Jardín sostenible en Jávea (Alicante)© Juan Serrano Corbella para Jardín Sostenible

Paisajismo

Más allá del diseño: cómo cuidar la evolución natural de tu jardín

Víctor Mesa, fundador de Paisaje Positivo, revela que la presencia de un paisajista es importante durante algunos años para realizar necesarios ajustes


1 de marzo de 2025 - 12:00 CET

El jardín es un ecosistema vivo y evoluciona con el tiempo. Por este motivo, conviene que el paisajista no concluya su trabajo tras el proyecto de diseño y la plantación de las especies vegetales. Lo cuenta en detalle en esta entrevista Víctor Mesa, paisajista y fundador de Paisaje Positivo (paisajepositivo.com), una empresa cuyo objetivo principal es que las zonas verdes impacten de manera positiva en el entorno y en quienes las disfrutan.

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

111
                                                                 
Jardín naturalizado© Paisaje Positivo

Paisajes en evolución constante

Un proyecto de paisajismo no se da por terminado después de la plantación. Estas son las razones que expone Víctor: no podemos olvidar que los paisajistas trabajan con seres vivos, es decir, con la pura incertidumbre y lo imprevisible. Si el objetivo es crear un espacio verdaderamente vibrante y repleto de vida, hay que estar dispuesto a aceptar el cambio como esencia del proyecto. Las plantas harán suyo el lugar (queramos o no) y, con toda probabilidad, el proyecto se verá sutilmente modificado por la biología de nuestra comunidad vegetal. 

“Si somos buenos profesionales y contamos con la confianza del cliente, será imprescindible moldear y afinar con delicadeza lo que la comunidad vegetal nos sugiere. Por ello, siempre recomendamos a nuestros clientes servicios de supervisión y ajuste de las plantaciones al menos durante los tres primeros años”, comenta el experto. 

El proyecto de la propuesta, un jardín naturalizado en la sierra de Madrid, lo firma su empresa, Paisaje Positivo.

211
                                                                 
© Wilfried Overwater / thejoyofplants.co.uk

Ajustes durante los primeros meses tras la plantación

Al inicio, hecha ya la plantación, hay que procurar un buen establecimiento de los ejemplares. Para ello es fundamental calibrar correctamente la programación del riego, asegurándose de no quedar cortos ni excederse, para lograr el éxito en el establecimiento de las plantas. 

“Las primeras semanas son determinantes, pero no hay que temer: si tenemos el ojo entrenado, las plantas nos indicarán con claridad qué necesitan”, afirma Víctor.

Otro aspecto que se suele ajustar es la exposición. Durante el proceso de diseño, podemos haber pasado por alto la falta de sol directo en un rincón o, por el contrario, una zona con más sombra de la esperada. En ese caso, no debemos dudar en reubicar las especies; si se hace a tiempo, sufrirán menos estrés que si lo descubrimos tras la primera temporada.

311
                                                                 
© Pascal Bullan / Unsplash

Observar el comportamiento de las plantas

Es crucial fijarse en el crecimiento y el comportamiento de las plantas durante el primer año tras la plantación. Según expone Víctor, “la observación en el jardín se parece mucho a la atención que prestamos a nuestros hijos en la familia: si pierden peso, les cambia el carácter o adoptan hábitos desconocidos, nos preocuparíamos, ¿verdad? Con las plantas sucede algo similar. A mí me gusta vigilar el hábito de la planta, que no es más que la forma natural que tiene de desarrollarse en su hábitat. Cuanto más se parezcan a sus primas silvestres, mejor”. 

Este es un ejemplo: la santolina (Santolina chamaecyparissus; en la imagen) en el monte es una especie ultracompacta debido a la pobreza de los suelos, la escasez de agua o la herbivoría esporádica. Si en nuestro jardín comienza a desarrollar tallos larguísimos y caídos, sabremos que el sustrato y el régimen de riego deben revisarse. Luego están los signos más evidentes, como la aparición de plagas (más habituales en la temporada estival), la clorosis en las hojas o la muerte prematura de las flores.

