queda delante de la ventana doble, únicamente con muebles bajos.

La zona de cocinado
Este es el frente opuesto al de la ventana en la cocina, donde se diseña el espacio de cocinado con la placa centrada en el espacio y un pequeño fregadero de apoyo en esta zona que evita el recorrido para lavar las manos, por ejemplo. El frente de la izquierda es de fondo reducido, pero suma almacenaje y se completa en la pared con estantes corridos. A la derecha, la columna oculta el frigorífico integrado.

El dormitorio principal
En este espacio el color es protagonista con un papel pintado en color azul marino que se prolonga a media altura en el frente del cabecero, rematado con una moldura. La composición de láminas aporta movimiento y color. También se aprecia aquí el rodapié alto, lacado en un tono verdoso, a juego con las puertas de la vivienda. Junto a la cama, el contenedor Componibili de Kartel, los apliques Teti de Artemide y una ligera butaca que introduce el color naranja.

Con armarios y baño integrado
"Para la elección de los colores para las puertas y el pasillo, teníamos claro que queríamos elegir algo distinto, alejándonos de lo convencional. Las puertas en verde menta aportan un carácter especial a la vivienda", explican desde R&V Arquitectura Interior. El frente al pie de la cama se aprovecha con un armario diseñado de lado a lado con puertas en tono neutro molduradas con tiradores de perilla en negro. Al fondo, el acceso al baño.

En blanco y negro, con mucha textura y un techo llamativo
Este baño está ubicado dentro de la habitación principal. "Quisimos darle un toque especial empapelando el techo y la parte superior de las paredes con un papel pintado con motivos vegetales", indica la interiorista del estudio. El plato de ducha en mármol Carrara y la encimera del lavabo en el mismo acabado se combinan con azulejos rectangulares esmaltados en blanco con juntas oscuras. El contraste lo pone, además del techo, el lavabo sobre encimera, elaborado a mano por un marmolista en mármol negro Marquina.

La habitación de estudio y trabajo
Un espacio funcional en el que el interiorismo marca la diferencia. En la misma línea que el resto de la vivienda, aquí los guiños a los años 60 y 70 están presentes. El papel pintado con efecto tejido para las paredes aporta mucha calidez y calma al ambiente. Sobre la mesa de trabajo destaca una estantería icónica: String. De nuevo, la composición de la pared a modo de exposición con distintas láminas de varios tamaños es la encargada de dinamizar.

Un baño con luz natural y azulejos en tonos verdes
"Los cuartos de baños originales eran muy oscuros; uno de ellos carecía de luz natural, y ambos estaban completamente revestidos con azulejos cerámicos muy oscuros, en tonos ámbar, muy característicos de los años 70", recuerda la interiorista. En este segundo baño de la casa, se amplió el espacio hacia una pequeña ventana de patio que permite la entrada de luz. La distribución ahora mejora la movilidad.
Al fondo queda la ducha -con un plato de ducha a medida en mármol Macael-, en primer plano el mueble del lavabo -con encimera en mármol verde intenso- y entre ambos elementos, el inodoro suspendido de cisterna empotrada. Para el revestimiento, se eligieron azulejos de formato pequeño en tonos verde turquesa, combinados con otros de gran formato con efecto marmolado blanco. Sobre el lavabo, un detalle que aporta calidez, empapelado con un modelo de efecto tejido.