411
                                                                 
© Tanaka Juuyoh / PxHere

En jardinería, la paciencia es un ‘plus’

Las plantas son seres vivos y como tales, no siempre prosperan como desearíamos, ¿qué decirles a clientes impacientes? “Que las plantas llevan millones de años sabiendo exactamente qué hacer y cuándo hacerlo. Una de las estrategias más sorprendentes de nuestras compañeras en el jardín es equilibrar, según la época del año, el crecimiento entre la parte aérea y la subterránea. Es posible que tu lentisco (Pistacia lentiscus; en la imagen) pase dos años produciendo solo tres o cuatro tímidas hojas por temporada, pero lo que no ves es que sus raíces se están desarrollando vigorosamente para anticiparse a posibles situaciones de estrés”, revela el paisajista de Paisaje Positivo. 

Ten en cuenta que si te impacientas es porque desconoces que, en el mundo vegetal, no todo es visible. En jardinería, la espera siempre tiene una recompensa extraordinaria.

511
                                                                 
© Paisaje Positivo

Desafíos para el mantenimiento de un paisaje sostenible

En su experiencia personal Víctor confiesa que lo más difícil es lograr que el cliente se convierta en tu aliado. “Si consigues esto, lo tienes todo”. 

Hacer pedagogía sobre lo que significa un paisaje sostenible es imprescindible. Venimos de un modelo que concebía el jardín como un espacio que debía mantenerse limpio, dominado, estático y que siempre respondía de la misma manera a un tratamiento estándar. Este modelo choca frontalmente con la idea de un jardín resiliente y ecológico. Debemos asumir que el jardín es un sistema en el que flora y fauna trabajan juntas en armonía y que está en constante cambio. Esa es su belleza.

Paisaje Positivo firma el jardín de la propuesta. Un jardín resiliente y sostenible que se ha diseñado para perpetuarse por sí mismo y posee una capacidad de prosperar independiente del jardinero (aunque se siga plantando, desherbando o cambiando algunas cosas). “Se trata de convivir con el jardín como un ecosistema, en lugar de verlo como algo que debamos someter”, prosigue el paisajista.

611
                                                                 
© MPB Estudio Paisajismo

En tiempos de alerta climática…

La nueva situación climática obliga a repensar los diseños a todos los niveles. “Nuestra obligación como paisajistas es anticiparnos a las previsiones que hay para el futuro sobre todo en la elección de las especies botánicas que configurarán el diseño. De esto dependerá que el mantenimiento sea mucho menos costoso e intensivo. En términos del manejo del jardín tenemos que entrenar a las plantas para resistir el estrés hídrico, respetar todos los ciclos fenológicos [sucesión de cambios en la morfología, fisiología y comportamiento] de las especies para que estas puedan poner en marcha sus propias habilidades y adaptaciones y, por otro lado, cuidar y proteger la biología del suelo”, explica Víctor.

Así pues, cultivar un jardín resiliente no es un proyecto con un principio y un final, sino un proceso continuo, casi infinito. Aprender a vivir con recursos limitados durante ese proceso es el verdadero reto. En la imagen superior un jardín en Málaga creado por Marta Puig de la Bellacasa.

711
                                                                 
© Juan Serrano Corbella para Jardín Sostenible

¡El fomento de la biodiversidad en el jardín es irrenunciable!

En palabras de Víctor, deberíamos aspirar a que, en nuestros jardines, reine la complejidad, la vida prospere y todo siga en movimiento, estación tras estación. La biodiversidad aporta equilibrio y resiliencia a nuestro espacio exterior.

El control de plagas lo ejercen los depredadores que habitan el jardín; la fertilización está garantizada por un suelo repleto de vida, y la belleza se ve favorecida por los cambios estacionales y por plantas que exhiben sus mejores atributos en una sucesión planificada.

“Imagina un jardín en el que gran parte de la superficie esté dedicada a los rosales, tan apreciados en España; debemos asumir que habrá varios meses al año en los que esa zona tendrá poco interés. En cambio, con un diseño de plantación biodiverso, la estética no descansa nunca”, expone el paisajista.

Un paisaje biodiverso estará ecológicamente conectado con su entorno y, a la larga, será mucho más duradero que aquellos en los que intervienen menos especies. Un ejemplo de ello es el proyecto de la propuesta, un jardín en Jávea (Alicante) que firma Jan Jacob van Eijle, de Jardín Sostenible.

811
                                                                 
© Romana Ella Placek / Oooox

La labor del paisajista

El diseño original debe adaptarse con el tiempo para mantenerse sostenible, ¿de qué manera? En el jardín, lo que hacemos en un año tiene efectos y consecuencias en lo que ocurre al siguiente. Es como una especie de flujo constante que varía dependiendo de muchos factores. De modo que el trabajo del paisajista que supervisa no es interferir ni interrumpir ese flujo, sino, de hecho, fomentarlo al máximo posible. Víctor comenta: “tenemos de estar abiertos a lo que ocurra; habrá plantas que decaigan, otras que conquisten espacios inesperados, materiales que mejorarán con el tiempo o zonas de uso infrautilizadas. Si examinamos con cuidado todos los acontecimientos en el jardín podremos tomar decisiones para favorecer la sostenibilidad a largo plazo”.

El proyecto de la propuesta, de Oooox, es un jardín canario ubicado en la isla de Lanzarote.

911
                                                                 
© Simbiosi Estudi

Cuidar la salud del sustrato

Cuidar del sustrato es algo importante, no cabe duda, pero para Víctor no se trata tanto de monitorear como de evaluar correctamente las características del suelo con el que contamos y determinar qué enmiendas son necesarias en la fase de construcción.

Tras la implantación de las especies y una vez entregado el jardín, es un buen momento para establecer dos estrategias en el cuidado del suelo:

  1. Protegerlo, lo que se puede hacer de dos maneras: con una cobertura vegetal del 100 % o con acolchado (el paisajista recomienda un acolchado mineral de unos 10 cm).
  2. Dejar el suelo tranquilo, es decir, intervenir lo mínimo posible, evitar la compactación a toda costa y permitir que desarrolle su propia microbiología y cadena trófica.

Un acolchado mineral es el que presenta este jardín de cactus, diseño de Simbiosi Estudi.

Si nuestro suelo está repleto de vida, la nutrición de nuestras plantas estará asegurada, lo que nos permitirá ahorrar en fertilizantes de síntesis. Además, el suelo es un gran aliado para la sanidad vegetal: muchos de los hongos que se establecen en un suelo sano y biodiverso actúan como barrera frente a patologías comunes en jardines mantenidos de manera convencional.

1011
                                                                 
© Nacho Uribesalazar / Casa Decor

La belleza del cambio

En un paisaje bien diseñado, todo está en constante diálogo: la vegetación, el agua, los caminos... La vegetación crece, se adapta y puede tomar caminos sorprendentes; el agua moldea el suelo y crea microclimas; los senderos, aunque parecen fijos, cambian con el uso. Nada es estático.

Por eso, “hay que ser flexibles. Reparar aquello que sea estrictamente necesario, modificar trazados o replantar algunas zonas y no tener miedo en consultar al profesional que diseñó tu espacio. Nosotros tenemos excelentes relaciones con clientes a los que les hicimos el jardín hace más de cinco años”, afirma el fundador de Paisaje Positivo.

1111
                                                                 
© Paisaje Positivo

El jardín ecológico, el jardín que necesitamos

Víctor reivindica la jardinería sostenible, de hecho, explica que “no es necesario invertir grandes recursos para lograr algo bello y sostenible a largo plazo, sino actuar con sensibilidad, sentido común, audacia y rigor técnico. En nuestro ADN llevamos una vocación naturalista: amamos lo que hacemos e intentamos que nuestras intervenciones aporten valor desde el punto de vista ecológico”.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.